Los taller de Formación Audiovisual convocan por segunda semana a más de 20 estudiantes
Andrea Suso.-
¡Acción!, primera toma de muchas, práctica y error. Las cámaras se mueven, el director coloca la música, producción indica el inicio y los anclas comienzan a hablar.
El día empieza tarde con una clase a las 10 de la mañana, la emoción se siente dentro del estudio, el croma y el sin fin deslumbran a los estudiantes, la tecnología incomparable, nada como lo que han visto anteriormente.
-Bienvenidos a UMA TV.
Se escucha la voz de la profesora Sofía Ramírez, observando a los alumnos que se asemejan a unos niños en su primer día de kínder. La curiosidad brota por sus poros.
El espacio pequeño para la cantidad de personas, alrededor de 20, expertos y novatos, la dualidad de la vida, que vienen a disfrutar de las maravillas de la televisión.
El ambiente lleno de ansias, nervios, y felicidad, que se mantienen contenidos por el frío que azota el salón, chaquetas y suéteres que adornan y uniforman la segunda clase de formación televisiva de la Monteávila.
Lista para introducir el espectáculo la profesora dicta órdenes amables que añaden fuego a la emoción.
-Distribúyanse los roles.
Carreras. Personas van y vienen buscando conseguir ese espacio en donde sientan comodidad, la sala de producción a abarrotar, seis camarógrafos dispuestos a filmar, siete personas queriendo presentar, y un solo estudiante sigue a la productora deseando absorber sus conocimientos.
Es la hora de grabar. Las cámaras se mueven, el director asume su posición viendo las tomas, pendiente del preview, mientras que busca capturar los mejores ángulos, anclas en posición.
Todos en silencio, esperando por el llamado de la productora, falta únicamente las famosas palabras que dan vida al set, una productora y una emocionada aprendiz vigilan y minutos después exclaman.
– ¡Acción!
*Andrea Suso es estudiante de la Universidad Monteávila