Francisco Blanco.-Â
Cual novato estoy experimentando un momento para mi desconocido, una suerte de densidad que escapa mi entelequia y no me deja ser, me dispara a un terreno hostil donde el gris es la bandera y lo terrible el himno.
Estoy preocupado. Hay una suerte de halo terrible que sin saberlo se ha cernido sobre nosotros, una diapsalmata que no nos deja pensar, nos pega a la nada, un litro de petróleo extrapesado que ha teñido nuestros días de negro, nuestras alegrías la volvió ceniza y nuestra perspectiva de futuro entró a un pozo sin fondo de oscuridad sin fin.
Un desánimo que a mi juicio tiene a todos mal. Un desánimo por el país, por la ciudad, por las perspectivas de futuro, por nosotros mismos. Ese desánimo nos tiene encerrados en un sin mañana que no nos hace ver luz, que nos hace abandonar nuestros proyectos, nos hace aflojar los estudios, nos hace confundir prioridades.
Eso no lo podemos permitir, “cuando el mundo se pone oscuro y lento… por el mundo no me dejo desanimar” tenemos que sacar el diamante del carbón, tomar las riendas de nuestra propia vida y dominarnos, sobreponernos y vivir de verdad, con la verdad de la alegría, de futuro latente siempre bueno, con la certeza que veremos en la realidad la realización de nuestros sueños.
ínimo
*Francisco Blanco es profesor de la Universidad Monteávila