Una habitación digital | La copia rinde tributo

Daniela Benaim.-

En la moda las novedades mutan rápidamente en tendencias. Foto: photo credit: Gonmi Escaparates via photopin (license)
En la moda las novedades mutan rápidamente en tendencias. Foto: photopin (license)

El robo, la imitación, la falsificación y la renovación no han dejado en paz a las artes. Consciente o inconscientemente, en cada obra se pueden encontrar huellas de trabajos anteriores –del propio autor y de otros; tanto del mismo campo, como de universos externos, e incluso lejanos. En efecto, todo innovador está en deuda con los genios que lo antecedieron, aunque en muchas ocasiones no le conceda los créditos. La ironí­a yace en que en un mundo donde no existe la creación pura, y en tiempos de reproducción y copiar-pegar, aquel rico en referencias, que se apropia de ellas y les otorga un nuevo sentido, se haya más cerca de engendrar un producto único.

Esta realidad resalta en el ámbito de la moda. En una industria ligada a lo cotidiano y utilitario, en la que las novedades mutan rápidamente en tendencias y se protege muy poco la propiedad intelectual, solo sobreviven los más ingeniosos –los que se atreven a tomar prestado de la cultura universal y reordenar atractivamente elementos ya existentes.

Con la intención de sacudir el sistema de la indumentaria, el fenómeno Vetements (que literalmente significa ropa en francés) –subversivo colectivo encabezado por Demna Gvasalia, actual director creativo de Balenciaga– ha sabido utilizar la técnica del copiado para convertir sus diseños –tales como la camiseta con el logo de DHL y la sudadera con el afiche de la pelí­cula Titanic, con la que se ha visto hasta a Celine Dion– en objetos de culto. A su vez, tal y como era de esperarse, estas prendas que promueven la individualidad, el reciclaje y la desconstrucción, han sido la predilecta fuente de inspiración de las empresas fast fashion. Davil Tran –joven de 22 años de Brooklyn– puso a la venta su propia versión del impermeable de la firma en el cual aparece escrito “Vetememes” en vez del nombre original. “No puedes ver una celebridad en la calle sin distinguir Vetements, y eso simplemente me hizo pensar en un meme”, le explicó el estudiante de arquitectura a The New York Times. No obstante, congruente con sus propias acciones, Gvasalia no presentó una demanda.

Y Vetements no es la única que aplaude a los copiadores irreverentes. Alessandro Michele ha ido todaví­a más lejos al realizar diversas colaboraciones con GucciGhost, tales como incluir algunos de sus dibujos en la colección Otoño/Invierno 2016. En Halloween de 2012, Trevor Andrew improvisó un disfraz de última hora. Tomó una sábana con el logo de Gucci y le abrió dos huecos a la altura de los ojos. Entonces nació su alter ego, el fantasma obsesionado con pintar la doble G en cualquier cosa y sobre cada esquina, para publicar después las imágenes en Instagram. Tal y como le dijo a The New York Times, se propuso presionar hasta que la casa de lujo lo demandara o contratara. Efectivamente, la obra de este personaje se cruzó en el camino del director creativo y de inmediato captó su atención. “Es tan Gucci como la misma marca, ha usado el logo de la compañí­a llevándolo a las calles, y es interesante como nuestro lenguaje, comenzado por una familia en Florencia hace casi 100 años, puede ser algo tan contemporáneo”, declaró Michele.

Si bien Demna y Alessandro representan al creativo moderno, ambos comparten una estética nostálgica que rescata referencias del pasado y le interesa lo permanente. “Escribo las temporadas en las etiquetas de toda la ropa en Vetements, por ejemplo, y la gente de ventas al principio me decí­a ´oh no puedes hacer esto, las personas no lo van a usar al año siguiente´. No, sí­ lo harán. Y de hecho, creo que es incluso un valor agregado. Es algo que continúa y todaví­a funciona”.

* Daniela Benaim es profesora de la Universidad Monteávila.

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