La revolución no será televisada

Vicente Corostola.-

1974

Hace cuarenta y cinco años el activista afroamericano Gil Scott-Heron narraba con su poesí­a lacerante, poderosa, rapeada, polí­ticamente cargada, los sucesos que le marcaban su piel. Episodios en blanco y negro. Odiseas de barrio y supervivencia de los bajos fondos. La indignación en arrebato. Gritos de guerra en prosa contra el marchitado pez gordo atornillado en la butaca del poder. Burlador de la democracia. Sofocador del crecimiento. Triturador de constituciones.

La Constitución / Un noble pedazo de papel / De una sociedad libre / Que luchó, pero murió en vano / Y ahora la democracia es un estropajo en la esquina / Esperando algo de lluvia”

Scott-Heron escribí­a para Nixon. Su guerra en Vietnam hacia arder toda la selva. En el Risk de la guerra frí­a tení­a el tablero a punta de caramelo. Sus soldaditos de verde plomo invadí­an el campus de la Universidad de Kane, causando una masacre estudiantil. Pero la voz de la razón es el motivo de su rabia. Sus balas son punzantes palabras entrándose a cachetadas contra la codicia de los que te miran de arriba abajo.

“La revolución no será televisada / No habrá fotos de cerdos disparando / En la repetición instantánea / No habrá fotos de jóvenes / Saliendo de Harlem completamente nuevos / No habrá cámara lenta / Ni saldremos en las noticias de las once / La revolución no será televisada / La revolución no regresará después de este mensaje”

Cuando Gil Scott escribió “La revolución no será televisada”, acompañada de un funk oscuro y profundo, el movimiento negro por los derechos civiles peleaba contra un muro. El estado trataba a sus ciudadanos de color y a aquellos de pelo largo y espí­ritu libre como la nada. Las cadenas de televisión dejaban de mostrar las cruentas luchas de las calles. La Coca-Cola acaparaba la pantalla. La difusión de la noticia estaba desconectada.

Lo vivido por Gil sigue vigente hoy. En diferentes terrenos. En diferentes puntos del planeta. En el nuestro, hace apenas unas horas, hemos vivido como nuestra revolución no será televisada. Por mandato supremo del Rey atornillado, los medios de comunicación que se atrevieron fueron desterrados. Los medios activos arrodillados al régimen dejaron de un lado la rabieta popular para trasmitir banalidades latinas. Su Coca-Cola particular. Su Portada’s. Su La Bomba. Gil vio algo de excremento del que habí­a que hablar, y lo habló, sin importarle que su revolución no fuera televisada. Yo, le tomo la palabra.

“Estaba diciendo que la revolución tiene lugar en tu mente. Una vez que cambias de opinión y decides que hay algo malo que quieres afectar, es cuando se produce la revolución. Primero tien00es que mirar las cosas y decidir qué puedes hacer. Ahí­ es cuando te conviertes en revolucionario, cuando ves que algo está mal y tienes que hacer algo al respecto. No se trata solo de pelear, no se trata solo de ir a la guerra, se trata de ir a la guerra con un problema y decidir cómo puedes afectarlo” Gil Scott-Heron, 2010.

*Vicente Corostola es profesor de la Universidad Monteávila

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