Calixta Castro.-
El montañismo es un deporte de riesgo en el que se practica la concentración, es casi como meditar en movimiento, ya que consiste en encontrarse a uno mismo e interactuar con el medio ambiente.
Relajarse, desintoxicar mente y cuerpo. Lo más emocionante es llegar a la cumbre, sentirse más cerca del cielo y respirar el aire más puro, afirma Verónica Trujillo, integrante del Grupo Excursionista Caracas desde 1999.
La idea de este deporte es disfrutar lo que ofrece la naturaleza y ver que todavía queda mucho más por descubrir, aseguran sus apasionados practicantes.
A finales de los 70, nació la escalada libre que se basaba en avanzar empleando solamente el cuerpo a través de una técnica más depurada.
La escalada en roca en La Guarita, (Parque Recreacional Cuevas del Indio desde 1986) en el Cafetal, Caracas, comenzó en los años 80 con los escaladores visionarios Hugo y Titín Arnal Wilmer Pérez, Ramón Blanco y Jose Luis Pereyra. Algunas rutas conocidas son Puertas del delirio, hoy conocida como Siete Clavos; y And you and I, que hoy se hace llamar Dos Clavitos; Las Botas Nuevas del í‘ero; Grieta Grieta y Salamandra Mortal.
En ese momento muy pocas mujeres escalaban, pero con el tiempo este deporte fue evolucionando y captando la atención de más personas.
Actualmente, Tepuyeras es un grupo de mujeres escaladoras y montañistas que busca redefinir los horizontes de la escalada femenina en el país. Quieren retarse a sí mismas en grandes paredes, demostrando el potencial que tiene Venezuela para la escalada en roca y el turismo sostenible.
Tepuyeras es la primera cordada completamente femenina en escalar un Tepuy. Y también es la primera expedición de la historia en escalar el Erwoda Tepuy y abrir una vía para su ascenso. Su equipo está conformado por Flor Boscan, Carola Pérez, Geraldine Roso, Susana Rodríguez, Helena Carpio (como fotógrafa) y Vanessa Sánchez.
“Hoy en día no existe la desigualdad de géneros en la escalada en roca. Si demuestras tus habilidades como escaladora, que trepas y haces lo que sabes hacer, creo que te invitan como uno más del equipo”, aseguró Flor Boscán, integrante del grupo de montañistas.
_ ¿Cómo se siente cuando está escalando o en la montaña?
Cuando la situación es segura me siento muy rico, pero cuando hay muchísima tensión, cuando hay peligro de avalancha o porque hay una grieta cerca, o alguna otras circunstancias, me pongo un poco nerviosa, pero trato no ponerme agresiva o fastidiosa y me enfoco para no cometer ningún error.
El montañismo, de por sí, es un deporte peligroso. Yo he perdido muy buenos amigos, siento que en algún momento me puede tocar a mí. Cuando voy a la montaña o estoy escalando trato de maximizar todos los controles. Es un deporte en el que no puedes bajar la guardia, tienes que estar muy alerta pero la satisfacción que te produce cuando haces algo es muy rica
_ ¿Cuál fue su primera impresión al descubrir este deporte?
En el Emil Friedman conocí a Ramón Blanco, quien me llevó al ívila con mi hermano cuando cumplí los 18 años. Fue muy emocionante. Fuimos esa primera vez por la ruta El Tanque de Ayala. Me iba de lado del agotamiento que tenía en mis músculos pero eso me encantaba, de niña siempre disfruté jugar con mis primos, montarme en las matas, en el techo. Para mí fue lo máximo llenarme otra vez de tierra, sudar y volver a ser niña.
_ ¿Qué significa la escalada en roca y/o montañismo?
La escalada en roca y el montañismo es un estilo de vida. Yo me muevo y me diseño mi estrategia en función de tratar de seguir practicando el deporte. Yo trabajo, soy médico, soy la que aporta el dinero a mi casa, pero siempre trato de tener un tiempo para entrenar y estar en condiciones físicas para cualquier proyecto que se me presente, una invitación o algún proyecto que yo quiera hacer y llevar a cabo.
Ha sido todo un aprendizaje, la escalada y el montañismo me dieron seguridad en mi misma, me han permitido llegar a esta edad estando con condiciones físicas con una habilidad para trepar, que quizás una señora de 54 años no tendría. En cuanto a la parte de compañerismo, mis mejores amigos, las personas más bellas que yo tengo, las conocí escalando o en la montaña.
Este año, el 13 de octubre, Lianet Castillo, adolescente de 14 años, del estado Lara, logró encadenar su proyecto Chicho el Bárbaro, un 8a+ (uno de los más altos niveles de dificultad) en el sector Cementera, en Torrellero,
Esta larense se convirtió en la escaladora latinoamericana más joven en este grado, lo que demuestra el crecimiento que tiene este deporte en el país, a pesar de la fuerte crisis que vive.
*Calixta Castro es estudiante de la Universidad Monteávila
*Fotografías: Cortesía de Henry González