Rodolfo Bolívar.-
Según L. Feito, con el término vulnerabilidad se hace referencia a la posibilidad del daño, a la finitud y a la condición mortal del ser humano. Se debe explorar desde varias dimensiones relativas a la humanidad como lo son la dimensión antropológica y la dimensión social. Desde el mismo dolor o sufrimiento del hombre como individuo hasta llegar a lo colectivo o que comúnmente se conoce como a las “poblaciones vulnerables». Debemos constatar que el ser humano por definición es vulnerable. La bioética lo sabe, el giro a lo cultural ha permitido plantear este asunto desde una bioética global.
Son términos que apuntan hacia lo frágil, el daño, la herida y el dolor. Antropológicamente reconocemos que el ser humano no sólo muere, sabe que muere, se sabe finito y mortal, eso le causa dolor y ausencia, hambre de saber que hay más allá una vez que ya no esté, y el cómo enfrentar, sin sufrir quizás, a esa muerte inevitable.
La muerte está en nuestra conciencia, lo percibimos desde el intelecto y lo sabemos e internalizamos como parte de la realidad, de nuestra realidad; la mente humana es capaz de autoconciencia y por tanto de la libertad. ¿La falta de libertad nos hace vulnerables, o por ser vulnerables se nos puede coartar la libertad, es esta un derecho o un don?
Quizás al enfrentarnos a la enfermedad, al dolor, a nuestra propia vulnerabilidad, cara a cara con la ausencia o el dolor se nos presenta una gran incertidumbre, parece que la enfermedad podría limitarnos, hacernos perder nuestra libertad.
«La enfermedad que nos limita y trunca, el dolor que nos inclina, la ausencia y el vacío, en sus muchas facetas, el sentimiento de impotencia, sin manifestaciones de nuestra vulnerabilidad. El ser humano es, por tanto, vulnerable y frágil por su misma condición corporal y mortal, pero también por su capacidad de sentir y pensar, de ser con otros y de desarrollar una conciencia moral».
En términos generales y actuales, la vulnerabilidad puede analizarse desde tres perspectivas: 1. La exposición o riesgo de ser expuesto a situación de crisis. 2. La capacidad o riesgo de no tener recursos para enfrentar dichas situaciones y 3. La potencialidad o riesgo de sufrir serías consecuencias por esta crisis, todo esto en el marco de la vulnerabilidad humana individual y social.
Concluye Feito que: La vulnerabilidad social supone la antropológica pero la amplifica. El debate se abre en términos de vulnerabilidad antropológica y va directo a la amplitud de lo social, lo que quizás sea bueno para uno es bueno para todos, y aún queda abierta la pregunta sobre la libertad, veremos que se puede analizar desde la base de estos parámetros antropológicos, contrastado con el sentir humano y la búsqueda de su bienestar, en esencia un bienestar que evite el sufrimiento. ¿Podemos y debemos evitar el sufrimiento con base en nuestra vulnerabilidad?
*Rodolfo Bolívar es profesor de la Universidad Monteávila
@rodolfo_bolivar_
Sin embargo, hay esperanza. SÃ, somos vulnerables socialmente; sÃ, también somos vulnerables antropológicamente, pero, en el medio del sufrimiento hay quienes en nuestra libertad podemos decidir confiar. Podemos ejercer una libertad espiritual que no está limitada por nuestra corporeidad, porque transciende, porque somos dueños de nuestro propio obrar, porque somos capaces de amar, muy por encima de las circunstancias en las que nos encontremos. Como dice Frankl, una libertad espiritual que se hace aún más fuerte en el medio de la opresión fÃsica.
Acertado el comentario sobre Frankl, en ese discernimiento entre como enfrentar el entorno hostil y mi capacidad de sentir y elegir, se encuentra la vulnerabilidad que va codo a codo con nuestro sentido de vida. Debemos ser fuertes en nuestra debilidad. Un saludo Ley.