Mercedes González de Augello.-
Hace unas semanas, la sociedad española quedó conmocionada con la noticia del asesinato del pequeño Gabriel Cruz por la pareja de su padre. El caso, llamado Operación Nemo por el gusto del niño de 8 años hacia los peces, ocupó durante varios días la atención de la opinión pública del país y estuvo en las primeras planas de los periódicos y como noticia de apertura en todos los noticieros de las principales cadenas de radio y televisión.
Este acontecimiento coincidió con la clase de Sociología de la Comunicación de mis alumnos de tercer año, en la que trataba de explicarles cómo los medios de comunicación llegan a seleccionar entre los cientos de acontecimientos de un día, aquellos que se van a presentar como los mas resaltantes en las noticias y que se convierten, como explica Walter Lippman, en mapas que ayudan a las audiencias a interpretar la realidad.
Una de estas consideraciones son los criterios de noticiabilidad, es decir, aquello que hace que un hecho pueda ser noticia. Entre ellos, la novedad, la importancia, el interés que pueda despertar el acontecimiento, el número de personas a las que afecta, su espectacularidad y dramatismo, sus repercusiones. O dicho de una forma más ilustrativa en la famosa frase “que un perro muerda a un hombre no es noticia, pero que un hombre muerda a un perro, eso si que es noticia”.
En ese punto, los alumnos entraron en una reflexión, sobre el impacto y repercusión en la prensa y en la opinión pública que tuvo la desaparición y posterior asesinato del niño Gabriel Cruz y la poca o nula cobertura que en nuestro país se le da a la cantidad de menores víctimas de la violencia de cualquier tipo.
En Venezuela, los niños que sufren cualquier violación a sus derechos no tienen un nombre y apellido, no salen en las primeras páginas de los diarios, ni causan escándalo en la sociedad. Quizá son un número o una estadística que recoge algún estudio de una institución, como el informe anual Somos Noticia que realiza Cecodap, organización que trabaja en la promoción y defensa de los derechos de los niños y adolescentes (puede consultar el informe en el siguiente enlace http://www.cecodap.org.ve/descargables/derechosNNA/Informe_Somos_Noticia_2016.pdf).
Los datos arrojados por el estudio son desoladores. En el año 2016 se dieron 764 homicidios asociados a algún tipo de violencia social, sin sumar aquellos casos que nos fueron registrados en esta investigación, ya que la misma no abarca la totalidad de los hechos violentos ocurridos a nivel nacional. Esto, sin incluir los niños que mueren por desnutrición, por falta de medicinas o atención hospitalaria, por la falta de servicios básicos como agua o por enfermedades endémicas.
Pero no solo son los que mueren, también somos indolentes ante los que viven en la calle y no van al colegio, los que son usados para delinquir, los que son explotados laboral y sexualmente, los que sufren secuestros, los que son testigos de la violencia, en definitiva, todos aquellos a los que se les roba su inocencia y dignidad.
Todos estos niños no son noticia, no son titulares, no asombran a los periodistas, ni despiertan el interés de las audiencias; son como el perro que muerde al hombre, por lo común y cotidiano del hecho nadie los toma en cuenta.          Â
*Mercedes González de Augello es decana de la Facultad de Comunicación e Información de la Universidad Monteávila