Francelis Carupe/Emmily Sánchez
El casco histórico de Caracas es la muestra de lo que fue la primera provincia de Venezuela. Es situarse en el siglo XVI, cuando se fundó la ciudad, pero, 450 años después, ha quedado en el olvido. Algunas estructuras han sido demolidas, reconstruidas, remodeladas y otras sólo quedan en el recuerdo de aquellos que conservan la esencia de la tierra que los vio crecer.
Las casas coloniales y los monumentos arquitectónicos pasan desapercibidos para muchos, a pesar de que son lugares que están cargados de historia y de simbolismo para los caraqueños.
El sociólogo Trino Márquez manifiesta que la responsabilidad de mantener un casco histórico en las mejores condiciones es responsabilidad de la Alcaldía del municipio Libertador, “porque es allí donde transcurren los hechos que son irregulares”. Resalta que la cantidad de vendedores en las calles “hace que la visita de los peatones sea más inhóspita, de malestar y de desagrado”.
La inseguridad que se vive en el casco histórico es una de las causas por la que los ciudadanos no visitan el lugar. Chantal Valverde, residente de Cumbres de Curumo, recuerda que cuando era una niña iba a la Plaza Bolívar con su abuelo a escuchar las retretas. Rememora con mucha nostalgia esos momentos y asegura que hoy día sólo es posible ver las calles del centro con gran cantidad de buhoneros.
“Son determinantes para no ir al casco histórico, son los principales refugios de la delincuencia, no me dan confianza, ensucian el aspecto, son peligrosos, desordenados”, relata.
El arquitecto Francisco Pérez Gallego, profesor de posgrado de la Universidad Central de Venezuela, coincide en que los buhoneros no pueden estar en el casco histórico. Afirma que se debe generar una imagen positiva porque además del valor patrimonial es un potencial turístico.
Advierte que se deben mejorar los servicios de alumbrado público y de agua potable. “La recolección de desechos es fundamental en un centro histórico, no se pueden dejar conteiner de basuras para luego venir en la noche a recogerla. Hay que buscar la manera de que eso no impacte visualmente”, señala.
Este problema poco a poco ha deteriorado el patrimonio cultural. Caminar por las calles del centro de Caracas es encontrarse con conteiner y bolsas de basuras que resultan de desagrado para los visitantes. Una ciudad que día a día se desconoce.
Un problema “inaceptable”, a juicio del historiador Enrique Nóbrega, es que motos y carros circulen alrededor de la Plaza Bolívar. “Eso no puede ser, se prohibió y todavía pasa”, enfatiza. Asegura que los caraqueños merecen caminar seguros por las calles del centro de la ciudad, sin miedo a ser arrollados. “Cuando vas tranquilo, tienes tiempo de leer, tienes tiempo de oír, tienes tiempo de oler”, expresa.
Argumenta que cuando se controle la circulación, los usos comerciales y los buhoneros, los ciudadanos empezarán a disfrutar el centro. “En esa medida las personas comienzan a saber qué es lo que existe, por tanto lo conocen, por tanto lo cuidan”, apunta.
Las principales calles por donde circulan los carros y las motos son las que se encuentran por los alrededores del Palacio Federal Legislativo. Día a día se percibe cómo las autoridades irrespetan las normas. “Los policías motorizados se comen los semáforos o marchan a contraflujo, irrespetan el paso de los peatones”, destaca Márquez.
La Plaza Bolívar ha sido el estacionamiento de los organismos gubernamentales cada vez que hay actos políticos. Los grupos del oficialismo colocan sus carros y motos en la calle del Palacio Arzobispal y del Concejo Municipal, obstaculizando el transitar de los caraqueños.
Márquez manifiesta que “las autoridades legítimamente investidas para mantener el orden” se sienten con derecho a quebrantar la norma “y eso es muy grave porque esto va disolviendo la sociedad”.
Señala que es importante respetar las normas más sencillas, “esas que hacen que la vida cotidiana sea más amable y que uno se sienta parte de un tramado social civilizado, donde el hombre sienta respeto por el otro”.
“Yo que fui director de los Museos Bolivarianos y de la Casa Natal. Era una lucha poner una cadena para que la gente no subiera con carros y motos por esa calle de piedras”, recuerda Nóbrega.
