Mariana Di Yorio.-
El Cuartel de la Montaña, Cuartel 4F o Mausoleo de Chávez, en Caracas, es donde inició y terminó su historia política el niño de alpargatas rotas de Sabaneta. Sí, Hugo Rafael Chávez Frías. Es aquí donde se entregó en 1992 tras el fallido intento de golpe de Estado y donde hoy día reposan sus restos, en la Planicie del 23 de Enero, zona controlada por los llamados “colectivos”.
La historia del Cuartel de la Montaña comienza mucho antes de la existencia de Chávez, entre 1904 y 1906. Ha sido utilizado como sede de la Academia Militar, ministerios y museos, pero para muchos venezolanos este espacio solo es el lugar donde comienza el movimiento chavista el 4 de febrero de 1992 y donde hoy pueden ir a venerar al “Comandante supremo”, fallecido el 5 de marzo de 2013, y cuyo nacimiento celebraron este domingo sus seguidores
Al llegar a la improvisada recepción, una miliciana le comunica a otra trabajadora: “Busca a la guía, ya llevan 40 minutos esperando estas personas y ahora llegaron otras más, que se apure”. No pasaron ni cinco minutos cuando salió Ana Sánchez, la encargada del recorrido y de honrar la historia de “Huguito”.
Para ingresar primero hay que identificarse y dejar que revisen las pertenencias. El nivel de simpatía y educación varía de acuerdo con el humor del guardia al que te acerques.
El tema de las fotos parece una decisión de Estado, una simple fotografía puede ser consultada y autorizada por más de cuatro guardias. Es importante resaltar que si se toman fotos en las afueras del Cuartel, junto al 4F, no pueden verse las rejas de protección, según comunican durante el trayecto.
La bienvenida la da una breve reseña de lo que siente el guía sobre el Cuartel. No hay un guion prestablecido y de esta manera comienza el recorrido de lo que una vez fue un museo militar. En el transcurso del paseo la guía indicará dónde se pueden tomar las instantáneas para el recuerdo.
El color rojo en el 23 de enero, sobre todo dentro del Cuartel de la Montaña, es el de la temporada desde 1999. Camisas con “Chávez vive” y los ojos del teniente coronel son las prendas favoritas de los que ahí trabajan, ignorando la historia de los presidentes Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, fundadores del Museo Histórico Militar, hace más de un siglo.
Un camino de banderas del Celac es lo primero que se ve en este recinto, frente a esto un cañón, ubicado en una pequeña loma, que apunta al Palacio de Miraflores y que «los 365 días del año; truene, llueve o relampaguee”, puntualmente a las 4 y 25 pm, lanza un disparo de salva para honrar la memoria del “Comandante”, según explica Sánchez a la vez que informa que este “homenaje” puede ser apreciado por todo el público.
“Los visitantes nos preguntan por qué el Comandante no está en el Panteón Nacional, y aunque tienen razón en querer que él este allá, ya que yo misma lo he pensado, la Constitución establece que una persona emblemática debe tener 25 años de fallecida para entrar a este recinto, pero él aquí está rodeado de su pueblo revolucionario, que siempre lo apoyó», afirmó Sánchez, mientras veía desde la ventana donde el mismo Chávez observó hacia Miraflores -a través de unos binoculares- la madrugada del 4 de febrero, mientras se desarrollaba el fallido golpe de Estado.
En el patio central del recinto se encuentra recubierta con mármol negro la urna de Chávez, encima de la Flor de los Cuatro Elementos, de Fruto Vivas, custodiada por cuatro guardias de honor presidencial, quienes rotan cada dos horas y rinden honores al fallecido.Â
«El comandante nos lo advirtió, tenía razón, será duro, pero debemos permanecer unidos para mantener su legado», señala la guía acongojada al releer las palabras del fallecido presidente plasmadas en su tumba.
Una de las frases incluye el proverbial “por ahora”, pronunciada después del levantamiento militar de 1992, y la otra el 8 de diciembre de 2012, donde recalca el deber del pueblo, resalta al enemigo, el capitalismo, y llama a la unidad, en torno a su sucesor Nicolás Maduro.
“Sí, ahí está, pero todavía no lo verán”, dice la guía al percatarse que todos observan con curiosidad la urna. Se dirige hacia un pequeño cuarto, donde se exhibe la ropa y armas que utilizó Chávez cuando se pronunció por primera vez.
Al lado de este espacio se encuentra una pequeña capilla donde se exhiben imágenes de la Virgen La Milagrosa, la Virgen del Valle y la Virgen de Luján, Patrona de Argentina, regalo de la expresidente Cristina Kirchner a Nicolás Maduro.
El fervor de la guía es incuestionable. «Chávez era un verdadero cristiano, uno de los más creyentes, después del golpe de estado, donde fue golpeado, no le dieron comida, solo se aferró a su Cristo… A pesar de tener su enfermedad avanzada, solo pedía que Dios le colocara todas las cruces que quisiera, pero que le diera vida para no dejar solo a su pueblo, siempre pensando en nosotros», afirmó en medio del recorrido.
El edificio del 23 de Enero más que un museo militar, es el Mausoleo de Hugo Chávez, donde la historia de Maisanta, la familia de Chávez, los objetos del “Comandante Supremo”, como el trompo, las metras, películas mexicanas, su uniforme y armas cobran vida.
“Espero les haya gustado el recorrido, para mí es un gusto compartir la historia de Huguito, pueden ir por El Calvario, en mis seis años trabajando aquí nunca me ha pasado nada, otros si han tenido mala suerte y los han robado. Es cuestión de suerte”, concluyó Sánchez.
*Mariana Di Yorio es estudiante de la Universidad Monteávila
*Fotografía: albaciudad.org y EP | Mundo