La Monteávila afina motores para la era Umagineers

Para el profesor Gerardo Fernández la UMA está innovando y afirma que no se puede parar el crecimiento.

Samuel Carpio.-

Un ama de casa programa desde una aplicación el ciclo de lavado de los uniformes de sus hijos en una lavadora de última generación… Un hombre hace zapping a través del catálogo de canales de su Smart Tv con solo mover su mano frente a la pantalla… Un adolescente asegura el acceso a su teléfono inteligente al poner su huella como llave de desbloqueo… Ellos no lo saben, pero están rodeados por todos lados de los productos de la ingeniería mecatrónica.

La Universidad Monteávila se sube a la ola de la innovación y crea la Facultad de Ingeniería para impartir carreras como esta. Los avances que la tecnología digital propicia en la industrialización de las potencias económicas mundiales genera una demanda creciente de profesionales que lideren la evolución de los sistemas económicos en un entorno dominado por las tecnologías de la información.

El término “mecatrónica” se acuñó en 1960 cuando la empresa japonesa, Yaskawa Electric, lanzó los primeros robots industriales. Resume las competencias de diferentes ramas de la ingeniería, como la mecánica, la electrónica, la robótica y los sistemas computacionales, lo que la convierte en una profesión multidisciplinaria.

El paradigma anti-tecnología

La cultura popular está saturada con expectativas acerca del porvenir tecnológico: La humanidad siempre paga las consecuencias de haber creado algo que no puede controlar. Sus creaciones se vuelven contra ella.

Desde los androides humanizados de Blade Runner, pasando por la sociedad tiránica de las computadoras en Matrix y finalizando con la rebelión de máquinas conscientes de Yo, Robot, las perspectivas describen una realidad en la que los seres humanos son, o bien reemplazados, o aniquilados.

Sin embargo, para el político y campeón de ajedrez ruso, Garry Kasparov, “las personas malentendemos la relación humana con las máquinas, en lugar de estar pensando en «terminators» malvados, debemos recordar que esto todavía es un monopolio humano. Las personas están preocupadas por la pérdida de empleo…, pero los trabajos no desaparecerán porque la evolución significa que habrá otros trabajos nuevos, lo que me hace pensar en nuevos trabajadores potenciales que entrarán al mercado…”

La industria “made in Alemania”

Los dispositivos inteligentes e interconectados ya son parte del diario vivir, pero hay quienes aprovechan estas tecnologías más que otros. Así es como Klaus Schwab, economista alemán y fundador del Foro Económico Mundial, introdujo en 2016 el concepto de Industria 4.0.

De acuerdo con su concepción, la humanidad ya había experimentado varios saltos en su desarrollo económico y social: El primero en 1784 cuando las máquinas de vapor reemplazaron la fuerza humana y animal; el segundo en 1870, con la adición de la electricidad, las líneas de ensamble y la producción en masa; el tercero en 1969, con la llegada de las computadoras al proceso productivo; y, finalmente, el cuarto salto, el cual introduce redes inteligentes en la cadena de suministros, incluyendo máquinas, procesos y tecnologías de la comunicación e información.

Con la automatización que permiten los sistemas ciberfísicos (funcionamiento digital intercomunicado) Alemania se sitúa a la vanguardia de la carrera por la automatización total. De acuerdo al IPA (Instituto Fraunhofer de Ingeniería de Fabricación y Automatización) “una de cada cuatro máquinas está conectada en red. Alrededor de la mitad de las empresas alemanas ya utilizan aplicaciones especiales para Industria 4.0, y casi otra cuarta parte planea utilizarlas”.

Producción en piloto automático

El destino al que quieren llegar los que invierten esfuerzos en la Cuarta Revolución Industrial son las llamadas “fábricas inteligentes”. En ellas los sistemas ciberfísicos se comunican y cooperan entre sí y con los humanos a través de la inteligencia artificial, el internet de las cosas, la robótica, la nube y el big data.

El auge de estos métodos de industrialización es evidente en la investigación realizada en 2019 por la consultora de servicios profesionales, Deloitte, que señala que “las empresas informan ganancias de hasta un 12% en áreas como producción de fabricación, utilización de fábricas y productividad de la mano de obra después de invertir en iniciativas de fábricas inteligentes. Asimismo, las fábricas inteligentes probablemente superarán a las fábricas tradicionales con un aumento del 30% de la productividad laboral neta para 2030”.

¿Dónde están los ingenieros?

El progreso de estas iniciativas se ralentizó de aquellos años hasta el día de hoy por la falta de personal capacitado. En una comparación realizada por el Boston Consulting Group entre Alemania y Estados Unidos, resultó que el desafío más importante que señalan las compañías de ambos países, por encima de cualquier otro, es la escasez de talento.

Esto sucede en un contexto favorable hacia los profesionales de esta carrera. En palabras del ingeniero mecánico venezolano, Carlos Eduardo González: “El panorama tecnológico actual… es una oportunidad para todos los que hemos elegido ejercer carreras del área de la ingeniería…”. Así mismo, de acuerdo a la plataforma educativa Euroinnova, el salario que podría percibir un ingeniero mecatrónico en América oscila entre los 104.000 y los 120.000 dólares al año.

Un alma máter humanista

La UMA está innovando… Tenemos que crecer. Esto no puede parar”… Así se expresó el profesor Gerardo Fernández de la Universidad Monteávila al anunciar la incorporación de la Facultad de Ingeniería al cuarteto de carreras existente. Mecatrónica, Telemática y Ciencia de Datos serán las áreas disponibles para quienes quieran estrenar esta profesión en septiembre de 2025.

Como miembro del Consejo Directivo, experimentó de primera mano los traspiés que precedieron a la consolidación de esta Facultad a pesar de todas las opciones que estaban diseñadas en lo que él llama el “carreroducto”. Las carreras que resultaron seleccionadas destacan por su bajo coste de inversión y su gran oportunidad de desarrollo profesional. No son impartidas normalmente en el circuito universitario de Venezuela.

Al dedicarle un voto de confianza a estas cátedras, la universidad apuesta por la realización de su filosofía institucional: El humanismo cristiano. Cuando las máquinas se pueden encargar de las tareas repetitivas y cuantitativas, las personas tienen espacio para desarrollarse en aquello en lo que no pueden ser reemplazadas: Ser humanos.

Renombre de calidad y prestigio

Con respecto a la plantilla de docentes para este proyecto, Nelly Meléndez, directora del Centro de Estrategias Digitales y encargada del diseño de nuevas carreras de la UMA, declara: “Tendremos a los fundadores de la mecatrónica en Venezuela”.

Al llevar la bandera del progreso tecnológico la Universidad Monteávila se asegura el futuro en la formación de profesionales pioneros y vanguardistas, pues en palabras de Meléndez: “El futuro está en el mundo de la tecnología”. O como lo especificó el primer Decano de la Facultad de Ingeniería, Luis Emilio Suberviola: “¿Para qué nos graduamos? Para ser buenos profesionales. Los mejores profesionales deben ser buenas personas”.

*Samuel Carpio es alumno de la Universidad Monteávila

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