En Los Andes la falta de gasolina obliga a cumplir la cuarentena

Luis Sánchez.

A lo largo de la implementación de las medidas de seguridad en prevención del contagio del COVID – 19 en el estado Táchira ha habido, hasta ahora, un caso registrado y confirmado por las autoridades. Dicho caso fue trasladado del estado andino quedando libre del virus,  según la vicepresidenta Delcy Rodrí­guez.

En la ciudad de San Juan de Colón, municipio Ayacucho, la cuarentena se ha cumplido en un 70%, según el alcalde del municipio. “Todos pueden salir desde las 8 hasta las 2 de la tarde para hacer sus compras, siempre y cuando lleven el tapaboca y los guantes”, dijo Yonni Lizcano.

Si se consiguen personas en horas no permitidas por la calle o mototaxis laborando después de las 2 de la tarde las autoridades tienen el deber de detenerlo y llevarlo al comando de la Guardia por cuatro horas”, afirmó la autoridad regional.

En el pueblo la gente se resguarda en sus casas, pero en las tardes se ve a la gente con el tapaboca en el frente de su casa compartiendo con los vecinos. “El sábado estábamos aburridos y yo saqué un dominó y pues como no habí­a luz nos sentamos en la acera para jugar mi esposa, mis dos vecinos y yo. No habí­amos terminado la partida cuando llegaron unos guardias a decirnos que nos metiéramos a las casas porque si no nos llevaban presos”, afirmo Omar Medina, habitante de la calle 5.

Yo me quedara adentro viendo televisión  o revisando internet pero es que nunca hay luz y si hay no llega el internet. Si salgo a la parte de atrás los vecinos siempre queman basura y uno no puede estar ahí­ por el humo”, concluye Medina.

Los cuerpos de seguridad rondan los comercios y se aseguran de que cumplan los horarios establecidos y también supervisan que no abran los negocios que no son de primera necesidad. Sin embargo, los dueños de los locales dejan en sus santamarí­as los números telefónicos para contactarlos y poder coordinar la compra o lograr adquirir sus servicios.

“La guardia llegó aquí­ y me dijo que estaba detenido, que como era relojero no podí­a trabajar. Le dije mire yo tengo guantes y tapabocas, yo vivo solo, si usted me va a llevar la comida a mi casa créame que me encierro, pero si no tengo que venir a abrir para poder comer”, indicó Rafael Pantoja, de 77 años, relojero de San Juan de Colón desde su negocio.

La guardia también se ha beneficiado de la crisis de tres estaciones de gasolina solo una ha surtido en estos 14 de dí­as de cuarentena. “Lo que llegó fue media gandola el lunes y media el miércoles. Escuché que vendrí­a media el sábado. Pero todo es para los funcionarios y los doctores. Pero eso vienen las patrullas de dos y tres veces, a veces no queda ni para los médicos”, dijo Luis Hernández, vigilante de la bomba.

Cuando llegó la gasolina llamaron para las cuatro clí­nicas y dijeron que fueran cinco doctores por cada clí­nica y cuando llegaron pudieron echar apenas seis porque ya se habí­a acabado el combustible”, dijo Virginia Roa, gerente de la clí­nica La Trinidad. “Los doctores se molestaron, pero les dijeron que no podí­an hacer nada porque las motos y las patrullas estaban vací­as, pero eso se repitió las dos veces que llegó combustible”, concluyó Roa.

La mayorí­a de la gente anda a pie o en moto. En San Cristóbal no llegaba combustible quince dí­as antes de que el ejecutivo decretara la cuarentena y se apreciaban largas colas. “Yo tení­a la gasolina justa para llegar de Colon a San Cristóbal. Llegué, me metí­ en la cola el lunes antes de la cuarentena y pasé toda la semana durmiendo en el carro. Cuando el sábado me enteré lo de la cuarentena un familiar me dio 15 litros de gasolina y me vine. Guardé el carro y no lo saqué más, llegó a Colón creo que con solo el olor a gasolina”, dijo Henry Carrizo, de 68 años de edad.

También confesó Carrizo que estaba buscando la manera de comprar gasolina para que en alguna emergencia poder usar su carro y no ha podido adquirirla por lo costoso que la venden. “Yo le comenté a un vecino que necesitaba comprar, aunque sea una pimpina, para cualquier emergencia y me contactó con un guardia. Me dijo que tení­a a la venta, pero por 150 mil pesos (50 USD) y mijo por 20 litros eso es un abuso”, contó Carrizo.

Con respecto al combustible dicen los habitantes que la otra opción es comprar gasolina colombiana porque la pimpina es más barata, la venden en 75 mil pesos (20 USD), pero rinde menos, porque es de menos octanaje.

“No consigo ya qué hacer en la casa, esto es desesperante. Cuando hay luz escucho la misa, coso, tejo, cocino y así­ me distraigo, pero cuando se va la luz no puedo cocinar porque tengo ya 11 meses sin gas”, dijo Gladys Rojas de 65 años de edad. “No tengo gas porque me cuesta 80 mil pesos (25 USD) y no tengo ese dineral. Cuando hay luz tengo que cocinar todo lo que tengo para poder tener que comer cuando se va la luz”, continúa Rojas.

“Yo lo que quisiera es que al menos los cortes fueran programados para poder organizarme, pero no, aquí­ no se sabe ni cuándo se va, ni cuánto vamos a durar sin luz”, concluye Rojas.

El alcalde dijo por la emisora del pueblo que los cuerpos de seguridad han detenido a más de 120 personas y pedí­a que tomaran conciencia. “Esta lucha es de todos”, afirmó en el programa radial.

Yo estaba esperando a mi mamá que saliera del supermercado cuando pasó la guardia y me dijo que qué hací­a ahí­ afuera. Les expliqué y me dijeron que era mentira que me montara al camión que estaba detenido”, contó José Gregorio Chacón.

“Allá en el comando me tuvieron dos horas y media, me empujaron, pero no me golpearon, al rato de estar ahí­ vinieron unos médicos integrales y me dieron unas charlas de cuarenta minutos. Al terminar me dijeron que fuera la última vez que me vieran en la calle, que llamara para que me buscaran y que la próxima eran dos dí­as”, concluyó Chacón.

El mercado municipal de Colón quedó clausurado hasta nuevo por orden de la alcaldí­a, esta misma medida se tomó en la ciudad de San Cristóbal y en el municipio Garcí­a de Hevia. Esto ha traí­do varias consecuencias en la población ya que los pocos abastos que tienen permiso de ventas aumentan los precios. La guardia también ha tratado de controlar la especulación de los precios, aunque ha hecho más labores en las farmacias.

La lucha del tachirense para vivir con el problema de la luz, la gasolina, los altos precios y la prohibición del trabajo, estar en su casa ha sido todo un reto de supervivencia y muchos confiesan que más los afecta la falta de gasolina y de luz que el coronavirus.

*Luis Sánchez es estudiante de la Universidad Monteávila

*Fotografí­as: Cortesí­a. Tomadas previo al decreto de cuarentena

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