Cierre de lugares emblemáticos atentan contra la memoria de la ciudad. El deterioro se adueña de los espacios
Vanesa Acevedo.-
Hay lugares, vallas y estatuas que hacen que Caracas sea única e inigualable, lugares en el que se encuentra ese sabor y olor característico de esta golpeada ciudad que ofrece sitios de importante aprendizaje.
Sin embargo, el cierre de locales y el desmantelamiento o destrucción de estatuas y vallas publicitarias icónicas de la ciudad ha generado que todo esto vaya desapareciendo poco a poco, poniendo en peligro la identidad de la capital.
El famoso Gran Café
A principios de este año, el Gran Café, ubicado en Sabana Grande, cerró sus puertas, dejando en los caraqueños un gran hueco en el corazón. Su cierre se debe al alto costo del local que los dueños no pudieron seguir costeando.
Esta cafetería era muy famosa en Caracas por sus cafés, sus “clubhouses”, batidos y merengadas, pero aparte fue un centro de reunión para estudiantes de la UCV, personas corrientes y no tan corrientes como grandes escritores, políticos y artistas, entre ellos Hugo Salazar, Héctor Malve Mata, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Miguel Otero Silva, Juan Domingo Perón, entre otros grandes personajes.
Quien fundó esta gran cafetería fue Henri Charrieré, mejor conocido como Papillón, personaje icónico por su fuga de la dura cárcel de Saint Laurent du Maroni, en la Guayana Francesa.
Para la economista María Elena Acevedo el cierre del local era algo que “se veía venir” por el alto costo de la vida en Venezuela, que hace imposible poder tomarse un café, por lo cual, al no tener ingresos no hay cómo mantener un local, y además se dejó de frecuentar por el deterioro y el peligro de estas zonas.
Algunas librerías populares
Hace un tiempo atrás librerías como Suma, Lugar Común y Noctua, estaban llenos de entretenimiento cultural y llenos de los últimos “best sellers”. Muchas personas iban a escarbar en sus estantes a ver con qué se encontraban y ver qué les ofrecía el mundo de la literatura.
Hoy en día, estos locales están cerrados y en su lugar hay nuevas tiendas o carteles que indican la clausura de la librería.
La librería Suma, de Sabana Grande, fue inaugurada en 1950 y mantenía recuerdos de la época, además, fue un local frecuentado por el propio Rómulo Betancourt.
Para el 2018 la librería Suma cerró sus puertas sin dar razón alguna.
Lugar Común, de Altamira, era una librería donde podías tomar café mientras te dejabas llevar por las avasallantes lecturas que encontrabas. Todo esto llegó a su fin en julio del 2018, por la situación económica y malos acuerdos en su arrendamiento.
Y Noctua, que se encontraba en el Centro Plaza, tuvo que cerrar tras las inundaciones del 2017, la cual generó la pérdida de aproximadamente 2000 libros. Sus dueños aseguraron que un mes después del desastre iban a reabrir, pero esto nunca ocurrió.
La pérdida de librerías tan importantes en Caracas atenta contra la historia y cultura de la ciudad.
“El cierre de esas librerías fue una lástima”, afirmó el historiador Gabriel Sará.
Sin Cristóbal Colón
Desde 1934 la estatua de Cristóbal Colón permanecía situada en Plaza Venezuela, dando homenaje al descubridor de América. Pero en 2002, Hugo Chávez firmó un decreto, en el que el Día de la Raza pasaría a ser el Día de la Resistencia Indígena.
Dos años después la estatua fue sometida a la destrucción y vandalismo. Seguidores de Chávez destruyeron, colgaron y arrastraron la estatua hacia el Teresa Carreño, donde celebraron el fin del colonizador. Sará califica como “atroz” este hecho para la historia de Venezuela.
Ahora quien ocupa ese puesto es el cacique Guaicaipuro, quien luchó contra la colonización. Mientras que hasta el sol de hoy no se sabe del paradero de la estatua de Colón,.
Vallas publicitarias son patrimonio cultural
Las vallas publicitarias de Nescafé y Savoy eran íconos y puntos de referencia en la capital del país, asimismo adornaban la ciudad con sus grandes colores y luces, su posición era perfecta para aquellos que pasaban por la autopista, por lo cual era muy fácil que quedara un recuerdo en la mente de las personas que transitaban por ahí, pero como muchos otros carteles no han podido sobrevivir por la crisis económica que atraviesa el país.
La taza de Nescafé ubicada en la torre Phelps de Plaza Venezuela fue colocada en el 2004, pero seis años después fue desmantelada por no cumplir las normas municipales de Propaganda y Publicidad Comercial, ya que sus proporciones superaban las dimensiones permitidas por la Ley, además, de que pudiera ocasionar grandes daños en caso de un desastre natural.
La valla publicitaria de Savoy, que estaba ubicada en Bello Monte en el edificio Pigalle, llevaba aproximadamente medio siglo decorando a la ciudad caraqueña, colocándolo dentro de los patrimonios culturales más importantes. Por cuestiones económicas tuvo que ser desmantelada en el 2020.
Se quiere olvidar de una manera selectiva algunas referencias emblemáticas de la cultura e idiosincrasia caraqueña, conformada por lugares, vallas y estatuas, anécdotas y sabores y olores, es necesario rescatar la esencia perdida de la ciudad.
Vanesa Acevedo es estudiante de la Universidad Monteávila