Macron levanta banderas de ruptura con la izquierda y la derecha

Yanuacelis Aure.-

Macron ha asumido el protagonismo de la polí­tica mundial. Foto: photopin (license)

Tras su triunfo en las elecciones francesas frente a la ultraderechista Marine Le Pen y la reciente victoria de su partido en las votaciones legislativas, Emmanuele  Macron ha irrumpido con fuerza en el panorama polí­tico mundial portando una bandera que rompe con las tradiciones de la izquierda y de la derecha.

Desde el principio el nuevo presidente no ha dejado de sorprender a la clase polí­tica francesa, pues, a pesar de su pasado socialista, nombró como primer ministro a Edouard Philippe, alcalde de la pequeña cuidad marí­tima de Le Havre y miembro del partido de derecha tradiciona, Los Republicanos, agrupación que no es cercana al mandatario y tampoco dudó en mostrar una actitud escéptica ante su proyecto de gobierno.

“Ver a un presidente social-demócrata escoger a una persona de derecha es una ruptura muy fuerte con las costumbres de la V República”, expresó un diputado francés ante el nombramiento.

El historiador Jéróme Perrier, en una entrevista concedida al diario El Paí­s de España, destacó que “Macron es un liberal a la vez en el terreno económico y en lo social o cultural, lo cual en Francia es muy original.”

El académico explica que la izquierda francesa es generalmente  liberal en cuestiones culturales o sociales, pero mantiene una postura opuesta en lo que a economí­a se refiere. Mientras que la derecha, al contrario, ha sido antiliberal en lo cultural y (por lo menos programáticamente, y no siempre) más liberal en lo económico.

“La originalidad de Emmanuel Macron es que él es un liberal completo, lo que explica su idea de que es a la vez de izquierdas y de derechas”, subraya Perrier.

El historiador considera que Macron tiene puntos en común con una forma de liberalismo suave, calificada por algunos como “social-liberalismo”, que intenta aplicar lo que se conoce con el nombre de Tercera Ví­a, el cual fue una tendencia reformista seguida por polí­ticos de centroizquierda como Bill Clinton en Estados Unidos y Tony Blair en Reino Unido, o unos años más tarde Gerhard Schrí¶der en Alemania. Macron, según este argumento, pondrí­a en práctica en Francia lo que la izquierda occidental hizo tiempo atrás.

Sin embargo, “en Francia hay una dimensión que nunca hay que olvidar: el Estado”, dice Perrier.

“Francia es uno de los pocos ejemplos en lo que el Estado ha precedido a la nación: en el fondo, es el Estado el que ha forjado la nación. Los franceses, incluso los liberales, tienen un respeto por el Estado que no tienen otras tradiciones liberales#, señala el historidador.

En sus primeros pasos en el poder, Macron ha intentado reinstaurar la autoridad monárquica de la institución, retomar la autoridad que el general De Gaulle quiso darle a la función presidencial cuando inauguró la V República en 1958. “Las medidas liberales vendrán desde arriba, y esto es muy francés. Emmanuel Macron es un verdadero liberal, pero también un verdadero francés”, explica Perrier.

Entre las propuestas legislativas de Macron destacan la reducción del número de escaños tanto de senadores como diputados, ya que Francia cuenta con 577 diputados y 348 senadores.

En una de sus alocuciones el joven presidente afirmó que «un parlamento menos numeroso, pero con más medios, es un parlamento donde el trabajo se hace más fluido y se funciona mejor.»

Macron también tiene entre sus proyectos liberalizar la legislación laboral y crear una nueva ley de seguridad para levantar el estado de emergencia.

Triunfo de Macron podrí­a marchar un hito polí­tico. Foto: photopin (license)

«Francia no se reforma. Ante los grandes desafí­os, Francia se transforma, y ahora los franceses nos exigen una transformación profunda», afirmó el mandatario francés, para luego añadir: «Yo cumpliré mis promesas».

Con respecto al plano económico, el diario El Mundo explica que Macron tiene pensado el derecho universal al subsidio de desempleo, lo cual implica que tendrí­an acceso a esta prestación no sólo los asalariados, sino también los empresarios, agricultores y autónomos. La medida va acompañada de un fuerte control: aquellos que estén en paro tendrán la obligación de hacer, de inmediato, cursos de formación y deberán «aceptar las ofertas de trabajo correspondientes».

Macron también apuesta por reducir el tamaño de la Administración: quiere suprimir hasta 120.000 puestos de funcionarios, lo cual implica redimensionar el aparato burocrático del Estado.

En cuanto a materia educativa, el mandatario francés quiere dar más importancia a la educación primaria, donde pretende limitar a 12 alumnos las clases de los 6 a los 8 años. Propone dar más autonomí­a a los centros educativos y cambiar la concepción del Bac (el equivalente a la selectividad) para que los alumnos sólo se examinen en cuatro materias.

Entre otras propuestas, tiene pensado prohibir el uso de teléfonos móviles en primaria y secundaria y que el 50% de los productos de los comedores escolares -y en los restaurantes de empresa- sean ecológicos para 2022.

Debido a los escándalos con respecto a los empleos ficticios de la mujer del polí­tico Fillon, Macro buscará atacar la corrupción prohibiendo a los diputados contratar a miembros de su familia como asistentes parlamentarios.

En cuanto a polí­tica exterior, el nuevo presidente desde su campaña ha ido en contra de la tendencia en el viejo continente y ha apostado por la Unión Europea.

Él fue el único en defender el acuerdo comercial CETA entre Canadá y la Bruselas, y su postura eurófila fue confirmada cuando se reunió con la canciller alemana íngela Merkel para convocar próximamente «convenciones» para relanzar una Unión Europea que «duda y se divide». El mandatario señaló que «renunciar a Europa serí­a traicionar a las generaciones que nos preceden, y reducirla a unas negociaciones técnicas serí­a abdicar de nuestra historia». Destacó que «Europa no es un mercado, sino una idea de los valores del hombre.»

En cuanto a la inmigración, el lí­der del partido La República En Marcha planea reducir el tiempo en que se tarda en examinar una solicitud de asilo a ocho semanas, reforzar la policí­a en la frontera (con hasta 5.000 guardias fronterizos que pertenezcan a un cuerpo europeo) y que todos los extranjeros que lleguen a Francia aprendan bien el idioma.

Sin embargo, el polí­tico tiene muchos retos por afrontar pues no va a ser fácil lograr un gobierno plural que incluya polí­ticos de izquierda y derecha, basado sobre el empoderamiento del ciudadano común y además devolver la fe en la UE frente al actual euroescepticismo.

* Yanuacelis Aure es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.

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