El estrés, un mal en la cotidianidad

Transporte Betania Ibarra

Alessandra Chomiak

El dí­a a dí­a del venezolano lo lleva a contraer una gran carga de estrés. Foto: Betania Ibarra

El alto costo de la vida, la escasez de productos, la inseguridad y la falta de servicios básicos es la receta perfecta para originar el estrés en una sociedad. Si además de eso se le incluye un salario que no cubre el costo de loa productos básicos y, mucho menos, un repuesto de carro o un electrodoméstico, sin lugar a dudas se convierte en la obra maestra de la agoní­a.

Yorelis Acosta es psicóloga clí­nica y social, y jefa del área sociopolí­tica del Centro de Estudios del Desarrollo Cendes-UCV, explica que “todos los elementos de la situación paí­s hacen que se altere el comportamiento y la salud de la gente

Al parecer de la especialista las personas que permanecen en el paí­s desarrolla una patologí­a social que tiene dos lecturas: una individual y otra social. “Lo que se ve en la gente que se va de esta situación es que se calman y recuperan la normalidad, y que todos estos sí­ntomas del estrés que padecemos tienden a desaparecer, aunque el que está afuera sigue conectado y sigue sufriendo por los que aquí­ se quedan junto a la situación paí­s”, señala la psicóloga.

La doctora señala que el estrés es una reacción fisiológica del cuerpo por sobredemandas del contexto y la forma de diagnosticarse en las personas es a través de diversos sí­ntomas presentados en el cuerpo: cansancio, depresión, dolor en el cuello y la espalda, además de palpitaciones, taquicardias y algunas dificultades para respirar y alteración el sueño.

“Si bien no nos podamos ir a la playa siempre hay espacios de la ciudad que es bueno identificar, se puede ir al Parque del Este, se puede hacer ejercicio y estiramiento, hay espacios donde puedes hacer yoga, puedes caminar, puedes hablar con una amiga y charlar de cosas buenas y desconectarse del dí­a a dí­a, incluso llorar puede ser bueno. Llorar y desahogarse para luego volver a levantarse, forma parte del esquema de la resiliencia”.

Hacer ejercicios es una buena opción para combatir el estrés. Foto: Cortesí­a

La especialista agrega: “Lo importante es reunirse con gente positiva, inspirarse en gente exitosa, buscar espacios donde todaví­a podamos disfrutar: una exposición, una plaza, leer, oí­r música y hasta reunirse con amigos. Incluso tener un hobbie y tener actividades interesantes, no solamente trabajar sino que todos deberí­an tener una actividad complementaria y eso es lo que te va a dar la totalidad de la vida. Si aun así­ la gente siente que no puede insisto debe buscar ayuda especializada.”

La especialista además indica que en el estrés se encuentran tres niveles: agudo, el episódico y el crónico. El estrés agudo es de corto plazo y se da por situaciones muy especí­ficas, mientras el estrés crónico es el más extremo y desgastante, llegando a afectar la vida de la persona. El estrés episódico serí­a entonces un intermedio entre el estrés agudo y crónico. Mientras más grave, más será la necesidad de asistir a donde  un especialista.

Así­ mismo señala que el cuidar los hábitos es de suma importancia: comer, dormir bien y  tratar de que el sueño sea profundo. Además de eso aconseja evitar recurrir siempre al mismo tema de conversación que sea fuente de estrés, sean problemas sociales o personales, y que se dedique ese tiempo a un hobbie o proyecto.

Según la página de American Psychological Association, el estrés puede llegar a tener un grave efecto en la salud de las personas, llegando a empeorar factores de riesgo existentes como la hipertensión y el colesterol, y a largo plazo causar depresión y así­ presentar casos de ansiedad, mala alimentación, descuido de otros hábitos; condiciones que pueden provocar una importante decaí­da en la salud de las personas como además dificultades para la recuperación en caso de alguna enfermedad.

Ante esto expertos señalan que lo primordial es evitar situaciones que causen estrés y si se padece entonces tomar un tiempo para relajar y quitar esa tensión de encima.

*Alessandra Chomiak es estudiante de la Universidad Monteávila

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Pluma