Alicia ílamo Bartolomé.-
Hay algunas palabras que empiezan por re que no me gustan, por ejemplo, remordimiento, rencor, revancha. Son muy negativas. El remordimiento es un estado de inquietud interior porque hicimos un mal, es más que todo un dolor por la falla personal que por las consecuencias. Prefiero el arrepentimiento porque suscita un deseo de reparación, de enderezar los entuertos, se abre a los demás, en cambio el remordimiento se encierra en sí mismo, corroe y no conduce a ningún bien.
Lo mismo pasa con el rencor, que, como la envidia, los sufre sobre todo quien los siente, no quien los suscita. Claro que estos sentimientos, en su negatividad y según su intensidad, pueden llevar a acciones malignas y aquí entra la tercera palabra que me disgusta: revancha, que no es otra cosa que venganza. No digamos reconcomio.
Este extraño preámbulo es para alertar sobre las reacciones que podemos tener frente a las circunstancias que estamos viviendo: malos gobiernos o desgobiernos, epidemias, abusos, carencias, aislamiento, soledad… Nos han caído las 10 plagas de Egipto y más. Hay muchos que se sienten ya en los días del Apocalipsis. No lo sé, no soy ni quiero ser profeta. Soy sólo una anciana, con mucha experiencia de vida, a la cual se le puede aplicar muy bien el refrán: Más sabe el diablo por viejo que por diablo.
No te dejes apabullar por la desolación, ni la desesperanza, ni los deseos de retaliaciones. Es muy fácil caer hoy en día en el ojalá de males para quienes nos han hecho daño. En estas épocas de crisis pensamos más en venganza que en justicia y es por ésta y sólo por ésta que debemos luchar. En un pueblo donde no se ejerce la justicia jamás habrá paz, ni prosperidad, ni felicidad. Es un pueblo muerto, pleno de temores porque sus problemas los resuelve con asesinatos y linchamientos. ¿Es esto vivir? Es morir todos los días.
Me espanta cuando oigo a gente que parece sensata decir respecto a uno, o más de los tantos sinvergí¼enzas del gobierno, que espera que lo maten y lo cuelguen de un poste, como hicieron con Mussolini. Nadie, absolutamente nadie merece una muerte sin juicio, si es que la pena capital es realmente justa, de lo cual no estoy segura, los Mandamientos dicen No matarás.
Los Juicios de Nuremberg todavía me producen cierto escalofrío. Visité esa ciudad hace muchos años y la encontré lúgubre, cenicienta, extraña, un lugar a donde uno nunca quisiera volver porque su sombra envuelve y oprime el corazón. Tuve la sensación de que si allí se había ejercido la justicia, se había olvidado la misericordia y sobre ésta prevaleció la venganza.
La feroz persecución como a ratas de los responsables o ejecutores del Holocausto por todo el mundo, a algunos ya ancianos, me pareció tan bochornoso como su mismo crimen. Triunfó la venganza. Estuvo ausente el perdón, yo soy de esta escuela. Mis amigos judíos me contradecirán. Lo siento, pero no puedo olvidar la angustia que me invadió en la sombría ciudad de Nuremberg. La visité en otoño, tal vez si hubiera sido en primavera no me hubiera afectado tanto su oscuridad.
Y es esta alerta la que quiero hacer no sólo a mis compatriotas sino a los ciudadanos del mundo: no se dejen arrastrar por las pasiones negativas que se desatan en los conflictos que nos afligen, hay que controlar las emociones. Cuando éstas se convierten en avalancha no hay vuelta atrás, se cometen muchos errores, muchas injusticias, muchos crímenes y a veces contra víctimas inocentes. Hay que cuidar nuestra psiquis y fortalecer el espíritu. Llenarse de pensamientos positivos para construir y no destruir. Bastante sufrimiento hemos tenido ya con esta pandemia, cuarentenas, muerte de seres queridos, encierro y aislamiento. No aislemos el corazón de la verdad: todos somos hijos de Dios y él nos ama. Ya nos despejará la ruta hacia un nuevo amanecer del mundo. Volveremos a ser humanidad.
*Alicia ílamo Bartolomé es decana fundadora de la Universidad Monteávila
Como siempre sabias palabras de mi querida Profe Alicia Alamo.
Ella escribe como piensa y siente y con sus años más sabia es.
Ojala no caiga en saco roto, como dicen por allÃ, la esperanza es lo último que se pierde y Dios está siempre allà para todos, no debemos olvidar esto.
Estupendo artÃculo.
Claro que no estamos a favor de la venganza pero sà a favor de la Justicia. Que el perdón se conceda cuando el pecado o el delito se pague bien pagado porque, como creo que dice Dn Quijote en alguna parte, quien ofende olvida la ofensa fácilmente, el ofendido no debe…
Muy agradecido a la Dra. Alamo por este artÃculo.
Llega en un momento muy oportuno, y nos invita a meditar.
Dios nos dé luces para fomentar el hambre y sed de justicia, que tienen aneja una bienaventuranza, mientras que el odio y la retaliación se mueven por otros derroteros.
La tentación de los RE, proviene de muchos IN, que a veces se transforman en IM: injusticia, indolencia e impunidad.
Todo eso hace aparecer a veces otro IM: IMposible no experimentar el deseo de venganza.
Pero los MI del Señor vienen a orientarnos de nuevo: Mïa es la venganza, dice el Señor, y en Dios no falta nunca la Misericordia.
Por lo tanto, sigamos el consejo de los sabios. En particular, de esta sabia con muchos años de experiencia, y REcemos, REparemos, REnovemos la Fe y confianza en Dios.
Canalicemos nuestras ARRE, hacia el Arrepentimiento por lo que a cada uno nos toca.; y con el corazón abierto hacia la Verdad, REpitamos: dame, Señor, hambre y sed de justicia: y la seguridad, de que serán saciadas!
Mi querida Alicia. Me encantó tu artÃculo . Cómo siempre brillante….Pienso que si dejamos la justicia en manos de Dios…PodrÃa el que hizo mal y no se arrepintió recibir una condena eterna……..Creo que no existe peor castigo….