Eloísa Arias.-
Según un estudio realizado por Mariana Bacalao, las tres redes sociales más utilizadas por los jóvenes hoy en día son Facebook, en primer lugar; Instagram, en segundo y; por último, Twitter. Las dos primeras han añadido nuevas herramientas a sus plataformas para bloquear noticias falsas mientras que la última ha pedido a sus usuarios notificar al sistema una vez que se encuentren con alguna información no verificada.
Según una investigación de la agencia de noticias Reuters, solo un 23% de las personas confía en noticias difundidas por las redes sociales, a pesar que la tendencia mundial estos últimos años ha sido la de migrar a la plataforma digital.
Bacalao explica que en el caso venezolano esta inclinación ha sido “sobrevenida”, debido a que los medios tradicionales están “básicamente extintos”, con el periódico físico que queda siendo para “los dueños de mascotas”. En el país ya cuentan 12 estados sin medios tradicionales, ante la falta de papel periódico, según el gremio denuncia el gremio.
En el 2017, el portal web Statista llevó a cabo una encuesta en la que se conoció que un 80% de los jóvenes estadounidenses considera que las Fake News son un grave problema en su país. Asimismo, el Instituto de Tecnología de Massachussetts descubrió en 2018 que las noticias falsas se propagan mucho más rápido que las verificadas por la plataforma de Twitter.
Samuel Negredo, del Digital News Report de la Universidad de Navarra, aseguró que “una de cada tres personas evita informarse, a veces o a menudo”. Agregó que “el 60% de los usuarios de noticias online trata activamente de aislarse de la actualidad, como mínimo, de vez en cuando”.
En este sentido, Valeria Cianci, venezolana de 19 años que reside actualmente en Dinamarca, afirmó que no sigue cuentas de noticias en redes sociales porque este tipo de informaciones le “causa ansiedad” y que se entera de lo que ocurre por sus padres o amigos.
Con su estudio, Reuters reveló que un 28% de personas dice sentirse “desgastado por las noticias hoy en día” y al hablar de la situación en Venezuela, Bacalao apuntó que debido a la crisis que atraviesa el país “la gente lee cada vez menos opinión política, artículos e investigaciones de tipo económico porque no tiene tiempo y está presionada” por lo que ocurre a su alrededor.
Con respecto a las Fake News, Camila Tovar, estudiante de Psicología en la Universidad Católica Andrés Bello, dijo que no sabe cómo identificarlas. “Hay veces que varias cuentas publican la misma información y termina siendo falsa y por eso digo que no se debe confiar ciegamente en cualquier información”.
Valeria Cianci afirmó que confirma una noticia como verdadera si ve que se repite en varias páginas con más detalles. Por su parte, Yurizay Acosta, estudiante de Comunicación Social de la Monteávila, exclamó: “Para mí es fundamental todos los detalles de los sucesos”. No obstante, Tovar asegura que “no necesariamente” mientras más detalles tenga una noticia es más confiable.
Por su parte, Bacalao comentó que a los jóvenes “se les entremezclan portales serios con portales que no son serios, con noticias familiares, con noticias afectivas de la universidad, del sitio del trabajo”, y que; por lo tanto, se les dificulta saber qué creer.
La especialista reveló que en una investigación en la que se les preguntó a personas de los sectores económicos C amplio, D y E en qué portales confían se conoció que “mezclan medios de comunicación con reputación con páginas como Maduradas, con cosas que no son verificadas. Ahí entran las Fake News”.
Afirma que en la realidad se vive una “reingeniería del periodismo”, por ello las informaciones que más interesan son las relacionadas con “cosas utilitarias” como la renovación de los pasaportes, los días en que hay gasolina, el horario del agua, etc. “Uno no se puede quedar en la crítica de que la gente está usando las redes sociales y que hay muchas Fake News”, cuestionó la especialista.
Lorena Bornacelly, periodista del estado Táchira, comenzó a identificar los problemas de desinformación en los jóvenes de su comunidad, quienes no veían el noticiero local, y decidió abrir una cuenta en Instagram (@noticiastachirenses) para publicar sobre todo denuncias sobre las fallas de los servicios públicos. Asegura que se adaptó a las necesidades de los jóvenes al publicar imágenes específicas junto a un texto de máximo seis líneas.
La experta comentó que “en muchos casos los jóvenes no están pendientes de informarse” y es muy difícil luchar contra las noticias falsas. “Es muy complejo en Instagram que hay cientos de cuentas que publican cualquier información sin confirmar… pero allí es donde el esfuerzo de publicar contenidos fáciles y rápidos de consumir puede competir contra eso”, afirmó.
Algunos portales han tomado medidas para combatir el problema de las informaciones fraudulentas. Efecto Cocuyo lanzó “Cocuyo Chequea”, un espacio en el que se verifican y califican como falsas aquellos mensajes cargados de noticias que no son verdaderas.
Bacalao recomendó a los jóvenes chequear las noticias “en referentes que tengan prestigio, que tengan seriedad” y evitar seguir páginas de las que se desconozcan los dueños, tengan nombres genéricos; que no se deben a la ética periodística y que producen contenido para ganar seguidores.
También incitó a los periodistas a revisar las informaciones difundidas y denunciar cuando sea necesario para disminuir en mayor cantidad posible la confusión en las personas. Recordó que hay una responsabilidad ciudadana de la cual todos forman parte.
Del mismo modo, Bornacelly los invitó a no creer en todo lo que vean en las redes sociales y revisen qué tan confiables son las fuentes.
*Eloisa Arias es estudiante de la Universidad Monteávila