Virginia Rivero.-
¡Hola gente! Espero que estén bien y que estas dos semanas que pasaron hayan sido, dentro de lo que cabe, buenas. Esta es la última recomendación de PaperFilm de este año académico, por lo que escogí una de mis series favoritas de la vida. El Alquimista de Acero: Hermandad, mejor conocida como Fullmetal Alchemist: Brotherhood y en su idioma original, el japonés, 鋼ã®éŒ¬é‡‘術師 (Hagane no Renkinjutsushi).
Se trata de una adaptación animada del manga, con el mismo nombre, escrito por Hiromu Arakawa. Con un guión de Shou Aikawa, producido por Masahiko Minami y dirigido por Seiji Mizushima. Nuestra historia nos presenta a Edward y Alphonse Elric, dos alquimistas jóvenes que pierden sus cuerpos tras un error en una fórmula alquímica. Esto los hace embarcarse en una aventura para conseguir la piedra filosofal y utilizarla para recuperar lo que perdieron.
Para poder tener acceso a información clasificada el hermano mayor, Edward, presenta y aprueba el examen para convertirse en alquimista estatal, una rama de la milicia de su país, Amestris. Sin embargo, en lugar de la piedra filosofal, lo que encuentran es una conspiración en la que está involucrado el alto mando militar, quienes, a su vez, ejercen el papel de gobierno (cualquier parecido con la realidad es estricta coincidencia).
Una vez que comienzan a descubrir lo que está pasando, se hace cada vez más obvio que tienen que hacer algo al respecto. Por esto comienzan a buscar aliados con la ayuda de Roy Mustang, alquimista de fuego y jefe de Edward. Juntos y entre las sobras comienzan a luchar contra la amenaza de destrucción que se alza sobre Amestris.
Normalmente un golpe de estado no es recomendable. Sin embargo, en el caso específico de Amestris, Edward y compañía no están peleando contra humanos. Por lo tanto, no es descabellado pensar en un plan de exterminio. ¿Pero qué hacer contra una amenaza de este tipo en un país remoto de América llamado Pequeña Venecia?
Hay tres puntos que debemos resaltar aquí: la cooperación, la obediencia y la confianza. Si un pueblo trabaja unido para un fin común, obedeciendo las iniciativas de los líderes a los que les dio su voto de confianza, una salida pacífica no es tan descabellada. Si no me creen, pueden buscar por internet un libro que se llama De la dictadura a la democracia.
Recuerden que Cristo dijo una vez que cerca del apocalipsis aparecerían muchos mesías falsos y no debíamos dejarnos engañar. No confíen en el recién llegado. Si recuerdan cual fue su decisión original, todo estará bien.
Les deseo unas muy felices vacaciones. Por otro lado, a los muchachos de quinto año, que el jueves comienzan su vida profesional, les digo: el camino que les espera es arduo, pero no desfallezcan. Los obstáculos no son más que herramientas para engrandecerlos. Les deseo el mejor de los éxitos de aquí en adelante, luchen siempre por sus ideas y valores. Tienen las herramientas para hacerlo.
* Virginia Rivero es coordinadora de Radio UMA.