(Fotogalerí­a) Así­ se encuentra el Instituto Nacional de Rehabilitación de Caracas

Viviana Talavera.-

Sobre el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) pesan 25 años y varias modificaciones que hoy atentan contra su infraestructura y la seguridad de su personal, aunado a las carencias que se unen por la crisis existente en el sector salud, como la falta de especialistas, asegura parte de su personal, siendo este uno de los principales centros de rehabilitación que hay en el paí­s.

Trabajos de ampliación de vieja data generan hoy graves fallas en los pisos bases de esta edificación, por lo cual sus empleados piden una rápida atención. En el caso del área de rehabilitación principal fue reducida con una pared de cartón improvisada, que sirve para disimular parte de la infraestructura que cedió. A simple vista se observan paredes agrietadas, hendijas que en algunos casos permiten ver a través de ellas.

El INR no tiene aire acondicionado en ninguna de sus áreas, ni siquiera en el servicio donde se crean las prótesis, donde se usan quí­micos inflamables, por lo que el olor se siente bastante concentrado, según se pudo apreciar tras un recorrido por el instituto.

“Actualmente Venezuela vive una de sus peores crisis, jamás hemos vivido en la historia algo igual. El área de la salud está en completo abandono, como fisiatra no contamos con los insumos y estructura requerida para brindarles un buen servicio a los pacientes. Aquí­ en el Instituto Nacional de Rehabilitación trabajamos con las uñas, las instalaciones están colapsadas”, afirmó la especialista Gladys Montilla.

Según el traumatólogo Abelardo Bachour la ineficiencia hospitalaria en el área de rehabilitación atenta con la mejorí­a clí­nica en los pacientes y coloca a la cirugí­a como una «solución medianamente prolongada», además que las intervenciones no se pueden realizar de forma inmediata ya que no se cuenta con insumos necesarios ni con el personal requerido para llevar adelante la recuperación del enfermo.

El INR en sus comienzos fue uno de los centros más importantes del paí­s en cuanto al servicio que brinda; sin embargo, en su estructura, solamente, se ve la decadencia que ha sufrido con el pasar de los años.

“El instituto no es ni la sombra de lo que un dí­a fue, el estado en el que se encuentra supera lo que en mil años me pude imaginar, fue mi casa y es mi casa. Hoy en sus peores momentos me duele verla como esta”, dijo Ramona Martí­nez.

Las deficiencias en las terapias generan una cadena que afecta la recuperación plena de los pacientes, que no cuentan con la opción de cirugí­as óptimas, buenas rehabilitaciones, pero tampoco pueden ser inmovilizados por un tiempo prolongado, ya que esto conlleva a una hipotrofia muscular o disminución del trofismo muscular que requerirá mayor esfuerzo y trabajo en la rehabilitación para recuperar el trofismo muscular.

Y en el caso de lograrse la operación se requerirá del servicio de fisioterapia y rehabilitación para optimizar los rangos articulares, para así­ recuperar y aumentar la fuerza muscular de la extremidad afectada; al no cumplirse debidamente con la terapia el paciente no se podrá recuperar al 100%.

Ante esta situación afirman que los pacientes optan por informarse a través del internet de las posibles terapias fí­sicas que podrí­an realizar en sus hogares para mejorar clí­nicamente, lo cual no es correcto, ya que todos los casos son diferentes. Siempre es necesario el personal profesional para indicarles la manera adecuada para realizar la rehabilitación, alertan.

“Como fisioterapeutas no contamos con muchos equipos, por lo cual en algunos casos optamos por explicar los ejercicios para que los realicen en sus hogares o en otros centros como lo son los CDI (Centro diagnóstico integral)”, afirmó Gladys Montilla.

Así­ mismo lo señaló el traumatólogo Bachour, quien explica que muchas veces optan por sugerirle a los pacientes que acudan a los CDI por “estar mejor equipados que muchos centros de rehabilitación reconocidos a nivel nacional, con control por nuestro servicio para ver si realmente hay mejorí­a en los pacientes”.

Otra realidad que afecta a este instituto es la migración de los especialistas. Montilla señala que la marcha de sus compañeros se ha presentado desde hace un par de años y ha traí­do como consecuencia el aumento de pacientes atendidos por cada uno de los fisioterapeutas de INR. Actualmente el centro cuenta con siete especialistas, cinco  en el turno de la mañana y 2 en la tarde.

En el año 2018, durante 3 meses, solo estuvo de servicio la fisioterapeuta Montilla y llegó un momento en el que no se permitió el ingreso de más pacientes, por la falta de personal.

Al tener tantos pacientes la calidad de la atención no puede ser exclusiva, como solí­a ser antes”, señala Ramona Martí­nez, quien es enfermera del instituto desde hace 10 años.

Asimismo cada paciente debe llevar el material necesario para ser tratado, porque no hay insumos. Así­ que el yeso, la guata y las vendas son proporcionadas por cada particular.

*Viviana Talavera es estudiante de la Universidad Monteávila

*Fotografí­as: Viviana Talavera

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