 Monumentos coloniales
Pérez Gallegos explica que en el centro histórico compete hacer intervenciones que sean heterogéneas. “Debe predominar la restauración hacia aquellos edificios que tengan valores, pero también se pueden incorporar elementos de nueva arquitectura en aquellos donde hay carencia de valor”, sostiene.
Indica que hay muchas personas que tienen conciencia sobre el valor del centro de la ciudad, pero lamenta que otros no reconozcan su importancia histórica.
“Es una labor educativa que hay que hacer y seguir ejerciendo desde el niño que viene a la escuela primaria y se le van sembrando esos valores de llevarlos al Panteón Nacional, al Palacio Federal Legislativo, a la Catedral de Caracas”, comenta.
Argumenta que no solo se debe enseñar el valor de las infraestructuras, sino de los hechos históricos que ellos ejemplifican.
Valores culturales en decadencia
Oswaldo Tamara, habitante del municipio Baruta, y Trina María vecina de Catia, acuden al casco histórico cada 15 días. Manifiestan que es el lugar ideal para descansar después de una semana llena de trabajos y de compromisos. Cuentan que la frescura y el sonido de los árboles los llevan a visitar la Plaza Bolívar de Caracas.
Tamara dice que en algunas ocasiones las visitas al casco histórico las hace en compañía de su familia. Relata que ir con los niños siempre es una experiencia completamente diferente.
Sin embargo, ambos desconocen la historia y la mayoría de los monumentos arquitectónicos que allí se encuentran. Para ellos, la Plaza Bolívar, la estatua de Simón Bolívar y la Plaza El Venezolano resultan los sitios más importantes en el casco histórico, dejando atrás monumentos que han marcado la ciudad de los techos rojos.
Al igual que para muchos venezolanos, para estos caraqueños la Catedral, la Casa de Simón Bolívar, la Casa Amarilla, el Palacio Federal Legislativo y los teatros no son lugares que recuerden cuando una persona le menciona el centro de Caracas. La historia y la cultura arquitectónica no es un tema principal para ellos.
“Ahora no hay ningún problema en el casco histórico, yo lo veo todo bien”, sostiene María.
La arquitecto Beatriz Meza, profesora de la Universidad Central de Venezuela, asevera que los venezolanos “solemos ser bastante ignorantes en términos culturales”. Agrega que lamenta escuchar cuando una persona dice que un edificio “es viejo, cuando sólo tiene 30 años de haber sido creado”.
Considera que existe una falta de educación que se hace notable día a día. Insiste en que desde la escuela se debe enseñar el amor hacia la arquitectura porque es parte “de nuestro patrimonio, es una herencia que nos permite entender fácilmente de dónde venimos”.
Comenta que este es un grave problema para la ciudad, por lo que se tiene que educar para formar y crear el valor que tiene el patrimonio cultural.
Nóbrega subraya que las distintas instituciones públicas trabajan de forma individual, “y no responden a un solo plan de rescate para el casco histórico”. Afirma que las señales y los avisos no están unificados porque cada organismo los diseña de formas diferentes.
El historiador expresa que rehabilitar los teatros, trabajar en el buen funcionamiento del Museo Sacro, abrir nuevos restaurantes y cafés en las esquinas del casco histórico, brinda “la posibilidad de que la gente disfrute este espacio de otra forma”. Dice que es necesario que las personas no sólo transiten por la Plaza Bolívar porque regresan de su trabajo, sino que los caraqueños visiten el corazón de su ciudad en los momentos que así lo deseen.
Este lugar de larga tradición va quedando atrás por algunos caraqueños. Las nuevas generaciones han dejado a un lado el valor patrimonial que tienen los monumentos. Nóbrega resalta que “el centro histórico de Caracas es de alguna forma la huella histórica del inicio del poblamiento hispánico”. Sostiene que la labor fundamental es educar y tener conciencia de lo que representa cada uno de estos sitios.
El caraqueño frente a la gran metrópolis
Aún existen aquellos ciudadanos que creen y trabajan por conservar la ciudad. Fernando Martínez, músico y habitante de la parroquia Altagracia, expresa que el casco histórico es una referencia, “es un tesoro arquitectónico que nos hace recordar específicamente esa época colonial cuando llegaron los españoles”.
