Economí­a para la gente | Lo visible vs. lo invisible (XIII)

Rafael J. ívila D.-

El Plan Real permitió frenar la inflación en Brasil. Foto: photopin (license)

En el artí­culo anterior, luego de haber culminado la revisión de las consecuencias causadas por las formas en que el gobierno trata de resolver la inflación -un corregir errores con errores-, lo que podemos llamar efectos colaterales de la inflación, y que no son muy evidentes; y luego de haber hecho reflexiones en cuanto al tema inflacionario, continuamos planteando las que podrí­an ser algunas soluciones al tema. En este artí­culo, continuaremos planteando otras.

Ya comentamos sobre amarrar las manos al gobierno ví­a cláusulas legales, sobre la responsabilidad que se requiere del estamento polí­tico, sobre medidas o reglas monetarias como el Patrón Oro, competencia de monedas, Dolarización, sobre instaurar una Caja de Conversión, y sobre la regla del NGDP Targeting.

Continuemos revisando lo que podrí­an ser algunas soluciones a la inflación, trabajando sus causas, y así­ evitar sus muy nefastas consecuencias. Recordemos que para resolver el problema inflacionario, los gobiernos acuden a controles de precios, con el argumento que si la inflación es el alza de los precios, entonces la solución es sencilla: controla el precio. Y ya hemos reflexionado en artí­culos anteriores, que esa terapia no sólo no resuelve el problema de fondo, sino que además empeora la situación con terribles consecuencias.

Hemos hecho un diagnóstico en muchas aristas del problema, y espero haber logrado transmitir la idea de lo importante que serí­a para nuestras sociedades el control de la inflación.

Lo primero es recordar el origen del problema y enfocar al responsable: el gobierno. Entonces, si la raí­z de todos los problemas enunciados a lo largo de esta serie de artí­culos está en la inflación, y esta sólo la puede generar el gobierno, pareciera que lo que hay que hacer es evitar la inflación, forzando a que el gobierno no la genere.

Otras medidas que controlarí­an la inflación, pero que requieren a un parlamento alineado a los intereses del pueblo, son:

Des-indexaciones

Indexar consiste en crear un í­ndice que relaciones dos o más variables, de modo que cierta polí­tica tenga algunos parámetros fijos en los que apoyarse. En el caso de la pérdida de valor de la moneda o inflación, se utiliza la indexación para compensar las pérdidas de valor que sufren las obligaciones a largo plazo (deudas, obligaciones, salarios, etc.), de modo que estas mantengan su valor real o poder de compra en bienes o servicios.

Para ilustrar esta regla se revisará el caso del Plan Real brasilero, por lo emblemático y pertinente que resulta.

A principios de los años 1990 la economí­a del Brasil atravesaba una terrible situación: descenso paulatino de su producción real o ingreso, prácticamente una década de tasas de inflación por encima de 100% cada año (por ejemplo para 1993 la inflación alcanzó la escalofriante cifra de 2.477%); tanto los empresarios como los ciudadanos en general, ajustaban con altí­sima frecuencia los precios de productos, servicios, salarios, alquileres, depósitos bancarios; es decir, estaban indexados. Por ejemplo, los comerciantes ajustaban sus precios dos veces al dí­a: cada mañana, y luego otra vez en la tarde. Esto, por supuesto, retroalimentaba la inflación: la indexación significaba que cada comprador o vendedor conocí­a el nivel de las recientes tasas de inflación, y consideraban ese factor en sus precios, lo que contribuí­a a su vez a impulsar la inflación futura.

Los planes de control de la inflación ejecutados hasta ese momento, habí­an consistido básicamente en controles de precios, y como es de esperarse, no habí­an funcionado, sino que al contrario habí­an empeorado la situación y el bienestar del ciudadano de a pie. Por supuesto, la confianza del brasilero en el gobierno y su capacidad para resolver el problema, estaba por el piso.

Como puede imaginarse, se trataba de un entorno económico terrible.

Cardoso fue clave en la instauración del Plan Real. Foto: photopin (license)

En 1994 se concreta la tercera y última etapa de un esfuerzo para estabilizar los precios: el Plan Real. Esta tercera etapa se materializó al introducir la nueva moneda: el Real. Pero no tendrí­a buenos resultados si no era parte de un plan integral de control de la inflación y crecimiento económico. El arquitecto polí­tico del plan fue Fernando Henrique Cardoso, quien asume el cargo de ministro de Finanzas en mayo de 1993. Otro personaje relevante para despliegue del plan fue Gustavo Franco, quien fungió de presidente del Banco Central.

El Plan Real consistió en tres etapas. La primera tuvo como objetivo equilibrar el presupuesto gubernamental, que vení­a siendo consistentemente deficitario y cubierto con dinero impreso. En 1993 se pone freno a esta práctica, lo que mostró la determinación del gobierno para mantener la inflación bajo control, señal muy importante para los agentes económicos.

La segunda etapa tuvo como objetivo des-indexar la economí­a. Para ello, la mayorí­a de los contratos se re-expresaron en «unidades de valor real» (URVs), lo que fungirí­a sólo como unidad de cuenta, no como medio de intercambio o depósito de valor, las otras dos funciones de la moneda. La intención era que la URV fuera estable y vinculada aproximadamente en una relación uno a uno (1:1) con el dólar estadounidense: 1 URV = 1 USD.

