Reelección presidencial profundiza dominio en Latinoamérica

Fabiana Ordóñez.-

En Nicaragua Daniel Ortega fue reelecto para un tercer perí­odo consecutivo. Foto: photo credit: Presidencia de la República del Ecuador Palacio de Carondelet, rueda de prensa del Sr. Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. via photopin (license)
En Nicaragua Daniel Ortega fue reelecto para un tercer perí­odo. Foto:photopin (license)

Uno de los fantasmas que siempre ha ensombrecido la historia de Venezuela es la reelección presidencial, causa de la mayorí­a de las guerras internas que azotaron al paí­s durante gran parte del siglo XIX. La Carta Magna de 1961 procuró desterrar (parcialmente) esa figura, la cual en 1999 fue rescatada por Hugo Chávez quien, a través de una enmienda constitucional, incluso le dio tratamiento de indefinida.

La reelección presidencial no ha sido un fenómeno exclusivo de Venezuela sino que también se ha visto reflejada en otros paí­ses de Latinoamérica.Tras ser expresamente prohibida por algunas legislaciones de la región, en las últimas décadas ha sido rescatada en prácticamente todos los paí­ses del área.

En términos generales se entiende la reelección cuando, después de un perí­odo presidencial, el primer mandatario puede repetir en el ejercicio de su cargo, si la Constitución así­ lo permite. Esto implica la posibilidad de cumplir otro perí­odo de gobierno (seis años más, en el caso venezolano) si obtiene el respaldo de la mayorí­a de los votantes. Existen tres tipos de reelección: la ilimitada o indefinida (reelecciones sin lí­mite de veces), la alterna (presidente en diferentes perí­odos), y la inmediata (reelección sucesiva a la actual).

En Latinoamérica seis paí­ses aprueban la reelección alterna, cinco la inmediata, y cuatro prohí­ben su aplicación. Solo tres apoyan la reelección indefinida: Nicaragua, Cuba y Venezuela.

Precisamente el pasado 6 de noviembre el presidente nicaragí¼ense Daniel Ortega fue reelecto para asumir un tercer perí­odo presidencial consecutivo. Estos comicios fueron tachados de fraudulentos por sectores de la oposición en el paí­s centroamericano.

Uno de los padres fundadores de Estados Unidos, Alexander Hamilton, defendí­a la continuidad en su versión de reelección inmediata. Para el prócer norteamericano la reelección era necesaria para que el pueblo pudiese extender el mandato presidencial al aprobarse su gestión y así­ seguir aprovechando los beneficios del gobierno.

“Nada parece más plausible a primera vista, ni resulta más infundado al reconocerlo de cerca, que un proyecto que tiene conexión con el presente punto y se ha conquistado algunos partidarios respetables: hago referencia al que pretende que el primer magistrado continúe en funciones durante un tiempo determinado, para en seguida excluirlo de ellas, bien durante un perí­odo limitado o de manera perpetua. Ya sea temporal o perpetua, esta exclusión producirí­a aproximadamente los mismos efectos y éstos serí­an, en su mayor parte, más perniciosos que saludables”, escribió Hamilton en su libro El Federalista.

Desde su fundación Estados Unidos permitió la reelección presidencial, pero en 1947, a través de la 22° enmienda de su Constitución, limitó su extensión a solo dos perí­odos consecutivos de cuatro años. En ese paí­s este tema nunca ha representado mayor problema, en parte gracias a la fortaleza de sus instituciones democráticas. La realidad ha sido diferente en América Latina, donde se han vivido casos extremos como los de Porfirio Dí­az en México y Juan Vicente Gómez en Venezuela.

El politólogo Esteban Oria considera que, desde una perspectiva contemporánea, especialmente latinoamericana, la reelección representa “un problema más que una solución”.

Al igual que Estados Unidos, en Latinoamérica impera un régimen presidencialista, que hace confluir en una misma figura la jefatura de Estado y la de gobierno, lo que puede acumular excesivos poderes en manos del presidente, potestad que se puede tornar peligrosa en paí­ses sin clara vocación democrática.

Oria recalca que el sistema parlamentario, predominante en Europa, apoya el consenso y el trabajo en equipo debido a que las decisiones deben pasar por votación en muchas ocasiones entre distintas facciones polí­ticas representadas en el Parlamento; mientras que la creencia de la necesidad de un modelo populista de apariencia democrática puede garantizar la perpetuación en el poder del presidencialismo latinoamericano si se abusa de la figura de la reelección.

* Fabiana Ordóñez es estudiante de Comunicación Social de la UMA.

 

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