Elecciones | Un radical y un outsider, protagonistas del momento más crí­tico de Brasil

Elecciones Brasil

Yanuacelis Aure.-

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Bolsonaro y Haddad definen hoy primera vuelta electoral. Foto: El Clarí­n

Este domingo, 7 de octubre, serán las elecciones generales en Brasil en la que se perfilan como grandes favoritos a la presidencia el ex capitán del Ejército y actual diputado Jair Bolsonaro, y el abogado, ex ministro de Lula Da Silva, doctor en filosofí­a y profesor la Universidad de San Pablo, Fernando Haddad.

La primera vuelta electoral se desarrolla en el mayor clí­max de crisis polí­tica de las últimas décadas. Las decisiones judiciales cobran vital importancia en el resultado que se obtenga en esta jornada, luego que impidieran al expresidente Lula Da Silva postularse para un tercer perí­odo electoral.

El favoritismo se permea entre el radicalismo de derecho, de la mano de un ex militar, y de un candidato que dispuso de pocas semanas para hacer campaña polí­tica. Hasta última hora Da Silva peleó su intención de luchar por la presidencia, sin importar que es procesado por uno de los mayores casos de corrupción de Latinoamérica.

Un outsider y un radical, comparado con Duterte, copan el escenario polí­tico de la potencia suramericana.

De acuerdo con el politólogo de Insper, Carlos Melao, la popularidad del ex capitán en parte viene tras la caí­da del ex presidente brasileño, Lula Da Silva. “Las raí­ces de su apoyo están en la radicalización polí­tica que ha florecido en Brasil”, aseguró Melo a medios de la región. “Jair Bolsonaro es un sí­mbolo de esta transición”.

Sin embargo, de acuerdo con el diario peruano El Comercio; el candidato de derecha no es solo visto como un sí­mbolo de la transición, sino como una especie de figura divina después de haber sobrevivido a un reciente ataque que casi le cuesta la vida en un acto de campaña, de hecho su segundo nombre significa Mesí­as.

Bolsonaro ha sido comparado con el presidente Duterte, de Filipinas. Foto: Notimérica

Su campaña no ha pasado desapercibido, por sus afirmaciones polémicas y fuera de tono democrático. “¡Sí­, estoy a favor de una dictadura!”, aseguró Bolsonaro, ante la atónita mirada de muchos legisladores, algunos de los cuales se habí­an unido a grupos guerrilleros para luchar contra la junta militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985. “¡Nunca resolveremos los graves problemas nacionales con esta democracia irresponsable!”.

Declaraciones consideradas racistas también fueron cuestionadas. “Los negros no hacen nada, creo que ni como reproductores sirven más”, expresó el candidato brasileño.

Señalamientos que también abarcan a los integrantes de la comunidad Lgbti. “El hijo empieza a ser medio gay; lleva entonces un coscorrón [del padre] y cambia su comportamiento. Veo mucha gente por ahí­ que dice: ‘Por suerte mi padre me dio unos sopapos y me enseñó a ser hombre’ “, expresó. “El próximo paso va a ser la adopción de niños [por parejas homosexuales] y la legalización de la pedofilia”.

Del otro lado de la palestra pública se encuentra el candidato de la izquierda brasileña, quien tomó el lugar del ex presidente brasileño por el PT, después de que este fuera encarcelado por corrupción. “¡Haddad es Lula! ¡Lula es Haddad!”, es su eslogan de campaña.

A pesar de haber apelado en su discurso a la nostalgia de la clase trabajadora brasileña, que se benefició con los programas sociales de Lula, también se enfrenta a la reacción negativa de los brasileños que culpan a Lula y al Partido de los Trabajadores por la corrupción desenfrenada y la profunda recesión económica que enfrenta Brasil.

“Haddad se está moviendo económicamente hacia el centro y podemos esperar un gobierno más cercano a la administración del primer mandato de Lula que a la de Dilma Rousseff, en términos de ortodoxia económica”, aseguró Fabio Knijnik, un economista educado en Stanford y director gerente del fondo de riqueza K2 Capital, a medio brasileros.