Por perí­odo de un trimestre en 1994, los productos mostraban sus precios tanto en el viejo y depreciado Cruzeiro, como en el nuevo y estable URV. Por una parte la intención era dar la importante señal de estabilidad del precio de la URV, y así­ controlar la natural ansiedad de los brasileños sobre los futuros aumentos de precios. Cuando el 1° de julio de 1994, el Real sustituyó al Cruzeiro, ya se habí­a impreso confianza a la nueva moneda y al ahora presidenciable Cardoso, quien ganó las elecciones tres meses más tarde.

Desde entonces el Brasil se ha convertido en una economí­a mucho más estable, y en particular de tasas de inflación inferiores al 10% interanual. Por ejemplo, el lí­mite superior de lo que el Banco Central brasilero considera tolerable en cuanto a la inflación, se sitúa en torno al 6,5%.

En resumen, el Plan Real propuesto y ejecutado se fundó en tres elementos clave:

  • Estrategia fiscal: aprobación de una enmienda constitucional para crear el Fondo de Emergencia Social y otras reformas promulgadas para un perí­odo prolongado. El Fondo de Emergencia Social consistió en unos impuestos para financiar algunos programas especí­ficos “de gran interés económico y social”, dada la restricción presupuestaria del gobierno. Las otras reformas llevadas a cabo consistieron en reformas legales aprobadas e intentos durante los dos perí­odos del presidente Cardoso: cambios significativos en la administración pública y en la seguridad social del sector privado, y privatización de empresas estatales (bancos, plantas de acero, una de las compañí­as mineras más grandes del mundo, empresas de telecomunicaciones, ruptura del monopolio de Petrobras, etc.). Otras reformas se intentaron pero fracasaron: legislación laboral, seguridad social del sector público, el sistema de impuestos, entre otras.
  • Reforma monetaria: adopción voluntaria por pocos meses de una nueva unidad de cuenta, que luego se convertirí­a en la moneda nacional. Ya se habí­a aprendido la lección de que los controles de precios y salarios no resuelven el problema de la inflación; al contrario, empeoran las distorsiones, por ejemplo creando un desequilibrio entre los precios que pueden ajustarse y los precios controlados que quedan desactualizados. La idea del Plan Real fue crear un í­ndice, llamado URV (Unidade Real de Valor o Unidad de Valor Real), que variara diariamente, vinculado al dólar estadounidense. Los precios seguirí­an elevándose en Cruzeiros Reais, pero ajustando la URV cada dí­a, de modo que los precios fuesen bastante constantes en URVs (así­ como lo serí­an en dólares). De esta forma se alentarí­a a todos los agentes económicos a expresar sus precios tanto en cruzeiros reales (crecientes y volátiles por la elevada inflación) como en URVs (bastante estables por su nexo con el dólar). El 1° de julio de 1994, el cruzeiro real dejó de existir y la URV se convirtió en el Real, nueva moneda de curso legal. La conversión de inicio fue a razón de 1 Real = 2.750 cruzeiros reales. Para vencer a la indexación se creó la URV y se dio a todos los agentes económicos suficiente tiempo para alinear sus precios.

  • Apertura de la economí­a: liberalización comercial agresiva y una nueva polí­tica de divisas. En los primeros meses del plan, los inversionistas internacionales vieron ventajas de tener capitales en Brasil, trayendo como consecuencia el fortalecimiento o apreciación del Real frente al dólar estadounidense (USD 100 = R$ 87), lo que benefició a los importadores y perjudicó a los exportadores. Sin embargo, y a diferencia de lo que suele verse como objetivo, comportamiento y terapia en las polí­ticas públicas, Gustavo Franco decidió no intervenir y dejó que el Brasil viviera con una moneda sobrevaluada por un tiempo, con la expectativa de que, a pesar de todos los problemas colaterales que pudiera representar en el corto plazo (aumento de la deuda interna, cierre de varios sectores de la industria, quiebra de empresas, desempleo, malestar social, matriz de opinión adversa al Plan, presión de grupos de interés afectados, etc.), aumentara la competencia y se mantuviera baja la inflación, y a largo plazo se materializaran los beneficios del libre mercado y el libre comercio: que otras empresas florezcan y se produzcan más y mejores puestos de trabajo.

El Plan Real necesitó la coordinación y voluntad integrada de muchos ámbitos, para que pudiera abatirse la inflación y se generara el crecimiento económico, que redundara en el bienestar del brasilero. Como siempre, no será una solución perfecta, pues tendrá sus costos y beneficios.

Entender la economí­a polí­tica de la inflación y de los controles, identificar ganadores y perdedores, nos permite entender por qué es difí­cil cambiar el statu quo.

Bueno amigos, dejémoslo en este punto por los momentos. En el próximo artí­culo continuaremos planteando las que podrí­an ser algunas soluciones al problema inflacionario, como por ejemplo, instaurar y ceñirse a otra regla monetaria.

* Rafael J. ívila D. es decano de la Faculta de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila.

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