2020, el año en que Venezuela debió lidiar con varias pandemias

La excepcionalidad impuesta por la llegada del covid-19 al paí­s, hace un año, evidenció aún más las crisis que afectan la cotidianidad del venezolano; educación, economí­a, salud mental.

cuarentena

Javier Castro.-

Se cumple un año desde que se decretó la cuarentena nacional en Venezuela se observa y el saldo que ha dejado este periodo en el aspecto académico, económico y psicológico de un paí­s que ya estaba convaleciente antes del covid-19 y el aislamiento no es positivo.

En materia educativa la deserción escolar aumentó en el paí­s, según representantes del gremio educativo venezolano. El abandono de los estudios es una práctica que aumenta debido a la falta de recursos, el deterioro de las instituciones del paí­s y ahora el coronavirus. Escuelas y universidades públicas se vieron obligadas a cesar sus funciones por no poder asumir la modalidad a distancia.

Paulatinamente se comenzó el regreso a clases presenciales, sobre todo en colegios privados, bajo condiciones especiales, pequeños grupos, pocas horas, pocos dí­as a la semana, en un intento de acompañar de manera más cercana a los estudiantes, Sin embargo, el regreso a clases todaví­a es incierto. El gobierno apunta a abril, antes habí­a señalado marzo.

En este sentido, Rodolfo Bolí­var, profesor de Ética en la Universidad Monteávila, expone que la pandemia afectó la cotidianidad de dos formas: una negativa y otra positiva “Lo negativo es que nos tomó de sorpresa e impidió que siguiéramos teniendo el control que creí­amos tener de nuestras vidas”.

Creo que las relaciones humanas se vieron notablemente afectadas, que esto formó un vací­o en el corazón a nivel afectivo y emocional porque la pandemia generó lo peor que puede ocurrirle al ser humano que es la separación, ese no poder ser libre de compartir con quien quieras, cuando quieras y como quieras”.

Sin embargo, Bolí­var acotó que esta situación también ha traí­do aspectos positivos porque abrió muchas ventanas con las plataformas online y la creciente demanda de cursos “y diplomados a distancia fue enorme”.

“Esto abrió una puerta que no va a cerrarse y tampoco hay interés en que se cierre. Creo que hemos adquirido nuevas competencias y hemos cambiado en el proceso, yo veo madurez en todo esto, un crecimiento óptimo”, afirmó.

Reconoció que en un paí­s como Venezuela es muy difí­cil que todos tengan acceso a internet y puedan llevar de forma sana sus estudios en esta modalidad, pero sí­ ve en este punto un paso a favor del futuro de la educación. “Yo no creo que esto represente el fin de la educación presencial, pero quizá sea el comienzo de una educación hibrida”.

Las clases online significaron el método más viable de darle continuidad al año académico para las instituciones del paí­s que podí­an permití­rselo; sin embargo, no todos los estudiantes cuentan con el acceso a las herramientas para hacer frente a las exigencias académicas en esta nueva modalidad. En los rankings mundiales de Speedtest referentes a la velocidad móvil y de banda ancha, Venezuela ocupa el antepenúltimo y penúltimo puesto, respectivamente.

Bolí­var afirma: “Venezuela tiene dos pandemias, la del virus covid-19 y la del régimen autoritario que nos gobierna y que nos está exterminando en todos los rubros, quedándonos en el académico, las universidades públicas del paí­s están en un estado de miseria indescriptible ¿cómo es posible que un profesor con estudios de 4to nivel gane 3 o 4 dólares mensuales? Entonces hay que entender que aquí­ estamos en una situación mucho más difí­cil por la situación económica y polí­tica”.

Caí­da libre

Caracas cuarentena

En materia económica el derrumbe continúo su paso acelerado. El desempeño negativo de la economí­a en Venezuela data de la primera parte del 2014 cuando el precio del petróleo aún gozaba de un coste de 88,4 dólares por barril.A finales de ese año el precio del crudo descenderí­a a 44,1 dólares, lo más bajo que habí­a caí­do su costo en 11 años. Esto dio otro golpe a una economí­a que dependí­a principalmente del petróleo.

Pedro Castro, doctor en economí­a y profesor en la Universidad Central de Venezuela, asegura que el dólar da una sensación de mejora a la crisis, por ejemplo, explica que el sector obrero, en la actualidad, “que siempre ha sido de los más afectados”, empezó a cobrar sus servicios en esta divisa.

