19 muertes siguen impunes. Las investigaciones nunca aclararon los hechos y la sombra de las dudas aun se ciernen sobre estos acontecimientos
Javier Castro.-
El 11 de abril de 2002 está marcado en el calendario de la historia de Venezuela como un día oscuro. Esto debido a los sucesos violentos cometidos en la jornada en la que murieron 19 personas y salieron gravemente heridas más de 100, pero también es un día oscuro debido a que las sombras que todavía cubren la verdad y a los culpables, 19 años después siguen siendo un misterio varios rubros de lo acontecido en esta fecha.
Los acontecimientos del fatídico día quedaron en el olvido pues nunca se inició una investigación al respecto, fueron abiertas 79 investigaciones sobre las 19 muertes y 127 lesionados, de las cuales solo 4 llegaron a juicio.
Cabe resaltar que nunca se abrió una causa sobre los francotiradores dispuestos en los techos de la avenida Baralt, incluso se niega su existencia y participación en los eventos de ese día.
Tampoco respondería el presidente Hugo Chávez por ordenar la ejecución del “Plan ívila” que violentaba los derechos humanos y consistía en reprimir los disturbios populares permitiendo a los oficiales del orden el uso de armas de guerra.
La crisis económica en aumento en el país alimentaba un descontento general respecto a la gestión del presidente Hugo Chávez. Ese año el PIB descendía 27,9% respecto al anterior, el desempleo aumentó de 13 a 20% y la inflación pasó de 12 a 31,2%.
En vista del creciente aprieto económico que iba envolviendo al país, Fedecámaras convoca a una nueva huelga general de carácter indefinido desde el 9 de abril para forzar la renuncia del entonces presidente Hugo Chávez.
En el tercer día de protestas, estas se volvieron disturbios y una concentración se convirtió en una marcha redirigida hacia Miraflores. Los representantes del gobierno, en respuesta, instaron a los simpatizantes del oficialismo a salir a las calles a defender la revolución.
Cuando la marcha se hubo acercado a Miraflores, colisionó con una muchedumbre perteneciente a la facción contraria acompañada por efectivos militares. Entonces se desató la violencia y empezó un enfrentamiento entre ambos bandos donde el intercambio de disparos entre la milicia, la Policía Metropolitana y francotiradores situados en las inmediaciones, dejaron un saldo de 19 muertos y 127 heridos.
Al terminar los eventos de ese día se completaría el vacío de poder y luego de que el alto mando militar aceptara una supuesta renuncia de Chávez, se nombró como presidente interino al opositor Pedro Carmona que gozaría de sus funciones solo por unas horas, pues una parte importante de la población (que se aglomeraban en distintos espacios públicos a lo largo del país exigiendo el regreso del presidente) yla milicia del país aún apoyaban al depuesto Chávez.
Todo terminaría el 13 de abril con el retorno de Hugo Chávez al Palacio Presidencial y con su reposición como presidente del país. Hoy uno de los principales protagonista del depuesto presidente se encuentra defenestrado del poder y enterrado en la tumba del Sebin, Raúl Isaías Baduel.
Lo ocurrido en esos días de caos y altercados traería como consecuencia más inflación, desempleo, una nueva caída en el PIB de otro 27,8% al año siguiente y, sobre todo, un arraigo al poder en aumento producto de la impunidad con la que todos los sangrientos sucesos terminaron, pues las opresiones ocurridas en años posteriores empezaron de forma tácita el 11 de abril de 2002.
*Javier Castro es pasante de Pluma