Felipe González Roa.-
¿A quién pertenecen las redes sociales? Esa fue la pregunta que la profesora Grisel Guerra de Avellaneda planteó durante la Lección Inaugural de la Facultad de Ciencias de la Comunicación e Información, acto con el que formalmente se dio inicio al año académico 2018-2019.
Ciertamente no se trata de una pregunta retórica sino de un tema que debe ser considerado con atención, sobre todo por las nuevas generaciones de comunicadores sociales, aquellos que se tildan como “nativos digitales”, expertos en el manejo de todos estos instrumentos que hoy día ofrecen las nuevas tecnologías.
“La imprenta hizo de todos potenciales lectores, internet hizo de todos potenciales autores”, resaltan algunos estudiosos de la Comunicación Social. En efecto, hoy todos tenemos más oportunidades para expresarnos, al menos sobre el papel (o, mejor dicho, sobre el teclado…).
Internet, por consiguiente también las redes sociales, es un espacio que siempre debe estar abierto a todos, en el que no se debe exigir licencias para libremente poder manifestar ideas y opiniones. Pero, al mismo tiempo, esto significa que, dentro de este santuario de libertad, el compromiso de los comunicadores sociales profesionales debe ser sensiblemente más elevado.
“Si les preguntara cuál es el objeto del ejercicio de nuestra profesión, ¿qué me dirían? ¿Qué es lo que hacemos? ¿Qué defendemos?¿Con qué trabajamos? La verdad –que no es poca cosa- es el centro de la vida de quien tiene vocación de comunicador social. Digo comunicador y no periodista, porque al final todos trabajamos comunicando mensajes. En eso nos hacemos expertos. Y esa defensa de la verdad, que se dice fácil, es una inmensa responsabilidad que tenemos en las manos, determinante para el desarrollo del ser humano y para la sostenibilidad de la sociedad”, sostuvo, con gran lucidez, la profesora Guerra.
Que todos tengan la posibilidad, incluso el derecho, de hacer uso de las redes sociales no significa que todos tengan la capacidad para hacerlo bien, sobre todo que estén conscientes del impacto que cualquier mensaje difundido por internet puede causar en la sociedad. Precisamente esta noción es la que debe manejar el comunicador social, ese sentido de responsabilidad es el que se debe empezar a desarrollar desde su formación en las aulas de la universidad.
El comunicador social es un profesional de la comunicación y la información, y como tal debe manejar adecuadamente todos los aspectos relacionados con su ejercicio. No puede ser improvisado y mucho menos descuidado. Esa actitud la ha manifestado siempre y, por supuesto, no puede ser diferente al momento de expandir su labor a internet, donde, debido a la vertiginosa velocidad con la que viajan los mensajes, mayor debe ser el compromiso y la responsabilidad.
En estos posmodernos tiempos de post-verdad, los llamados fakes news no son más que las mismas mentiras que durante siglos han intentado confundir a los ciudadanos, burdos instrumentos de manipulación. Antes de internet era deber del comunicador social enfrentar la mentira, reto que también tiene que asumir hoy.
Es urgente que los jóvenes comunicadores sociales, los futuros profesionales que tendrán en internet la plataforma de divulgación de sus ideas, no menosprecien estos asuntos y no confundan la habilidad en el manejo de aparatos con la necesidad de tener la formación y el compromiso ético como norte de su ejercicio ya no solo laboral, sino también personal.
¿A quién pertenecen las redes sociales? Pues deben pertenecer a todos aquellos que quieren decir la verdad. Y es en ese grupo donde se debe anotar el comunicador social.
*Felipe González Roa es director de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Monteávila