¿Y de qué escribo?

En tono menor

Alicia ílamo Bartolomé.-

En tono menor

Pregunta que me hago ante la perplejidad donde estamos inmersos los venezolanos, con acontecimientos que deberí­an provocar otros coherentes para salvar la situación, pero, por el contrario, suscitan una sucesión de disparates. Ante la gran falla eléctrica que sumió al paí­s en un paro laboral involuntario, con su consecuente repercusión en lo económico, lo educacional, lo cultural, lo comunicacional, lo sanitario, en muchos casos trágico, ¿qué hacen los por ahora responsables aún de poner en marcha esta nación? ¡Decretar un asueto prolongado!

Me decí­a una amiga la ví­spera de luna llena: Parece que vamos a hacer puente hasta Semana Santa. ¡Dios mí­o, casi 40 dí­as, como Jesús ayunando en el desierto! Muy peligroso, señores, porque si allí­ él tuvo tres tremendas tentaciones del demonio, como era Dios, pudo evadirlas con garbo, ¿pero cómo podrí­amos superarlas nosotros que si por la escasez vivimos ayunando -y en eso, bendito sea Dios, lo acompañamos- sobre todo, estamos vagando? Recordemos que la ociosidad es la madre de todos vicios.

Eso nos faltaba, que aumentemos nuestros pecados, cuando ya tenemos bastantes. Acaso estamos padeciendo, como quien dice, un purgatorio terrenal; según el testimonios de algunos santos que tuvieron una revelación momentánea, éste es bastante más benigno que el de verdad, verdad. ¡Dios nos coja confesados! No estarí­a de más hacer un concienzudo examen de conciencia personal y nacional.

Dónde falla cada quien y dónde fallamos todos como sociedad.

Vamos a empezar el examen por los de mi fe católica, que es la mayoritaria en el paí­s, aunque no lo parezca. ¿Saben cuál es el porcentaje de asistentes católicos a la santa misa dominical? ¡El 7%!

Examí­nate si estás en el 93% de los inasistentes, si es así­, faltas al mí­nimo precepto de tu Iglesia que te exige oí­r misa entera todos los domingos y fiestas de guardar, es decir 1 hora a la semana dedicada a Dios y 2 horas más en el año, una el 1 de enero y otra el 25 de diciembre, las dos únicas fiesta de guardar que quedan en Venezuela. Serí­an 54 horas –menos, si caen domingo esas fiestas- de las 8.760 horas que tiene el año normal.

¡Qué poco te pide Dios y tú prefieres vivir en pecado mortal por no entregar ese poco! Lo mismo en cuanto a la confesión y la comunión: una vez al año por esta época de Cuaresma y Pascua, ¡y no lo cumples! Si no cumples con lo mí­nimo, ¿cómo vas a satisfacer los compromisos de amor de tu fe que exigen espí­ritu de sacrificio, penitencia, perseverancia, servicio a los demás, solidaridad y entrega a la lucha por la paz y el desarrollo de la nación?

Entonces, la falla personal nos hace fallar a todos como sociedad ¿De qué te quejas? Todos somos culpables del fracaso del paí­s.

En cuanto a los de otras religiones les digo lo mismo: ustedes deben tener sus preceptos, si no los cumplen como personas, le están fallando a su religión y a la patria, minan la eficacia de la sociedad. Me dirijo sobre todo a mis hermanos mayores los judí­os, mis hermanos separados los protestantes y mis hermanos en Abraham, los musulmanes.

Y  si es a los agnósticos y ateos -aunque no sé si deba unirlos, porque el fí­sico y astrónomo agnóstico, Marcelo Gleiser, dice que el ateí­smo es otra creencia- mi mensaje se dirige a su carta de ciudadaní­a: cumplir como ciudadano para salvar de la anarquí­a y la barbarie a la Venezuela actual, es realizar el trabajo, la misión personal, sin pereza y con el empeño sostenido en buscar la perfección.

Si cada quien hace lo suyo a cabalidad, como parte de ese todo que es la comunidad nacional, iremos hacia adelante y volveremos a conquistar la democracia.

¿Ven? ¡Sí­ tení­a de que escribir!

*Alicia ílamo Bartolomé es Decana fundadora de la Universidad Monteávila

 

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