El transporte sumido entre la informalidad y la escasez

Transporte Betania Ibarra1

Juan Sebastián Castro Cárdenas.-

Transporte Betania Ibarra
Cada vez es más dí­ficil movilizarse en la ciudad. Foto: Betania Ibarra

Tarifas que cambian recurrentemente, evidente ausencia del transporte público, caos cada vez más visible en el Metro de Caracas y, ahora, la presencia de camiones 350, bautizados como perreras, se unen a la rutina diaria de los que transitan a lo largo de la Gran Caracas para su movilización. Una actividad básica se ha caotizado por la falta sensible de unidades, afectando la rutina de los caraqueños.

Arnaldo Bení­tez Montero, periodista y locutor, tuvo que abandonar su vivienda en el estado Vargas y residenciarse en Caracas, en vista de las dificultades que le implicaba el dirigirse hacia su trabajo a diario, sin contar con el alto costo del pasaje.

El profesional afirmó que le salí­a más barato alquilar en Caracas que costear la tarifa diaria hacia su casa. Además destacó que ante la falta de transporte público en la entidad costera, la propia gobernación dispuso de convoys militares para el transporte de los varguenses. Este transporte cobra las tarifas oficiales, sin embargo, las rutas ordinarias “pueden pedir lo que deseen, sobre todo en horas de la noche”.

En este sentido, Dimiel Rivas, chofer de la lí­nea Mari Valecillos, del estado Vargas, explicó que debido a la situación económica que vive el paí­s se tienen que realizar aumentos mensuales y hasta semanales.

Para el transportista lo justo para los choferes serí­a un pasaje de 30.000 bolí­vares, en la actualidad está en 15 mil, sin respetar lo establecido en la Gaceta Oficial, que son 3.000 bolí­vares. Rivas reconoció que, dependiendo de la hora y del poco número de autobuses, hay algunos que cobran hasta 60.000 bolí­vares hací­a las distintas rutas del estado costero.

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Las tarifas son ajustadas informalmente desde el año pasado. Foto: Betania Ibarra

Otros de los sectores que igualmente resulta afectado por la informalidad de las tarifas del transporte público son los que se ven obligados a usar la ruta hacia Guarenas y Guatire. El costo del pasaje es cambiado con regularidad y se paga en efectivo.

David Venegas, residenciado en el estado Miranda, menciona que diariamente se gasta entre 15 mil y 30 mil bolí­vares, solo en subida a Caracas, en lo que él define como “camioneticas piratas”, ya que no son los autobuses de las lí­neas regulares.

“Caminar, buscar el efectivo y esperar el autobús para llegar es mi rutina de todos los dí­as”. El mirandino dispone de entre 600.000 y un millón 200.000 bolí­vares mensuales para su movilización.

Sin contar con los reajustes hechos a última hora por los transportistas, dependiendo del horario y los fuertes retrasos en el servicio Metro, acota.

La situación de informalidad también se evidencia en Caracas, donde el pasaje oficial tiene un valor de 1.800 bolí­vares, pero los transportistas cobran 5.000 y ya han anunciado un nuevo incremento a 10.000, motivado por los niveles inflacionarios que sufre el paí­s.

Las llamadas “perreras” son cada vez más comunes en Caracas. Foto: Pluma

En relación con las rutas de Caracas-San Antonio el pasaje está fijado en 17 mil bolí­vares, Caracas-Los Teques en 20 mil, Caracas-Los Valles del Tuy de 18 mil a 30 mil, dependiendo de la hora y de la disposición de unidades. Los usuarios deben tener mí­nimo 600.000 bolí­vares mensuales para costear el transporte desde las ciudades satélites hasta Caracas, más de la mitad del salario mí­nimo.

Los aumentos continuos en el pasaje obedecen a la escalada inflacionaria que vive el paí­s desde el último trimestre del año pasado. Los miembros de este sector económico alegan que los precios del pasaje no cubren con las cantidades necesarias para hacer el adecuado mantenimiento de las unidades, ni mucho menos cubrir los precios de los repuestos ante piezas dañadas.

En algunas lí­neas de Caracas aseguran que hasta el 80% de la flota se encuentra parada por la falta de repuestos, no tienen capacidad para comprar las piezas necesarias, que en la mayorí­a de los casos son comercializadas en moneda extranjera, o su equivalente en el mercado negro.

Rubén Marcano, transportista del municipio Libertador, afirmó que “el bolsillo no les aguanta para pagar los aceites, frenos, cauchos, lubricantes que necesita su autobús. Vivo con el miedo de que se dañe algo de la camioneta y sé que en cualquier momento va a pasar. El alto costo de la vida se salió de control en lo que va del año 2018”.

Marcano indicó que lí­neas de transporte del sureste de Caracas ajustaron las tarifas de 5.000 a 8.000 bolí­vares  en rutas cortas y en las largas las ubicaron entre 10.000 a 15.000, tras una reunión con el pasado 29 de mayo con el ministro de Transporte, Carlos  Osorio, y  la alcaldesa Erika Farí­as.

Espera que las autoridades den respuestas continuamente, porque, de lo contrario, tendrán que reunirse todas las lí­neas “para tomar decisiones ajustadas y dar la autorización a los choferes a que cobren el incremento necesario, porque no podemos continuar en esta calamidad con unos carros y buses que ya están echando el resto”.

*Sebastian Castro Cardenas es estudiante de la Universidad Monteávila

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