Fernando Haddad asumió la campaña tras decisión judicial contra Da Silva. Foto: Alba Ciudad

El candidato de izquierda también se ha mostrado abiertamente crí­tico con la administración de la destituida ex presidente Dilma Rousseff. “Algo estaba muy mal. Nadie piensa en controlar la inflación de un paí­s de tamaño continental al frenar las tarifas municipales”, escribió Haddad en la revista Piaui del año pasado. “La estabilidad macroeconómica no se puede lograr a través de la intervención microeconómica”.

Knijnik afirmó que Haddad podrí­a ir más hacia al centro, antes de la segunda ronda de las elecciones, prevista para el 28 de octubre, y por lo que se elegirí­a a un economista en desacuerdo con muchos en el Partido de los Trabajadores, sin perder la base del partido, al parecer del analista.

El mercado espera que Haddad se mantenga cerca del actual asesor económico Marcos Lisboa, quien es muy respetado por los inversionistas.

Al parecer, el autodenominado “heredero de Lula” tiene muy poco en común con las polí­ticas izquierdistas de su partido, según Samuel Pessoa, un economista que conoce a Haddad desde que estudiaron juntos en la universidad. “Él es muy diferente del PT. Fernando es un demócrata y no un aventurero”, aseveró Pessoa a los medios.

El tema Venezuela no ha pasado desapercibido en el caldeado panorama electora. “Los venezolanos están muriendo de hambre debido a un gobierno tiránico vinculado con la dictadura cubana”, señaló Bolsonaro. “A través de nuestro Banco Nacional y otras fuentes, Brasil es uno de los mayores patrocinadores de esta atroz agenda socialista. Esto va a cambiar, nuestro enfoque es Brasil”, agregó.

Por su parte, Haddad afirmó: “El ambiente de Venezuela no es democrático, pero el nuestro tampoco lo es tanto. Tuvimos un golpe aquí­ también, un golpe parlamentario”. Sin embargo, considera la “autodeterminación” y la “soberaní­a popular” de Venezuela deben ser respetadas.

Lula Da Silva ha sido figura clave en las elecciones. Foto: Radio Universidad de Chile

Asimismo, aseguró que es necesario implantar “protocolos en la región” y el Mercosur, bloque integrado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, “tiene poder para eso”.

A solo horas por conocerse los resultados de la primera vuelta electoral, un artí­culo del diario argentino El Clarí­n, muestra que la encuestadora brasileña Ibope, asegura que Haddad conseguirí­a el respaldo entre los estratos más pobres de Brasil; es decir, los que tienen un salario de 180 dólares al mes, pues tiene un apoyo del 33% de la gente.

En el caso de la clase media brasileña, los que ganan poco más de 900 dólares al mes y que suele calificar como B y C, apoya a. Bolsonaro, con una popularidad del 39%, mientras que su rival consiguió avanzar un 20%.

Mientras que entre las personas más ricas de Brasil, el ex capitán y diputado tiene mayor número de simpatizantes, pues consiguió el 46% de apoyo frente al 11% de su rival de izquierda.

Al considerar los datos anteriores no es de extrañar que para los expertos de Datafolha e Ibope se abre un escenario incierto para Brasil este domingo. Según las últimas cifras Bolsonaro podrí­a imponerse como el vencedor, gracias a una ventaja de 14 puntos, aunque no serí­a suficiente para quedarse con la presidencia en la primera vuelta, lo que obliga a una segunda vuelta con Haddad el próximo 28 de octubre.

Para este domingo fueron habilitados cerca de 450.000 centros de votación, instalados para las elecciones presidenciales, legislativas y regionales de Brasil, y fueron convocados a las urnas 147,3 millones de votantes, en el proceso más polémico y polarizado de la historia brasilera.

*Yanuacelis Aure es estudiante de la Universidad Monteávila

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