Sectores de Caracas pasan hasta 12 horas sin luz

Melanie Lopez.-

Al mal tiempo, buena cara. Así­ definen los dí­as sin luz los residentes de La Dolorita y Filas de Mariche, quienes las últimas semanas, entre las 6:30 y 7:00 pm quedan a oscuras, limitando su vida nocturna a largas horas de sueño o reunirse en casa de algún vecino a hablar bajo la luz de las velas sobre tiempos mejores. Situación que se repite entre las 8 y las 10 de la mañana, cuando la luz vuelve a abandonar la zona, complicando mucho la mañana de los vecinos de este sector.

“Muchos de nuestros vecinos tienen cocinas eléctricas y, con este rollo de la luz, se han tenido que ir a casa de familiares o amigos para poder cocinar desayuno, almuerzo y cena y, aparte, deben llevarse un botellón de agua para lavar los platos porque en ninguna parte hay agua”, afirma Zaida Laguna, vecina de la zona, quien también reclama por sus electrodomésticos averiados y las comidas dañadas por las fallas del sistema eléctrico.

Los más pequeñitos y los jóvenes de la zona tampoco se ven libres de esta situación. Sin actividades escolares, televisión, internet y sin poder salir a jugar por la inseguridad en las calles. Es complejo entretenerlos, esta situación obliga a los familiares a buscar alguna actividad entretenida para hacer más llevaderas las largas horas de aburrimiento.

“¿Cómo le explicas a un niño de tres años, asustado, que a partir de ahora la luz no siempre va a estar?, ¿cómo le explico que cuando se va la luz no puedo hacerle su comida, ni ponerle la televisión o un video en YouTube? Además ¿cómo lo entretengo? No lo puedo poner a hacer tareas todo el dí­a” dice una de las vecinas con su pequeño en brazos.

“Me levanto temprano y hago el desayuno, se va la luz, vuelve al mediodí­a. Hago almuerzo, se vuelve a ir, vuelve a las 6, hago una cena ligera y se vuelve a ir por el resto de la noche, ¿qué jueguito es este?”, se pregunta Carmen Pérez, residente de Terrazas de Guaicoco.

No obstante, al mal tiempo, buena cara. Algunas personas comentan que debido a las frecuentes fallas de luz, al buscar algún nuevo pasatiempo para hacer, muchos han descubierto nuevas habilidades o han empezado a desarrollarse en áreas nuevas como tejer, manualidades, poesí­a y música, o a mejorar sus habilidades sociales ya que se ven -literalmente- obligados a salir de su zona de confort y hablar con sus vecinos.

“Todos estamos preocupados, pero lo que más me asusta es que terminemos acostumbrándonos a este estilo de vida tan miserable”, afirma una joven poco antes de irse nuevamente la luz.

*Melanie López es estudiante de la Universidad Monteávila

 

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