Rodrigo Fernández.-
Cajeros y taquillas en Venezuela quedan vacíos en cuestión de horas. Las personas lo piensan dos veces antes de gastar el efectivo y lo guardan para el transporte o el pago del estacionamiento. Gerentes bancarios reconocen la crisis y se sienten de manos atadas para atender al público, mientras que trabajadores informales pasan las de Caín para resolver su día a día. La inflación atenta contra la capacidad del gobierno para dar respuestas a la crisis del efectivo, según el economista Edison Mariño.
El profesor de la Universidad Monteávila aseguró que la salida de un nuevo cono monetario en el año 2016 hubiese sido la solución al problema de la liquidez si “la inflación no hubiese seguido creciendo”. Sin embargo, los expertos de la Asamblea Nacional ya ubican a este índice de precios en 825,7% a lo largo del 2017 a las puertas de la hiperinflación.
“Yo creo que no planificaron que la inflación les iba a producir tanta demanda de dinero en efectivo. Se quedaron cortos en la petición. El billete no es un papel que se imprime, tiene controles, lineamientos de seguridad que no se hacen en Venezuela, aquí solo se hace el producto final”, explicó el especialista.
Entre las medidas asumidas por el gobierno para solventar la crisis de efectivo en el país está el apostar a los beneficios de la banca digital, a través de la reducción del Impuesto al valor agregado (IVA) de 12% al 9%, resolución asumida en el mes de noviembre. Sin embargo, de acuerdo con el experto, esto ha creado una nueva situación de inconvenientes para el venezolano, al generar colapsos en los puntos de venta y las transferencias digitales.
“La única solución es utilizar todos los mecanismos digitales a los que puedas recurrir, tipo transferencia, como vippo, manejo de dinero de forma digital. Ya muchos bachaqueros tienen punto de ventas inalámbricos, lo que ha traído el colapso de los puntos. Es un problema de incapacidad por falta de comunicación y de infraestructura”, aseguró.
En estos momentos es recurrente escuchar a personas que sufren para realizar cualquier pago por punto de venta, la tarjeta debe ser pasada más de una vez, y las transferencias se pueden demorar el doble o el triple de lo establecido por las propias entidades bancarias.
José Vargas comentó que esta semana realizó una transacción y en lugar de hacerse efectiva en cuatro horas, como era lo esperado, le tomó al banco 48 horas para procesarla. Al mismo tiempo, Reina Hinojosa, dueña de un local comercial en Bello Monte, aseguró que ha tenido que esperar hasta una semana por una transferencia, situación que no se presentaba antes.
En medio de esta crisis, el gobierno anunció la salida del billete de 100 mil bolívares, el cual se encuentra en la calle desde principios del mes de noviembre. Sin embargo, muchos usuarios evitan obtener el nuevo billete por el tema del vuelto. “No hay vuelto y simplemente no los atendemos”, afirmó un empleado de un automercado de los Palos Grandes.
Locales comerciales en el centro de Caracas también lo rechazan porque pierden el poco efectivo que tienen disponible en caja en muy pocos clientes. “Esta semana fui con mis hijos a un local de comida rápida, al cancelar los propios empleados debieron hacer una vaca entre todos para poder darme el vuelto”, se quedó Luis Salazar, quien en lo consecuente evitará este nuevo billete. En los propios bancos, los clientes también evitan el nuevo billete por el tema del vuelto.
A un año del lanzamiento del nuevo cono monetario la situación se ha agravado, lo que se evidencia al observarse las largas colas en cajeros y taquillas bancarias. En ciudades como Maracaibo se cobra 40% por adelanto de efectivo a los interesados y en Carora, estado Lara, los pensionados duermen frente a las agencias bancarias en un intento por cobrar la pensión, refieren usuarios de las redes sociales.
Gerentes de cuatro entidades bancarias reconocieron que no pueden ofrecer una respuesta rápida a esta situación, pues “carecemos de los recursos necesario para manejar efectivamente esta crisis. Estamos de manos atadas”, indicó el empleado de una entidad privada, mientras que una empleada de un banco público afirmó molesta: “nos quedamos sin plata a cada rato, todos los días”.
Entre las medidas asumidas por las entidades bancarias está la de regular la emisión de dinero en efectivo desde hace ya varias semanas. El cliente solo puede retirar 30 mil bolívares si lo hace con libreta de ahorro o cheque, 20 mil con tarjeta por taquilla o 10 mil por cajero automático. Este monto puede variar entre un banco y otro, incluso entre las propias agencias de la misma entidad.
Uno de los sectores más afectados por esta situación es el del transporte. Varios choferes reconocieron que están reacios a aceptar los billetes de 10 y 20 bolívares. Primero por el bajo valor de los mismos, ya que “no hacemos nada con eso”, y segundo por el avanzado deterioro que muestran muchas de estas piezas,
En el caso de los taxistas y mototaxistas son renuentes a aceptar nuevas formas de pago, desconfían de las transacciones digitales a menos que se trate de un cliente de confianza. “El uso de otros métodos de pago no nos dan confianza, el efectivo es la forma más fácil de asegurarnos que el cliente pague”, explicó un taxista de la línea Sebucán.
Ante la gravedad de la situación y al casi cumplirse un año de la emisión de los billetes de nueva denominación, el Ejecutivo aclara que la situación es producto de acciones externas que intentan alterar la paz del país y afectar la economía. El presidente Nicolás Maduro señaló entre los responsables al mandatario colombiano Juan Manuel Santos.
«Hemos sufrido un ataque dirigido por el presidente Juan Manuel Santos desde Colombia. Juan Manuel Santos dirige el ataque contra la economía venezolana con las mafias de Cúcuta, con las mafias de Maicao, hablo de mafias, contra la moneda venezolana, se roban el billete, de 50, de 100, se roban el billete para sacarlo para afuera», afirmó Maduro el 1ero de noviembre.
Al mismo tiempo que descarta la tesis oficial, el economista Mariño señala que ante este escenario podría surgir una “nueva moneda” de cambio, como dar vueltos con cigarrillos o dulces. Asimismo comenta que ya en otras oportunidades en Venezuela se han impreso billetes para afrontar las crisis inflacionarias, como los llamados “tinoquitos”, que salieron con el valor de uno, dos y cinco bolívares.
Asimismo el experto recuerda las medidas que han sido asumidas en otros países que han presentado elevadas tasas inflacionarias, como reimprimir con nuevo valor los billetes ya existentes en el mercado nacional, es así como el billete de “100 mil pesos en Alemania llegó a valer 100 millones”, afirmó.
Mientras esta situación se sucede sin vislumbrar un aparente final, la familia de cinco personas preparan el primer año de la muerte de sus seres queridos, quienes perdieron la vida violentamente en el estado Bolívar, en medio de una situación irregular, luego que el gobierno anunciara el fin del billete de 100, en diciembre del año pasado.
*Rodrigo Fernández es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.
*Roberto Carrasquel es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Montévila.