Preservación de la salud mental requiere del fortalecimiento y promoción de recursos personales

Ainara Guevara B.-

En medio de la crisis por la que transita Venezuela, no solo la salud fí­sica se encuentra en riesgo, sino también la mental. Para poder preservarla de manera efectiva se debe cumplir con tres medidas generales, según la psicólogo Lilibec Villegas: tratar de enfocarse en los aspectos positivos de la situación actual, abrir espacios de creatividad para resolver las diferentes necesidades y promover los recursos personales que se tienen para ser feliz a través de charlas y medios de comunicación.

Lilibec Villegas, egresada de la Universidad Católica Andrés Bello, cuenta con una maestrí­a en Análisis Conductual en la Universidad Central de Venezuela. Formada como terapeuta Gestalt, también es defensora de niños, niñas y adolescentes, además de doula (psicóloga perinatal). La especialista afirma que los motivos principales de sus consultas son conflictos de pareja o crianza, un reflejo del no reconocer los estados emocionales.

“Hay que saber recurrir al apoyo social y al afecto, es necesario fortalecerlos. Hay que aprender sobre estrategias de comunicación, de autogestión y reconocimiento de las emociones, para así­ tener herramientas personales para salir lo más airosos posibles de esta situación”, agregó la experta tras exponer las medidas a tomar para la protección de la salud mental.

Villegas, quien se ha enfocado profesionalmente en el trabajo con niños y familia, también resaltó la importancia de la terapia familiar en la actualidad, pues –a su parecer- es necesaria una revisión y reorganización del modelo familiar para saber enfrentar la situación del paí­s, la cual trae consecuencias psicológicas y conductuales, tales como estrés, frustración, irritabilidad y conductas desordenadas.

-¿Qué consecuencias trae al venezolano la situación actual?

La primera consecuencia psicológica es un estado de estrés, entendiéndolo como una reacción de alerta, de defensa sostenida en el tiempo. También predomina la frustración en términos de la reacción emocional que se produce al no poder conseguir un objetivo, al no lograr lo que se necesita. Hay un estado muy acentuado de desesperanza, que se da no solo por el no haber logrado, sino por el estar convencido de que no se podrá lograr. Ansiedad y temor, por supuesto.

Se ha sumado también todas las caracterí­sticas del proceso psicológico del duelo, por todo lo que se ha perdido por el proceso migratorio del venezolano. A nivel conductual, está el correlato de todo lo anterior, por una parte, agotamiento, no solo por actividad fí­sica, sino del esfuerzo fí­sico que se ha duplicado para tratar de obtener lo mismo que antes. Hay irritabilidad, tristeza. Todas estas respuestas pueden llegar a un estado de depresión franca o solapada, que en ocasiones es difí­cil diagnosticar.

También hay pasividad o conductas desordenadas; es decir, la persona renuncia a hacer muchas cosas a nivel laboral, productivo, de interacciones sociales y entretenimiento. Se ha tendido a respuestas poco planificadas. La parte positiva tiene que ver con la creatividad, la revisión de los valores de cada quien, la resiliencia como descubrimiento: reponerse ante dificultades, el fortalecimiento de la autoestima porque cada logro se valora más y existe una revisión de la identidad nacional.

-En base a sus consultas, ¿cuáles trastornos o disfunciones son los más frecuentes?

Las razones por las que llegan más comúnmente a la consulta son por conflictos de pareja y dificultades en cuanto a la crianza de los hijos.

-¿Qué variables inciden en la generación de estos problemas?

Como se ha extendido en el tiempo todas estas dificultades tanto emocionales como conductuales, hemos entrado en un proceso de normalización, de cronicidad de lo que estamos viviendo. Para la gente es muy difí­cil identificar que está en un estado de estrés permanente, de frustración, desesperanza, de identificar sus temores, tristeza y ansiedad.

Así­, empezamos a tener problemas en nuestro contexto: problemas laborales, en la relación con las personas; no sabemos identificar de donde vienen nuestros sentimientos, no sabemos qué hacer con ellos y terminan reflejándose en las relaciones más cercanas que tenemos, por eso creo que las consultas más frecuentes son de pareja y crianza.

Hay muchos problemas que no tienen nada que ver con la situación del paí­s, pero que se exacerban, se acentúan y son más difí­ciles de enfrentar por la situación en la que nos encontramos.

-¿Por qué es importante realizar terapia familiar en las circunstancias actuales?

En principio es que a nivel conductual, la situación actual ha generado muchos cambios en la organización de la familia. Enfrentar estos cambios requiere una revisión de cómo se plantea la nueva forma familiar para enfrentar esta circunstancia, además de la presión que tiene cada miembro para identificar los problemas. Entonces, surge un conflicto, un fracaso, pero el origen del fracaso no lo entendemos.

Hacer una revisión de qué es lo que realmente está pasando en la familia, tener conciencia, organizar esos cambios de manera productiva y eficiente, solo será posible a veces mediante la terapia familiar.

-¿Qué medidas se pueden tomar para preservar la salud mental?

Hay que restituir todas las necesidades y derechos para empezar hablar de la salud del venezolano al cien por ciento, cosa que se escapa de nuestras manos, y que por tanto lo hace tan complicado. Pero se pueden hacer cosas para protegerla. Lo primero, que quizás suene repetitivo, es el ver el lado positivo de las situaciones que estamos viviendo: qué aprendizajes nos llevamos, qué fortalezas hemos desarrollado. 

Lo segundo es abrir muchos espacios para la creatividad, crear nuevas visiones para resolver las necesidades que tenemos. Es importante para devolver la esperanza a los venezolanos. Lo tercero es promover, sembrar a través de la radio, charlas en escuelas, etc., todos los recursos personales con los que se cuentan para ser feliz. La psicologí­a positiva tiene mucho que aportar en esto.

Saber recurrir al apoyo social y al afecto, es necesario fortalecerlos. Hay que aprender sobre estrategias de comunicación, de autogestión y reconocimiento de las emociones, para así­ tener herramientas personales para salir lo más airosos posibles de esta situación.

*Ainara Guevara es estudiante de la Universidad Monteávila

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Pluma