Algunas propuestas para nuestra biblioteca

Carlos Balladares Castillo.-

No lo voy a negar, siempre he soñado con tener la posibilidad de trabajar en una biblioteca e influir sobre los servicios que presta. Dicho ambiente me transmite paz y alegrí­a, me mantiene en el constante anhelo de seguir aprendiendo, y nunca dejar de sorprenderme ante el hallazgo de los textos que me lleven a nuevos mundos. Y poder transmitir toda esta pasión al mayor número de personas posibles.

Hacer de la biblioteca un lugar donde el estudiante se pueda concentrar en la búsqueda del conocimiento o el simple placer de la introspección lectora, al mismo tiempo que facilita el encuentro y el diálogo de la comunidad universitaria ante ese depósito de los saberes que son los libros. En este sentido, a continuación ofrezco humildemente algunas ideas para nuestra biblioteca.

1.- Las personas que mejor conocen los libros y la biblioteca son su personal y sus usuarios frecuentes (aquellos que algunos llaman “ratones de biblioteca” o “comelibros”), creo que a ellos se les debe consultar con cierta periodicidad. Consultarlos sobre lo que mejorarí­an del servicio, lo que anhelan para hacer del mismo un lugar que no sea solo un depósito donde se prestan libros sino un centro cultural. Las encuestas, entrevistas y foros pueden ayudar a lograrlo. Para ello se podrí­a sistematizar la consulta a la comunidad, en especial a los profesores, en lo que respecta a los libros que la biblioteca debe adquirir.

2.- Las personas que anhelamos ser buenos investigadores, y todo docente universitario debe ser un investigador, sabemos lo que es ese gran deseo de poder conseguir la mayor bibliografí­a posible. Para ello creo que toda biblioteca debe cuidar al máximo las posibilidades de obtener excelentes donaciones y saber identificar en ellas las “joyas” que son esos clásicos y ejemplares ya agotados. A la vez debe lograr el financiamiento que permita adquirir los libros que van apareciendo en las áreas que estudia la universidad. Perfeccionar los préstamos interbibliotecarios y el manejo de las copias digitales. Las tesis de los estudiantes y los trabajos de nuestros profesores deben estar digitalizados para que toda la comunidad tenga fácil acceso a ellas.

3.- La biblioteca podrí­a ir asumiendo poco a poco la preservación del patrimonio de la universidad que no solo se reduce a los libros, y para que el mismo pueda ser usado por investigadores y conocido por la comunidad. Todo ello ayudarí­a al fortalecimiento de nuestra identidad. Incluso se podrí­a dedicar algunas secciones de la biblioteca a la memoria de los fundadores de la universidad o personas que han dejado una huella importante en la institución, por medio de imágenes o placas. Y de lograr tener sus bibliotecas particulares, hacer de dicho espacio un lugar para el recuerdo y el fortalecimiento de su legado en armoní­a con el ideario de nuestra institución.

4.- Desarrollar polí­ticas de promoción de la lectura especialmente entre los estudiantes; pero también un mayor número de charlas, conferencias y exposiciones dentro de la biblioteca, en el auditorio anexo y la librerí­a. En especial sobre todo lo relativo a las nuevas publicaciones de nuestra institución y del paí­s. En estos tiempos en que existen los textos digitales, la universidad tiene un medio sumamente barato para promover la investigación que llevan a cabo sus profesores.

5.- Desarrollar alguna forma de voluntariado entre nuestros estudiantes que permita el registro de libros por solo nombrar algún aspecto en el que puedan ayudar. A mediano plazo lograr que el catálogo de libros pueda ser consultado por internet. Promocionar y retomar el boletí­n, la cuenta de twitter y el blog de la biblioteca, y animar a la participación en el mismo de la comunidad con reseñas de libros, entre otros.

6.- A largo plazo pensar en una pequeña hemeroteca (se tienen muchas revistas y muchos números viejos no se han registrado) y videoteca. Y mejorar la integración con los espacios y “organizaciones” que están en el Anexo: Pluma, UMA TV, Centro de Estudios para la Discapacidad, laboratorios de computadoras, Centro de Estudiantes e incluso el quiosco de El Nacional.

Toda biblioteca es una mina y más en tiempos de crisis. En ella existe un gran potencial que espera por nosotros. Espero que estas ideas animen a otros a ofrecer las suyas y entre todos logremos que la misma sea un espacio que nos ayude a ser mejores personas.

*Carlos Balladares es profesor de la Universidad Monteávila

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