Los 6 secretos de Murakami para la buena escritura

Nelly Meléndez.-

¿Por qué lo voy a negar? Me encantan los libros de Haruki Murakami, ese autor que nos vuelve locos con su mezcla de fantasí­a, realismo mágico y personajes extravagantes. En lo personal prefiero este escritor que come ensaladas, sigue casado con la misma esposa desde hace más de 40 años, es triatlonista, no consume licor y asume sus 10 páginas de escritura diaria como cualquier empleado asume su trabajo de 8 am a 5 pm en la oficina. Para otras personas puede tener más atractivo la vida de Hemingway.

Pero ¿cuál es la actitud? ¿para ser escritor es necesario esperar que llegue la inspiración y ¡Eureka! se produce la obra? Murakami cita a Isak Dinesen a este respecto: «Escribo todos los dí­as poco a poco, sin esperanza ni desesperanza».  Aquí­ encontramos un primer secreto: La constancia, trabajar todos los dí­as aunque no quieras, no importa como te sientas. Tomar en serio la escritura.

No obstante, como jóvenes autores esperamos que nos alaben y glorifiquen por el trabajo que hacemos, por cada lí­nea bien elaborada. Pero escribir es una labor solitaria y recibirás pocos “likes”, es probable que tú seas el único lector.  Veamos qué nos dice Murakami: “Ya puedo escribir una frase con una precisión remarcable después de un dí­a entero sin levantarme de la mesa de trabajo, que nadie me va a felicitar por ello. Nadie me va a dar una palmadita en el hombro. Como mucho asentiré en silencio convenciéndome a mí­ mismo del trabajo bien hecho”. Aquí­ está segundo secreto: El trabajo bien hecho. La calidad sobresale tarde o temprano, siempre la calidad se impone.

Ahora les dejo a Murakami susurrar a su oí­do el tercer secreto, que es la perseverancia: “Escribir novelas responde a una especie de mandato interior que te impulsa a hacerlo. Es pura perseverancia y resistencia, apoyadas en un prolongado trabajo en solitario. Me atrevo a decir que son las cualidades y requisitos fundamentales de todo escritor profesional. Escribir una novela no es tan difí­cil. Tampoco escribir una buena novela. Sin embargo, hacerlo durante mucho tiempo, sí­. No todo el mundo es apto porque son necesarias esas cualidades de las que ya he hablado antes. Tal vez sea algo muy distinto a eso que llamamos «talento»”

La originalidad del autor es un secreto a voces que irónicamente podemos suponer una perogrullada. No obstante, reviste una seriedad y profundidad que solo quien la asume de tal modo puede reflejarla, como nos lo refiere el neurólogo Oliver Sacks: “La creación se refiere a romper con un punto de vista existente, a volar libre por un territorio imaginario, a crear de nuevo y tantas veces como sea necesario un mundo perfecto en nuestro corazón, a vigilar con nuestra mirada interior y siempre con un sentido crí­tico”.

Este es el cuarto secreto de Murakami, la originalidad como proceso, él nos indica: “(…) decir que alguien se expresa con originalidad debe cumplir los siguientes requisitos:

  • Tener un estilo propio (sonido si se trata de música, estilo si se trata de escribir, forma y color cuando es pintura, etcétera) claramente diferenciado del de los demás. De tal manera que solo con entreverlo (con escucharlo apenas) se entienda a la primera que esa persona tiene algo peculiar.
  • Ser capaz de superar ese estilo peculiar, pues a medida que transcurre el tiempo no queda más remedio que crecer y evolucionar. Uno no puede quedarse siempre en lo mismo. La capacidad de innovar debe ser inherente y dinámica.
  • Con el paso del tiempo, la originalidad debe convertirse en estándar, en norma. Tiene que ser absorbida por la psique de la gente y convertirse en un criterio de valor. De ese modo, será una referencia clara para las generaciones posteriores”.

El quinto secreto es: Disfruta de lo que haces. En palabras del autor: “Nunca me he oí­do decir: «No me apetece escribir, pero no me queda más remedio porque tengo un encargo». Como no acepto compromisos, no tengo fechas lí­mite (…) Para mí­ escribir es un alivio psicológico porque no hay nada más estresante para un escritor que sentirse obligado cuando no tiene ganas”.

Aunque podemos referenciar más elementos, terminaremos con el secreto número seis: La música. En Murakami encontramos referencia de diferentes artistas y estilos, en particular música pop y jazz. Al punto que el teclado ya tiene ritmo: “Para avanzar en ese empeño, lo que más me ayudó fue la música. Construí­a frases como si tocara música. En especial me sirvió el jazz. Es de sobra conocido que para el jazz el fundamento es el ritmo. De principio a fin hay que mantener un ritmo preciso y sólido. De no hacerlo, quienes escuchan no podrán seguir la música. Después vienen los acordes, la armoní­a. Hay acordes consonantes, bellos, y otros turbios, disonantes, que se alejan del sonido base. Hay acordes infinitos como los de Bud Powell, Thelonious Monk, Bill Evans o Herbie Hancock.”

Citas tomadas del libro de Haruki Murakami: De qué hablo cuando hablo de escribir. Año: 2017. Tusquets Editores S.A.

*Nelly Meléndez es profesora de la Universidad Monteávila

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