Viviana Herrera.-
Al cumplirse cuatro meses de la falla eléctrica que dejó sin luz a todo el país por un período de hasta siete días, un recorrido por varias ferreterías y comercios de Miranda dejó entrever que las plantas eléctricas son el nuevo lujo obligado de los venezolanos, o por lo menos de aquellos que pueden gastar desde mil hasta 30 mil dólares.
Es necesario acotar que desde el siete de marzo el fluido eléctrico es cada vez más inestable y, a la par de un racionamiento obligado para sectores del interior del país, en la capital son cada vez más frecuentes los apagones de más de una hora, sobre todo hacia el este de la ciudad, como el que se vivió este fin de semana.
ílvaro Gonzales, gerente de Centro Ferretero La Mina, en San Antonio de los Altos, señaló Â que antes del primer apagón tenía apenas 15 plantas eléctricas y nunca antes habían sido el objeto más comprado de su ferretería. Después de la primera semana de marzo vio a personas adquirir hasta tres plantas al mismo tiempo.
Actualmente se ha agotado el stock de plantas eléctricas, según varios vendedores de la ciudad capital, ya que este producto en la Venezuela de las fallas y los apagones recurrentes pasó de ser un lujo a una necesidad.
Representantes de Planelect C.A, empresa que vende todo tipo de plantas eléctricas, comentaron que nunca antes habían tenido tanta clientela como ahora y que además personas de otros estados, como Maracaibo, los llaman para adquirir una de sus plantas, ya que donde residen no se consiguen.
La situación actual ha hecho rentable un nicho poco explotado en la capital del país. Comerciantes como Roberto Rodríguez han logrado rentabilizar la crisis eléctrica en los últimos meses. “Siempre he vendido teléfonos, pero cuando comenzó el boom de las plantas eléctricas decidí comenzar a venderlas yo mismo y me ha ido muy bien”.
Señala que nunca un producto había tenido tanto éxito, al mismo tiempo asegura que las tenía en un muy buen precio: 1800 dólares las más pequeñas.
María Eugenia Castillo es una de las personas que este año se vio obligada a comprar un generador para su casa, ya que su hijo es oxígeno dependiente y necesita de energía eléctrica para suministrarle el oxígeno. Comenta que las bombonas son sumamente costosas y tienen una corta duración de 24 horas.
En el caso de Hidroterm los empleados explican que nunca antes habían tenido tantos clientes y que el 95% de los interesados busca plantas pequeñas, sin mucho voltaje. Entre marzo y abril tuvieron un incremento de ventas de 85%.
Este artefacto no es solo demandado por personas naturales, para sobrellevar cualquier situación con los cortes eléctricos, sino también por los propios comerciantes para evitar que las neveras industriales se descongelan y la comida se dañe, ocasionando importantes pérdidas.
Abraham León, dueño de Daws Lounge and Bar, en Miranda, afirmó que tuvo que comprar una planta eléctrica para que funcionaran las neveras y los congeladores de su local, lo cual implicó una inversión de cinco mil dólares, pero “si no la compraba iba a tener una pérdida mucho mayor”.
Indicó que el dinero gastado lo considera una inversión necesaria porque sabe que esta “situación va para largo”.Â
Similar relación comentan los representantes de Planelect, que explican que sus ventas se incrementaron un 65% en el mes de marzo y bajaron un 20% en abril. Además de plantas pequeñas también recibieron la demanda de equipos más grandes, de mayor capacidad, que rondan entre  25.000 a 30.000 dólares, sobre todo para empresas.
Un hecho que también se hace presente en este nuevo mercado es el pago en moneda extranjera, por considerarlo “más cómodo”, así lo señalaron los empleados del Centro Ferretero La Mina, quienes aseguraron que el 50% de los productos vendidos estas últimas semanas son plantas eléctricas.
La situación eléctrica nacional también ha puesto en aprietos a las empresas de envío, ya que han recibido requerimientos de traslado de generadores eléctricos al interior del país y estas compañías no realizan, por seguridad, este tipo de encomienda. Además el peso es otro factor que influye en la negativa, comentan empleados de estas empresas, que reconocen las necesidades de las personas, pero defienden sus negativas, a pesar de las molestias que puedan causar entre los usuarios.
Al cumplirse cuatro meses del primer apagón nacional la calma no regresa, al contrario, sigue sembrada la incertidumbre sobre cuánto tiempo pasará para regresar a la normalidad, sobre todo en los estados de interior del país.
*Viviana Herrera es estudiante de la Universidad Monteávila