“El dólar permite sostener un poco la economí­a del paí­s y evita el eterno trají­n de no saber cuánto cuestan las cosas por el constante cambio de precios y devaluación de la moneda. Sin embargo, el problema sigue siendo el costo de la vida, la dolarización de facto tiene la ventaja que te acabo de mencionar, pero tiene la desventaja de llevar las cosas a su precio universal, entonces, no sé, un kg de mandarina, por ejemplo, cuyo precio era ridí­culo pasó a costar 1$ y te seguirá sonando tonto, pero eso significa un gran aumento en el precio de la fruta para lo que costaba antes y lo mismo ocurre en todos los niveles”.

El Centro de Documentación y Análisis (CENDA) expuso que en el mes de diciembre de 2020 la cesta alimentaria para un grupo familiar llegó a costar 218.357.086,27, bolí­vares, lo que equivale a 204,59 dólares. Para lograr esa cifra se requieren 182 salarios mí­nimos. El Observatorio Venezolano de Finanzas aseguró que el PIB se desplomó un 41,7% durante el último cuatrimestre de 2020, producto de lo que significó ese año arropado por la cuarentena, la preexistente crisis y el virus.

“La gente se queja de cómo los ignorantes no respetan la cuarentena y salen a diario a exponerse y a exponer al resto y, por supuesto, esos nunca faltan, pero ¿cómo sobrevive el venezolano de a pie preso en su casa sin trabajo, internet o ahorros de los cuáles sostenerse un tiempo? Hay que elegir entre morir de hambre o morir de coronavirus”, concluye el doctor Castro.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estimó que la economí­a venezolana cayó un 30 % en 2020, casi el doble de lo que preveí­a antes de la pandemia.

Una cuarentena extendida

Las particularidades de la realidad venezolana hacen que el ciudadano común se resienta con mayor facilidad.

Según el psicólogo y miembro del Centro de Psicoanálisis Aplicado de Caracas (CPA), Sebastián Vera, para las personas que viven en Venezuela es particularmente difí­cil la cuarentena porque “se encuentran en una situación de abandono por parte del Estado, esto significa vivir bajo la eterna angustia de no saber cuándo llega el agua, cuándo se va la luz, cuándo va a haber gasolina y otro millón de factores a los que vino a sumarse la angustia de poder contagiarse de una enfermedad peligrosa en un paí­s en el que reviven enfermedades extintas por falta de vacunas”.

En la situación actual de cuarentena, es decir, en aislamiento, la falta de rutinas, de ejercicio y diversidad de entornos han generado importantes trastornos, y se han “disparado”, según la Federación de Psicólogos de Venezuela, las situaciones vinculadas con las afecciones psicológicas, registrándose un aumento de los problemas de sueño y de las adicciones, especialmente las adicciones comportamentales, que tienen que ver con un mayor uso de dispositivos electrónicos y que definen como “comportamientos evasivos a la complejidad del entorno”.

La psicóloga clí­nica y social Yorgelis Acosta declaró que la situación en el paí­s está complicando de forma negativa las emociones del venezolano. “Mis estudios sobre las emociones y el estado emocional de los venezolanos me han llevado a hablar de las emociones de la crisis”, afirma.

Acosta asegura que “los venezolanos conocemos, toleramos y somos amigos de la tristeza, el miedo, la rabia, la frustración; pero la crisis de los últimos años, ha hecho aparecer otras emociones complejas, mixtas, que nos cuesta identificar, sentir sus expresiones fí­sicas, psicológicas, conductuales y cognitivas y salir de esos estados emocionales como la perplejidad, anestesia, aturdimiento, confusión, duelo intenso, dolor, sufrimiento, vulnerabilidad, colapso y hasta culpa de sentirnos bien en medio de la crisis, de ver oportunidades, de prosperar y no dejarnos derribar por los otros y por la adversidad. Lo que contrasta con nuestra caracterí­stica histórica de alegrí­a”.

En este sentido, Vera agregó que la cuarentena existí­a en Venezuela mucho antes del virus “Hay distintas formas de entender el encierro, la inseguridad por ejemplo: mucha gente en el paí­s no sale después de cierta hora porque es peligroso, o no sale antes de cierta hora porque es peligroso, o solo se mueve entre 3 o 4 lugares porque fuera de ellos no conoce y es peligroso, o gente que sencillamente no sale si no es estrictamente necesario porque es peligroso, la crisis condiciona y si fuera tú, escribirí­a que en este paí­s llevamos mucho más de un año en cuarentena”.

*Javier Castro es pasante de Pluma y estudiante de la Universidad Monteávila

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