Félix Alberto Allueva.-
A inicios del 2016 la percepción sobre el panorama político venezolano se caracterizaba por un inminente cambio en la dirección del país, fundamentalmente como consecuencia de la victoria opositora en las elecciones parlamentarias, cuyo impacto estimuló a sus dirigentes a afirmar que en los primeros seis meses del año buscarían la salida constitucional del presidente de la República, Nicolás Maduro.
Los meses pasaron con un Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y un Consejo Nacional Electoral (CNE) que, apoyando los argumentos brindados desde el oficialismo, paulatinamente desecharon las exigencias planteadas por la oposición, hasta llegar, incluso, a desconocer algunas de las atribuciones de la Asamblea Nacional.
Este ambiente hace que el 2017 comience con una crisis aún más acentuada en todos los aspectos, con una MUD mermada por el proceso de diálogo, y un gobierno que busca fortalecerse con la desesperanza opositora y un férreo control del sistema.
Para el viernes 13 de enero estaba pautada una nueva reunión del diálogo planteado entre el gobierno y la oposición, instancia impulsada con la facilitación del Vaticano. Sin embargo, la Mesa de la Unidad optó por no asistir al encuentro tras alegar el incumplimiento de los primeros acuerdos alcanzados.
Frente a este hecho se manifestó la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) a través de la Exhortación Pastoral: Jesucristo luz y camino para Venezuela, en la cual hace referencia a la delicada coyuntura del país, sus causas y sus posibles soluciones.
El presidente de la CEV, monseñor Diego Padrón, describió la actual realidad venezolana como “extremadamente crítica”, agravada, según señaló, por la escasez, el incremento en la búsqueda de comida en la basura, el deterioro de la salud pública, la desnutrición en los niños, el adoctrinamiento educativo, la pérdida del poder adquisitivo, la corrupción, la delincuencia, la inseguridad y el inadecuado funcionamiento de los servicios públicos.
Este “oscuro panorama” fue, según Padrón, causado por el gobierno en su empeño por “imponer el sistema totalitario recogido en el Plan de la Patria”.
Responsabilidad del gobierno
El presidente de la CEV atribuyó toda la responsabilidad del “decepcionante” resultado del diálogo a la omisión oficialista hacia los acuerdos que se había alcanzado en la reunión del 30 de octubre de 2016.
Sobre el papel del Vaticano como facilitador, Padrón expresó que “es muy preciso como ayuda para que las dos partes llegaran a unos acuerdos. Llegaron pero los acuerdos no se han cumplido”.
Como ratificación del incumplimiento en los acuerdos el arzobispo de Cumaná cuestionó el aumento de la “ola represiva” contra los disidentes del régimen. Agregó que desconfía de los delitos atribuidos a los presos políticos.
La CEV aseguró que para poder superar la crisis es necesario cumplir con el clamor popular de “cambiar la orientación política del país”, por lo que exigió la definición del itinerario electoral acordado en la mesa de diálogo.
En cuanto al futuro del país Padrón enfatizó que sucederá lo que decida la sociedad y por ello precisó que “nadie puede quedarse al margen, todos tenemos que sentirnos responsables del destino y el futuro ”.
Dada la alarmante radiografía social comunicada por la institución religiosa, Padrón, junto con los monseñores Ulises Gutiérrez (arzobispo de Ciudad Bolívar) y Ubaldo Santana (arzobispo de Maracaibo), envió un mensaje de esperanza para hacer frente a la crisis, invocando a “no cruzarse de brazos, no resignarse”.
* Félix Alberto Allueva es estudiante de Comunicación Social de la UMA.