Economí­a para la gente | Lo visible vs. lo invisible (XIV)

Rafael J. Avila D.-

Desde hace años Venezuela es golpeada por la inflación. Foto: photopin (license)

En el artí­culo anterior, luego de haber culminado la revisión de las consecuencias causadas por las formas en que el gobierno trata de resolver la inflación -un corregir errores con errores-, lo que podemos llamar efectos colaterales de la inflación, y que no son muy evidentes; y luego de haber hecho reflexiones en cuanto al tema inflacionario, continuamos planteando las que podrí­an ser algunas soluciones al tema. En este artí­culo, seguiremos exponiendo otras.

Ya comentamos sobre amarrar las manos al gobierno ví­a cláusulas legales, sobre la responsabilidad que se requiere del estamento polí­tico, sobre medidas o reglas monetarias como el patrón oro, competencia de monedas, dolarización, sobre instaurar una caja de conversión, sobre la regla del NGDP Targeting, y sobre una estrategia integral para des-indexar la economí­a.

Continuemos revisando lo que podrí­an ser algunas soluciones a la inflación, trabajando sus causas, y así­ evitar sus muy nefastas consecuencias. Recordemos que para resolver el problema inflacionario los gobiernos acuden a controles de precios con el argumento que si la inflación es el alza de los precios, entonces la solución es sencilla: controla el precio. Y ya hemos reflexionado en artí­culos anteriores que esa terapia no sólo no resuelve el problema de fondo, sino que además empeora la situación con terribles consecuencias.

Hemos hecho un diagnóstico en muchas aristas del problema, y espero haber logrado transmitir la idea de lo importante que serí­a para nuestras sociedades el control de la inflación.

Lo primero es recordar el origen del problema y enfocar al responsable: el gobierno. Entonces, si la raí­z de todos los problemas enunciados a lo largo de esta serie de artí­culos está en la inflación, y esta sólo la puede generar el gobierno, pareciera que lo que hay que hacer es evitar la inflación, forzando a que el gobierno no la genere.

Otras medidas que controlarí­an la inflación, pero que requieren a un parlamento alineado a los intereses del pueblo, son:

Tasa natural de interés (NRI rule): esta regla monetaria sigue la doctrina de equilibrio monetario del economista sueco Knut Wicksell (1898). La tasa natural de interés (NRI) es la tasa de interés que es neutral al precio de los commodities; o dicho de otra forma, la tasa de interés determinada por oferta y demanda, si los bienes de capital fueran prestados sin la mediación del dinero. Se establece por factores reales de oferta y demanda de bienes, y no por los mercados financieros. Por lo tanto, si la tasa de interés de mercado existente coincide con la NRI, a largo plazo los precios se mantendrán estables, y esta neutralidad del dinero sólo puede lograrse cuando el ahorro iguala a la inversión, o la oferta de dinero iguala a la demanda de dinero.

Si la tasa de interés de mercado existente está por debajo de la NRI, la demanda de dinero será superior a la oferta generada por el ahorro, brecha que será financiada por nuevo dinero creado por la expansión de los préstamos bancarios, elevando el nivel de precios, creando inflación.  Si la tasa de interés de mercado existente está por encima de la NRI, la oferta de dinero se contrae y los precios caen, creando deflación. Estos dos escenarios son artificiales e insostenibles, y no pueden conducir al crecimiento económico real de largo plazo factible bajo la NRI rule.

La NRI es la tasa de interés real consistente con el equilibrio de la oferta de dinero y la demanda de dinero. La regla consistirí­a en que el banco central, mediante sus herramientas de polí­tica monetaria, expansiva o restrictiva, fije la tasa de interés igual a la tasa natural, de modo que se logre alcanzar un nivel del PIB coherente con la tasa natural de interés de la economí­a, y una inflación estable.

La estimación de la tasa natural de interés ha recibido poca atención. Algunos estudiosos del tema (como Laubach y Williams), aplican el Filtro de Kalman (conjunto de ecuaciones matemáticas que proveen una solución recursiva eficiente del método de mí­nimos cuadrados) para estimar las tasas naturales de interés, el PIB y la tendencia de su crecimiento, que además varí­an en el tiempo de forma conjunta. Ellos encuentran una estrecha relación entre la tasa natural de interés y la tendencia de la tasa de crecimiento, como predice la teorí­a. Sin embargo, las estimaciones de la tasa natural de interés son muy imprecisas y sujetas a un considerable error de medición en tiempo real.

En esencia el modelo de Laubach y Williams intenta encontrar la tasa de interés que cierra la brecha entre el PIB real y el PIB potencial (o producto interno bruto natural), que es el más alto nivel de producción real del PIB que puede ser sostenido en el largo plazo, y que debe lograrse cuando la tasa de interés vigente iguala a la NRI. El modelo ajusta la estimación de la tasa natural según la brecha que estime entre el PIB potencial y el PIB actual. Si el PIB actual es mayor a su potencial, la polí­tica monetaria es más expansiva de lo necesario, por lo tanto la tasa natural se ajusta hacia arriba para llevar a la economí­a a una condición estable. Si el PIB actual es menor que el PIB potencial, la polí­tica monetaria es más restrictiva de lo esperado, entonces la tasa natural se ajusta hacia abajo.

Esta propuesta puede reducir los ciclos económicos generados por las expansiones de crédito arbitrarias y motivadas polí­ticamente, causadas a su vez por unas tasas de interés a corto plazo colocadas por debajo de la tasa natural. El grado de reducción de los ciclos estarí­a determinado por la capacidad del banco central para seguir la regla, y para reducir al mí­nimo los errores inevitables inherentes a la gestión discrecional de la oferta de dinero.

Aunque esta regla no eliminarí­a las fluctuaciones de precios a corto plazo, deberí­a darse una consistente estabilidad económica sin inflación, condición para el crecimiento sostenido del paí­s. Cabe señalar que el modelo de Laubach y Williams es aceptado por los principales bancos centrales y economistas asociados con la Reserva Federal estadounidense (Fed), Banco Central Europeo, y algunos bancos de América del Sur: Banco Central de Chile y Banco Central del Perú.

La verdadera NRI sólo puede determinarse en un  mercado libre. Cualquier sistema monetario que implique un banco central tendrá que lidiar con el problema de la asimetrí­a de información. Como el retorno a la banca libre (o no tener banca central) es poco probable, la regla de la NRI aquí­ presentada puede verse como un «second best». La regla de la NRI es capaz de producir la estabilidad de precios y el crecimiento económico sostenible.

Entender la economí­a polí­tica de la inflación y de los controles, identificar ganadores y perdedores, nos permite entender por qué es difí­cil cambiar el statu quo.

Bueno amigos, dejémoslo en este punto por los momentos. En el próximo artí­culo continuaremos planteando las que podrí­an ser algunas soluciones al problema inflacionario, como por ejemplo, instaurar y ceñirse a otra regla monetaria.

* Rafael J. ívila D. es decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila.

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