G. Suárez/M. Carreño.-
La formación del estudiante y su contexto requieren de alternativas innovadoras que promuevan los cambios necesarios, conducentes a fortalecer los cimientos de una sociedad moderna y solidaria.
El docente debe internalizar que amerita un sólido y alto nivel de formación profesional, con especial énfasis en la visión constructivista, creador de ideas innovadoras para la promoción de la transformación del sistema educativo actual.
Se precisa de un docente facilitador, cuya práctica lleve inmersa las diferentes corrientes pedagógicas y teorías educativas, en experiencias vivenciales significativas del agrado del estudiante, haciéndolo sentir el protagonista del hecho educativo y constructor de sus conocimientos; aprendiendo, desaprendiendo y reaprendiendo, sin miedo al error.
Es de vital importancia que el docente, desde la praxis para la construcción enaltecedora del conocimiento, asuma el reto de conocer y colocarse empáticamente en el lugar de cada estudiante, pues la finalidad de la enseñanza es enriquecer el aprendizaje, así como la visión del mundo que posee y hacerle comprender el papel que tiene en la evolución de la sociedad global.
En la actualidad, el conocimiento es un poder, saberlo proyectar con éxito en los diferentes ámbitos y contextos, implica su consolidación en el estudiante a través de la praxis docente, cimentada sobre las competencias; tanto ética como emocional en correspondencia a una necesidad de crecimiento profesional, dirigida a lograr responsablemente la superación personal y colectiva.
Por ello, la educación inspira al descubrimiento de los mejores talentos del ser humano, bajo una visión de la construcción enaltecedora del conocimiento, descubriendo los méritos y cualidades del estudiante, haciéndole sentir que son valiosos sus aportes, en el contexto social donde se desenvuelve.
En las actividades de aprendizajes enaltecedoras de la construcción del conocimiento, es primordial que esté presente el afecto del docente hacia su estudiante, de tal forma, que pueda sentirse apreciado, estimado, querido, comprendido, entre otros… y, a su vez, para propiciar un aprendizaje motivador, entretenido y significativo. Por lo cual, se requiere en la praxis, de una atención inclusiva, considerando las individualidades y las generalidades; para que, con el devenir del tiempo, dichos conocimientos se vean reflejados en una sociedad más segura, justa, solidaria y equitativa.
De igual modo, el aprendizaje enaltecedor de las cualidades nobles del ser humano, es posible lograrlo, si consideramos a ese estudiante de manera integral, desde sus diferentes dimensiones; espiritual, volitiva, emocional, actitudinal y aptitudinal.
Es una educación sustentada en una filosofía de vida en que la persona se encuentre consigo mismo y su identidad; dándole sentido a su existencia, identificándose íntimamente con lo que dice, hace y proyecta.
Por lo tanto, se pudieran sugerir en la praxis enaltecedora del conocimiento, algunos elementos primordiales que el docente debe considerar para que se lleve a cabo eficazmente:
- Los valores, la ética, vocación de servicio y a su vez, estar ganado para asumir retos y transformaciones en la búsqueda de la calidad educativa, mediante una constante capacitación académica.
- La capacidad de visualizar y descubrir las cualidades y potencialidades innatas del estudiante.
- La inspiración en el estudiante para motivarlo en la construcción del conocimiento enaltecedor a través del afecto.
- Desarrollar el ser para que el estudiante adquiera conocimientos y pueda aplicarlos en su contexto social.
- Enseñarle que todo ser humano es responsable de sus acciones y parte de un mundo circundante y corresponsable de la construcción de una generación útil a la sociedad.
- Brindar al estudiante un sentido de seguridad y pertenencia, permitiéndole participar en la creación de actividades innovadoras, negociadas con las personas involucradas en el proceso educativo.
Finalmente, la praxis docente para la construcción enaltecedora del conocimiento centra su visión escolaren el aprendizaje integral, que permite, además, asumir un rol social activo-participativo, mediante la creatividad y la reflexión, aunado al desarrollo de las potencialidades vinculadas a las necesidades e intereses, habilidades y destrezas, a través de la adquisición de competencias útiles; permitiendo contribuir con el crecimiento personal e intelectual, además en la consolidación del futuro ciudadano, solidario, justo, responsable, inclusivo, comprometido con la sociedad; es decir, con conciencia ética personal, colectiva y también independiente.
Asimismo, tener presente que un docente es como un espejo donde se refleja ese ser que tiene en sus manos, el estudiante en formación, que es el presente y el futuro de la consolidación de la paz a través del amor y el crecimiento, en condiciones de igualdad de la sociedad solidaria que se desea.
*Gloria de Jesús Suárez es profesora de la Universidad Monteávila
*Mariangne Carreño es coordinadora de la Escuela Nacional de Caraballeda
Saludos y bendiciones. excelente su artÃculo. Estar dentro del universo de posibilidades educativas te invita a no mirar lÃmites parcelarios, el docente actual está retado a mirar con empatÃa nuestros nuevos escenarios. Gracias