Andrea Piñango.-
El 2020 es un año de sorpresas y aprendizajes: a las nuevas generaciones les toca adaptarse a los nuevos cambios del mundo y una de esas sorpresas fue la llegada de la pandemia del Covid-19, un nuevo virus que nos obligó a hacernos más conscientes con la vida.
El coronavirus resultó ser uno de los brotes más importantes de la historia de la humanidad; no se observaba un fenómeno así desde 1918 con la gripe española o H1N1, la causa de 50 a 100 millones de víctimas.
       Ningún país estaba preparado para enfrentar la pandemia y el calibre de una economía paralizada, la atención de 24 horas en los centros de salud, entre otros asuntos.
Este virus trajo consigo un cambio de rutina, un distanciamiento social, pero son más los pros que los contras, si no ponemos analizar la situación. De alguna manera, hay que agradecer esta prueba que nos está dando la vida.
       Dicen que de los mejores inventos nacen del desespero, y con el mundo comercial paralizado, han surgido muchos emprendimientos como alternativas para obtener dinero. Los restaurantes optaron por ofrecer “delivery”, igual que varios comercios y locales.
       Al estudiante ahora le toca adaptarse a la modalidad online. En el caso de muchos países, esta es una modalidad a la cual no estaban acostumbrados ni preparados. Se trata de un aprendizaje entre todos y para todos.
Por primera vez, en el siglo XXI, la mayoría de los países tiene un enemigo en común y a pesar de todos los problemas que este virus pudo haber ocasionado, hay que agradecerle por el respiro que le está dando a la Tierra.
Este virus trajo consigo un cambio de rutina, un distanciamiento social, pero son más los pros que los contras, si no ponemos analizar la situación.
Desde hace mucho tiempo para acá, se han publicado estudios científicos que demuestran los daños que los seres humanos le hemos hecho a la tierra, por la contaminación de las industrias, plásticos, gases, entre otros.
       Gracias al confinamiento por el Covid-19, existen evidencias que tenemos un mundo más limpio, el agujero de la capa de ozono disminuyó, los ríos están más limpios; como prueba de eso tenemos los canales de Venecia (Italia) con agua más clara.
También se han visto animales como delfines y tiburones en las orillas de las playas o animales terrestres en la ciudad; además, las áreas verdes han vuelto a florecer.
        Nadie se esperaba una guerra biológica en este 2020, y todavía estas alturas, no se sabe con exactitud cuál fue el origen del Covid-19.
Lo único que se sabe es que esta pandemia nos tomó a todos por sorpresa, y lo que nos diferencia entre todos en esta situación es la manera en que enfrentamos esta guerra: unos aprovechan para hacer todas esas actividades que no podían realizar por falta de tiempo y otros para crear nuevos proyectos en su vida.
Por ahora, solo nos toca tener paciencia y esperar que todo se “normalice”.
*Andrea Piñango es estudiante de la Universidad Monteávila