Miguel Teixeira.-
Estados Unidos y algunos países de Europa han sido potencias mundiales básicamente desde su instauración como imperios o repúblicas y debido a esto los problemas que pudieran brotar allí son, por lógica, competentes al resto del globo. En el ámbito social la xenofobia es uno de las disyuntivas que se han esparcido y han obtenido un peso antes inimaginable.
En el caso particular del “hogar de los valientes” este tópico se ha exacerbado en los últimos meses debido a las posiciones del candidato presidencial republicano, Donald Trump. En su discurso político Trump reitera la idea de que su gobierno “hará América grande de nuevo”, profesando que el país se encuentra en decadencia. Claramente ante una aseveración como esta es preciso, incluso más en los vaivenes políticos, señalar un culpable y en este caso se apuntó hacia los inmigrantes.
Hablar de xenofobia en Estados Unidos, acorde con lo que comenta el internacionalista Adolfo Salgueiro, es algo “nuevo” debido a que el país está conformado en casi su totalidad por etnias extranjeras y los nativos americanos no representan más del 4% de la población. La concepción del rechazo a los inmigrantes sería, entonces, un argumento sin bases en una sociedad como esta.
El doctor en psicología industrial de la Universidad de Manhattan, Erick Quinn, explica que el discurso xenófobo parte de la población blanca de clase baja, los llamados “rednecks”. “El país se está mezclando y los blancos ya no tienen el poder que antes tenían. Eso ha llevado a que ciertos grupo (como los mencionados anteriormente) apoyen candidatos presidenciales como Donald Trump, quien habla el idioma de ellos. Un idioma lleno de temor por lo que ellos sienten que está por venir y por lo que ellos piensan que han perdido”, comenta el especialista.
De otro lado del océano el panorama es más arduo: mientras en Estados Unidos el desempleo no rompe siquiera la barrera de un dígito, en países como España, Portugal o Italia se encuentra cerca del 20% en el sector juvenil, por ejemplo. Este factor crea un rechazo social en lo que compete a la inmigración, gran parte de la población considera que los inmigrantes se están “robando” su trabajo.
Otro factor importante sobre la situación en el Viejo Continente es la cercanía con Medio Oriente y ífrica, ambos focos de violencia que han incrementado el número de refugiados de manera exponencial. Este auge de personas extranjeras entrando a países sin pasar a través de un proceso de adaptación a la cultura occidental crea un choque importante entre las dos partes. Salgueiro en este punto recuerda el caso de Alemania: la canciller Angela Merkel instauró una política de puertas abiertas a los afectados por conflictos bélicos en esas regiones, decisión que le ha venido restando votos a su partido CDU en la elecciones regionales y ha causado pérdida de curules en parlamentos y asambleas regionales debido al rechazo a dichas medidas.
El historiador británico Tom Holland, en sus obras Rubicón, auge y caída de la República romana y Dynasty: the rise and fall of the house of Caesar, ilumina de manera interesante el proceso que atraviesa Estados Unidos y lo compara con el caído Imperio Romano. La primera aseveración es el hecho de que los padres fundadores del país norteamericano estaban muy conscientes de la historia de Roma e hicieron todo lo posible para imposibilitar el levantamiento de un Cesar. Allí nació el conocido “check and balance”, o separación de poderes para evitar la concentración de este en un individuo, ideas que habían sido desarrolladas por autores como Locke y Montesquieu.
Para Holland este antecedente da fuerza a la creencia de “todos los imperios caen”, lo que ha incentivado una paranoia en la sociedad estadounidense que los lleva a pensar que el tiempo de la decadencia ha llegado y por lo tanto argumentos como el de Trump se vuelven válidos para muchas personas.
En este aspecto Salgueiro niega que exista una consciencia real en la población respecto a la decadencia de Estados Unidos, pero al mismo tiempo clama estar de acuerdo con el supuesto de la inminente caída de todos los imperios, incluidos los modernos como este caso o incluso el de China.
Influencia mediática
A pesar de poder entender las bases de las creencias xenófobas en estos países aún queda la interrogante de por qué el auge en un tiempo como este en el que la inclusión social está al orden del día. En palabras de Salgueiro, los medios de comunicación masivos han influido enormemente en el asunto. A través de la masificación de los mensajes la ideología populista de personajes como Trump se hace eco que magnifica la manera en que cala en la sociedad. Quinn coincide en este punto y asevera que la propaganda política es la que ha difundido la concepción de un deterioro generalizado.
Para el psicólogo la presencia de Trump es un “mal necesario” puesto que coloca en evidencia los problemas de Estados Unidos, como lo es la xenofobia. “El éxito del señor Trump se puede resumir al grupo de aquellos blancos de poca educación y aquellos que piensan que pueden hacer algún tipo de negocio con él”, señala. Esta opinión es compartida con Holland, quien explica que en la antigua Roma existía un tipo de político llamado “populares” que se caracterizaba por manipular a las clases bajas a través de discursos que los halagaban, divertían o entretenían.
Al encarar problemas sociales como este siempre está la duda latente al respecto de si existe o no una solución o un plan de acción efectivo. En este caso Salguiero comenta que no hay una respuesta per se puesto que toda acción que se tome en este sentido tendrá graves consecuencias en contra del gobierno, pero que, a fin de cuentas, el panorama estadounidense se ha inclinado hacia una orientación más liberal, en contra de opiniones como la de Trump. Con relación a este punto Quinn concuerda y afirma que “el país se está convirtiendo en un país mayormente liberal porque entienden mejor el problemas de los demás”. En lo que respecta a una salida a la disyuntiva el psicólogo asegura que para poder cambiar un sistema se tiene que empezar desde adentro. “Cada barrio y cada ciudad, atendiendo a los que menos tienen, siendo más objetivo con lo que está pasando y creando un balance empezando con uno mismo y la manera en que ve las cosas”.
Las sociedades pueden siempre caer en círculos viciosos que afectan su funcionamiento interno pero es  través de la buena voluntad, la consciencia nacional y el funcionamiento efectivo de las comunidades que se logra superar problemas como estos y solo queda a manos de los medios y el gobierno facilitar u obstaculizar el proceso.
* Miguel Teixeira es estudiante de Comunicación Social de la UMA.