Francelis Carupe.-
Después de la caída de la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez, el 23 de enero de 1958, la cultura política del venezolano empezó a cambiar. “Las personas entendieron que los problemas no se resuelven a través de las armas sino por los votos”, afirmó el politólogo Jonathan Benavides.
Luego de más de 30 años de democracia en el país, la madrugada del 4 de febrero de 1992 fue sorprendida por un grupo de militares que intentaron perpetrar un golpe de Estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez.
En el país se estaba viviendo un clima de descontento por la crisis económica que se originó en la década de los años 80. Benavides explicó que para ese momento las demandas no estaban siendo respondidas de la manera más adecuada por el sistema. “Pasamos de ser un Estado que tenía una política de subsidios, a una política de complemento”, acotó.
Ese descontento sirvió de excusa para que ese grupo de militares, comandados por el entonces teniente coronel Hugo Chávez, empuñara las armas contra un gobierno electo democráticamente. Sin embargo, el politólogo manifestó que las personas ya estaban acostumbradas a resolver las diferencias a través del diálogo.
Rocío San Miguel, presidenta de la organización no gubernamental Control Ciudadano, enfatizó que cualquier intento de golpe de Estado “significa un daño a la democracia, es una ruta ilegal, inconstitucional, de la toma del poder”.
Resaltó que la asonada, de la que se conmemoran 25 años, “significó la muerte de muchos venezolanos, un gesto arbitrario de quienes pretendían cambiar las cosas a través del poder de fuego, y no por la palabra, y no por los votos”.
La presidenta de Control Ciudadano argumentó que los venezolanos siempre han decidido resolver sus conflictos a través del diálogo y por la vía electoral. Aseveró que esta posición ha sido parte de la tradición contemporánea del país.
Benavides comentó que desde 1960 hasta la actualidad han ocurrido varios intentos de golpe de Estado, aunque “ninguno ha tenido éxito”. Aseveró que el venezolano se acostumbró a resolver las diferencias en paz, dialogando. “Triunfó la visión democrática de convivencia”, apuntó.
El historiador Leonardo Bracamontes señaló que “el 4 de febrero militarmente no tuvo éxito. Fue un movimiento militar muy grande, el resto de los comandantes en otras regiones conquistaron sus objetivos político militares, pero en Caracas no se logró tomar el poder”.
San Miguel destacó que, más allá de la crisis política, social, económica y militar que existía para 1992, “esto de ninguna manera era lo deseado y ni era lo apropiado que ocurriese. Inclusive me atrevería a señalar que hoy en el año 2017 son más graves aún las condiciones de la crisis política social en Venezuela que la del propio 4 de febrero de 1992”.
Si bien los golpistas no alcanzaron su objetivo, la intentona del 4 de febrero marcó el descenso de Pérez, que se había iniciado en 1989 tras los sucesos del Caracazo. El 27 de noviembre de 1992 el presidente tuvo que sortear otra asonada, y, finalmente, en 1993 fue destituido la presidencia por orden de la Corte Suprema y después hallado culpable de malversar fondos públicos.
En 1994 Rafael Caldera llegó a Miraflores y, poco después, indultó a los militares involucrados en el alzamiento, incluyendo a Chávez.
Benavides afirmó que en ese momento estos grupos comprendieron que para poder acceder al poder tenían que formar parte del juego democrático. “Crearon una plataforma política, que ya definitivamente en 1998 capitalizó el descontento antipartido que existía en Venezuela desde finales de los 80”.
Para San Miguel el 4 de febrero es una fecha que no ha traído buenos resultados para Venezuela. Enfatizó que es un conjunto de personas que “violaron la Constitución, atentaron contra la democracia y hoy, tantos años después, estamos viendo que estas personas dirigen el país, violando la Constitución y atentando con lo que queda de democracia”.
 “Es absolutamente cuestionable que un presidente como Rafael Caldera haya indultado a sujetos que violaron derechos humanos, que asesinaron personas en el intento por la toma del poder; es inadmisible que procedan indultos cuando graves violaciones a los derechos humanos han ocurrido. Eso pasó porque hay debilidad institucional en Venezuela”, argumentó.
La presidenta de Control Ciudadano manifiesta que las Fuerzas Armadas deben respetar la Constitución y no ser parte de un partido político.
“El 4 de febrero fue un fracaso para el país y esto queda ratificado para la historia, pero pudo ser visto retrospectivamente como un éxito y así se trata de vender por los cabecillas de esta intentona”, concluyó.
* Francelis Carupe es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.
Pero un golpe para una dictadura…