Pérez Gallego cuenta que la Plaza Bolívar, situada en lo que en su momento fue la Plaza Mayor, está basada sobre el modelo de las plazas barrocas francesas. “En el centro la estatua de Simón Bolívar, una serie de ejes concéntricos a ella, con forma de la bandera británica”.
Era el centro de encuentro para los caraqueños. Allí estaba el principal mercado de la ciudad. Además, se ubicaron los primeros conquistadores, los mantuanos y la familia Bolívar. Actualmente es un lugar donde se concentran pocas personas y los grupos políticos del oficialismo, que cada cierto tiempo realizan actividades partidistas.
El arquitecto destaca que desde sus inicios la Catedral ha sido producto de sucesivas reconstrucciones y remodelaciones. Dice que los escritos confirman que era una edificación de “materiales perecederos de techo de paja, de palma, no eran materiales duraderos. Como ubicación espacial es la misma, pero no podemos aseverar que lo construido sigue siendo lo mismo de sus orígenes”.
A pesar de que la Catedral se ubicaba en la Plaza Mayor de la colonia, que luego en el siglo XIX se denomina Plaza Bolívar de Caracas, los caraqueños no conocen su historia y pocos son los que dedican parte de su tiempo para acudir a esta iglesia y apreciar el valor histórico y arquitectónico que esta posee.
Otro de los edificios que viene de la colonia es la actual Casa Amarilla. Siglos atrás había sido la sede de la cárcel real, y para el siglo XIX se convirtió en el espacio del Poder Ejecutivo. En el gobierno de Guzmán Blanco fue remodelada y pintada de amarillo, por ser el color del partido liberal.
Hoy día la Casa Amarilla es la sede protocolar de la Cancillería.
Bajo el gobierno de Guzmán Blanco “se demolióÂ un edificio emblemático, el convento de la Inmaculada Concepción”, indica Pérez Gallego. Esta estructura colonial existía desde el siglo XVII, ubicada en la manzana al noroeste de la Plaza Mayor de la colonia, y fue eliminada con el propósito de edificar el Palacio Federal Legislativo, que, aunque implicó la destrucción de muchas viviendas, también generó un arquitectura que hoy en día tiene un valor patrimonial incuestionable.
A pasar que el Palacio Federal Legislativo marcó un hito y dio paso a la metrópolis, los ciudadanos han perdido el valor cultural e histórico hacia este “edificio monumental”.
Esta nueva ciudad también generó cambios en el Teatro Municipal y años más tarde se construyó el Teatro Nacional. Son pocas las personas que dedican parte de su tiempo para apreciar los espacios culturales de la ciudad.
Al venezolano se le considera amable, jovial, simpático, pero con el paso de los años esas características han cambiado. Márquez manifiesta que ahora es “agresivo, violento, poco amable”. A su juicio ese comportamiento es el resultado del deterioro de la calidad de vida.
Esa actitud también se ve reflejada en deterioro del casco histórico de Caracas. El valor cultural que los ciudadanos deben tener por estos valiosos lugares, ha pasado a un último plano. “Hoy nos encontramos con un caraqueño que en algunos casos está deprimido, ve el futuro con un desaliento y esto sin duda ha agriado su carácter”, concluye el sociólogo.
* Francelis Carupe es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.
* Emmily Sánchez es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.
Felicitaciones. Excelente trabajo! Caracas es hermosa.
La realidad es que el gobierno actual ha hecho remodelaciones en el casco historico de Caracas como el del Rialto y la Plaza del libertador, pero da dolor ver como estacionan vehiculos sobre el marmol de la plaza Caracas, entre las torres del silencio, a nadie le duele el patrimonio de la nacion? Un marmol que esta alli desde que tengo uso de razon, ahora esta despedazado por la indolencia de los organimos encargados de velar que no se estacionen vehiculos sobre el marmol, acaso no hay conciencia? que nos esta pasando? el marmol no es para estacionar vehiculos para eso es el asfalto, cuesta acaso entender algo tan simple? acaso son descerebrados?