Karla Zerpa.-
El Jardín Botánico de Caracas es una de las grandes joyas de Venezuela, pionero del concepto de preservación de la especie, por 59 años se ha constituido también en uno de los pulmones vegetales de Caracas, es el segundo en el mundo en ser Patrimonio Cultural de la Humanidad y hoy vive al acecho de la delincuencia, que menospreciando su grandeza, lo desvalija poco a poco.
Mario Salazar jefe de Cooperación y Relaciones Públicas del Jardín afirmó que la situación ha empeorado desde el año 2014, siendo el momento más critico este año, 2017, luego que se retiraran de las instalaciones un grupo de efectivos de la Guardia Nacional, a quien le habían encomendado la tarea de preservar al seguridad del lugar.
Salazar ha estado presente en el mencionado espacio por más de una década. “Tengo 12 años trabajando para la institución desde que se convirtió en Fundación Instituto Botánico de Venezuela. Dr. Tobías Lasser hasta que formó parte de la Universidad Central de Venezuela, en el año 2014”, indicó al momento que agregó que los hechos que más han afectado al Jardín Botánico son los robos que se suceden constantemente.
El funcionario recordó que hace unos meses cedieron el espacio del comedor a los funcionarios de la GNB para que patrullaran en el sector. Sin embargo, esa asistencia solo duró hasta abril de este año, quedándose sin resguardo y sin espacio para descansar, el cual condicionado como dormitorio para los funcionarios. “Al retirarse los delincuentes desvalijaron ese espacio”.
Actualmente, el lugar se encuentra destrozado, el área estaba compuesta por el cuarto (anterior comedor), baño y cocina, y, hoy en día, no hay ni las literas, ni la poceta y menos los bombillos. “No hay un espacio en el Jardín que no haya sido violentado por los delincuentes”, declaró Salazar.
Mientras que miembros del personal de limpieza aseguran que hasta las macetas y las bolsas de trabajo se las han robado, pasando por el material de limpieza. Explican que los robos son continuos y a todas horas.
“Mandé a coser unos zapatos para trabajar en el jardín y también se los llevaron”, se quejó Maritza, al momento de salir de las instalaciones en compañía de algunas de sus compañeras. “Nosotras somos el personal multiuso y con mucho orgullo”, afirmó al momento de señalar que ellos se desempeñaban en todo tipo de trabajo: limpian, preparan té y si tienen que trabajar en la recepción también lo hacen.
Por motivos de seguridad, en los actuales momentos gran parte de los trabajadores ejercen su labor medio día, Salazar aseguró que “se presume que los hurtos son llevados a cabo luego que el personal del Instituto se retira del mismo, es decir, a partir de las 4:30p.m. Nos enteramos al día siguiente al ver los rastros de las incursiones”
Hace un par de año la directiva del Jardín Botánico tenía las intenciones de cercar con una cerca doble T, similar a la que protege el interior del Tribunal Supremo de Justicia, sin embargo, los elevados costos de su instalación echaron para atrás estos planes. En esa oportunidad sabían con precisión que la frontera con Hornos de Cal y Las Acacias eran de los puntos más delicados.
Por su parte, Ana Huérfano, jefa de investigación, afirmó que el atrevimiento de los delincuentes los ha hecho penetrar el recinto mientras el personal sigue en su interior. “En una oportunidad entraron siete jóvenes y un sábado a las nueve de la mañana una empleada me llamó para avisarle que había tres hombres adentro. El único consejo que le di fue “salte’”.
La jefa de investigación recalcó que se han realizado 17 denuncias al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, al mismo tiempo que lamentó la terrible situación que atraviesa su lugar de trabajo. “En 19 años de trabajo es la primera vez que se vive una situación tan crítica, que lleva a suspender todas las actividades, debido a la falta de recursos”, otro de los problemas que afronta este espacio preservado a especies únicas en el país.
Huérfano recordó que el Jardín Botánico se encuentra sin luz desde el mes de mayo, cuando “dieron pérdida total al sistema eléctrico”. Asimismo el recinto perteneciente a la UCV no posee computadoras, aires acondicionados, bombillos, reflectores, tablero, y los vehículos de investigación se encuentran desvalijados, uno de ellos es el camión para la recolecta de los restos vegetales.
“Parte del personal se niega a trabajar bajo esas condiciones, pero la mayoría por el cariño y el respeto que sentimos por nuestro lugar de trabajo, seguimos adelante para no dejarlo morir”, afirmó Salazar.
Uno de los lugares violentados es el principal Herbario Nacional de Venezuela, fuente de información que contiene muestras de plantas originales, que son las primeras que se toman de cada una de ellas, testificó el jefe de operaciones. La temperatura generada por el aire acondicionado no deja que le caigan plagas y se dañen las muestras, al robárselo junto con la tubería de cobre donde pasa el refrigerante se corre el riesgo de dañarse, indicó Huérfano.
Para evitar que las muestras se dañaran y poder así mantenerlas a temperatura normal se embolsaron con naftalina, un químico conservante altamente tóxico. “También se robaron el servidor donde se introducen los datos del registro de las muestras” pero “se tiene un respaldo”, comentó la jefa de investigación.
Salazar reconoció que “las autoridades universitarias han manifestado su apoyo, sin embargo, el mismo no se ha materializado aún”.
Otro espacio violentado por los delincuentes que acechan el lugar es la biblioteca Henri Pittier, donde se encuentran libros valiosos y una obra de arte de Narváez, la cual se está dañando por su inadecuada conservación y la falta del mantenimiento debido.
Desde hace varios meses se inició una campaña para recaudar fondos en pro de este patrimonio, protector de más de dos mil 500 muestras de planta en un espacio de 70 hectáreas, y también el jardín dispuso del excedente de los viveros, y se están ofreciendo al público a módicos precios; es así, como se puede obtener bromelias, heliconias y  palmeras desde tres mil a 40 mil bolívares.
*Karla Zerpa ([email protected]) es estudiante de la Universidad Monteávila.Â
que tristeza, lo que hace la falta de cultura, Dios perdona pero la ignorancia, sin palabras…