Venezolanos atrapados en el exterior al no poder renovar sus pasaportes

Pasaporte

Ibrahim Gil.-

Fotografí­as: Cortesí­a.-

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El Servicio Administrativo de Inmigración, Migración y Extranjerí­a (Saime) ha tenido demoras para renovar documentos a venezolanos cuyos pasaportes se vencieron estando fuera del paí­s. En marzo de 2017 una modalidad “express” que combatirí­a la corrupción fue habilitada para contrarrestar dicha situación. A pesar de lo anterior, el problema persiste, generando no pocos inconvenientes.

En el caso de la periodista Thabata Molina su pasaporte fue anulado el 17 de enero del 2017. A pesar de esto, no se le permitió renovarlo hasta que este se venciera. “Intenté sacar la prórroga en marzo de este año, que fue cuando se venció y el sistema me lo impedí­a, porque estaba anulado”, informó la comunicadora.

“En mayo por fin pude obtener la cita del Saime para sacar el pasaporte en el consulado de Venezuela en Panamá, y desde entonces estoy esperando que lo impriman y lo manden”.

Hasta tanto, la periodista no puede salir de Panamá solo le queda la opción de regresar a Venezuela. Pero aún así­, no tendrí­a garantí­as de que el pasaporte le será entregado. “Me cobraron 280 dólares para sacarlo, y seis meses después no tengo noticias. Aparte, no puedo ver el estado del trámite, porque la página, desde el exterior, tiene problemas y no me muestra en qué paso está”.

Otro caso similar es el de Luí­s Martí­nez, quien se encuentra en Canadá, ya como residente, pero estuvo seis meses sin poder salir del paí­s porque su pasaporte se demoró un año en llegarle. “Si hubiese tenido que viajar por alguna razón especial o emergencia no sé qué hubiera tenido que hacer, quizás con algún trámite que desconozco”.

El pasaporte de Daniel Lares, en Perú, venció a finales de octubre. Según cuenta comenzó a hacer los trámites para renovarlo antes de que caducara, a mediados de agosto. “Después de crear mi perfil entré en una lista de espera. Una vez en esa lista me avisaron del monto que tení­a que depositar, que fueron 200 dólares. Solamente se pueden depositar con una tarjeta de crédito en dólares”.

Tras conseguir ayuda con una tarjeta prestada, el joven recibió correos electrónicos, donde le notificaban que ya estaba inscrito, y le avisaban que su pasaporte estaba próximo a vencer y otro correo donde le indicaban que ya estaba completado el pago, así­ que pasarí­a a otra lista de espera conformada por gente que ya habí­a entregado la retribución.

Ahora tendrí­a que esperar un correo en el le avisaran qué dí­a debí­a ir al Banco de la Nación a pagar 280 soles y asistir a la embajada para realizar la entrevista en fí­sico, tomar fotos, dejar huellas. Sin embargo, la embajada de Venezuela trabaja desde las nueve de la mañana hasta las doce del mediodí­a- según Lares-, por lo que las filas para entrar se comienzan a armar desde las tres o cuatro de la mañana. “Las personas entran de 4 en 4, nadie dentro de la embajada responde ninguna pregunta. Dejan salir a algunas personas y entran las demás”, indicó.

Según cuenta el joven, las veces que ha asistido pudo notar que las personas que van a entregar documentos tienen que hacerlo a través de barrotes. Así­ que suele pasar que no todas las personas que van a realizar la entrega tienen la oportunidad de hacerlo al primer intento, pues solo se reciben los de las personas que están más cerca.

“Las doce y media ha sido el horario más tardí­o al que he visto que dejen entrar. Si alguien no lo ha hecho a esa hora, tendrá que hacerlo en otra oportunidad”, afirmó.

Asimismo, denuncia la falta de empatí­a del personal de la embajada con los venezolanos residentes en el exterior. “Es necesario comprender que esas personas están fuera de su paí­s, tratando de hacer trámites legales para poder mantenerse en donde están o mejorar sus estadí­as durante el tiempo que se vayan a quedar”.

En medio de la actual crisis de pasaportes, que no solo afecta a las personas que desean tramitar sus documentos en el paí­s, sino también en otras fronteras, las propias autoridades han señalado que evalúan la posibilidad de extender el tiempo de prórroga y reconocen la falta de material para agilizar las entregas.

*Ibrahí­m Gil es estudiante de la Universidad Monteávila

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