Kevin Parada.-
El calentamiento global es un fenómeno climático que, como consecuencia de la actividad humana, implica el aumento de temperatura que ha sufrido la Tierra de forma gradual durante los últimos años, lo que podría significar importantes cambios en el equilibrio ambiental al generarse el derretimiento de los glaciares, aumento en el nivel de los océanos y sequías en las selvas.
Este tema, que desde hace varios años ha estado en el tapete, ha recobrado especial importancia en los últimos meses luego que el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, negara sus efectos.
“Trump ha sido catalogado como el ‘primer presidente anticientífico’ de la historia de los Estados Unidos. Trump y los anticientíficos como él niegan todas las evidencias de que realmente estamos presentando un cambio climático y que esto es consecuencia de la actividad del ser humano. Es lógica su actitud, porque a diferencia del presidente Obama, que tuvo como prioridad el tema ambiental, Trump es un empresario. Ve la disminución de usos de combustibles fósiles como pérdida potencial de empleos y pérdidas económicas. Y evidentemente la búsqueda de nuevas fuentes de energía limpia implica inversión, implica pérdidas para la industria petrolera”, señala la bióloga Marielba Velandia Lozada.
La especialista advierte de los riegos que, para el futuro de la humanidad, conlleva la posición asumida por el mandatario norteamericano.
“Esto es muy preocupante porque Estados Unidos es un país con mucho peso internacional y además es el país con mayor producción de gases de efecto invernadero. En la Cumbre de París de 2015 sobre el cambio climático, muchos países firmaron acuerdos. La meta era bajar en 1,5 grados centígrados la temperatura del planeta. Si Estados Unidos no cumple los acuerdos podríamos tener un efecto dominó, y los países europeos, China, India y otros podrían no cumplirlos tampoco. Un logro tan grande de la Cumbre de París podría convertirse en fracaso”, alerta.
“Lo que es peor, si en cuatro años la gente no ve las consecuencias desastrosas de estas políticas, podrían darle la razón a Trump, porque los efectos son a largo plazo”, apunta.
Velandia resalta que los estudios científicos han permitido concluir que debido a la actividad del ser humano se están registrados estos cambios climáticos. Enfatiza que cada persona debe tomar consciencia de que sus actos pueden repercutir en detrimento del medio ambiente.
“Podemos colaborar reduciendo la cantidad de gases de efecto invernadero que van a la atmósfera, por ejemplo, usando menos el carro y caminando más, sembrando plantas, reciclando, reduciendo la cantidad de basura, ahorrando energía”, Â afirma.
La bióloga llama la atención que Venezuela, por ser un país petrolero en el que la gasolina todavía es barata, se caracteriza porque la gente usa el carro para ir a todas partes, aunque pudiera ir caminando.
“Muchas personas que poseen un vehículo prefieren usarlo y no caminar por los problemas de inseguridad en las calles a toda hora. En Venezuela hay crisis energética también. En muchas ciudades hay racionamiento eléctrico. Entonces pedir a los venezolanos que ahorren electricidad puede causar risa o puede ser un poco irónico en las actuales circunstancias. De todas maneras los educadores podemos hacer la diferencia para un futuro cercano, formando a nuestros alumnos de cualquier edad para una vida más sustentable, creando conciencia ecológica, enseñándoles que para que haya un cambio en el planeta debemos cambiar nuestra forma de vida, siendo menos consumistas, más amables con el entorno, reconociendo el valor de todos los seres vivos”, asevera.
La experta explica que el cambio climático ha sido causado por un fenómeno llamado efecto invernadero.
“Un invernadero es un espacio mantenido a una temperatura más alta que el ambiente, al tener techos y paredes de vidrio. El vidrio deja pasar la luz, pero la radiación que produce calor queda atrapada y por eso el lugar se calienta y se pueden conservar plantas tropicales en invierno”, explica.
“En la Tierra la atmósfera actúa como el cristal de un invernadero, atrapando la radiación y permitiendo que la temperatura en el planeta sea 60 grados más alta de lo que sería sin ella, permitiendo así la vida. Pero la llegada de la era moderna y la quema progresiva de combustibles, unida al aumento de la población, ha incrementado la cantidad de emisión de gases, que han hecho que la Tierra se caliente”, añade.
Velandia detalla que al incrementarse la temperatura media de la Tierra se cambia el trayecto de los vientos y las corrientes oceánicas, lo que conlleva que el clima varíe de manera diferente en diferentes áreas, lo que puede afectar los seres vivos de distintas formas.
“El ejemplo más publicitado es el de los osos polares, que han visto afectado su ambiente con pérdida de icebergs y suelo congelado, teniendo que nadar grandes distancias para conseguir un lugar. Hay infinidad de ejemplos. Hay que tener presente que los seres vivos forman parte de ecosistemas donde todos se relacionan y lo que afecte a una especie afecta el resto”, concluye.
* Kevin Parada es estudiante de Comunicación Social de la UMA.