Tic Tac | El nuevo Golem

Nelly Meléndez.-

Peppers es capaz de leer las emociones humanas. Foto. Ví­a cdospuntocero

Cuando el rabino Jehuda Low Ben Becadel llegó al ghetto después de las actividades en la sinagoga no podí­a creer lo que veí­a. Una fuerza sobrenatural lo habí­a destruido y se apoderó de él esa oscura sensación de culpa que aparece cuando sentimos haber violado las propias reglas impuestas por Dios, haber traicionado la fe más profunda.

Con dolor recordaba la más frí­a noche de Praga, cuando después de muchos años de estudio de las sagradas escrituras, a través de la cábala, logró descifrar la palabra que Yahvé utilizó para dar el don de la vida. Los siguientes dí­as quedan en el nebuloso pasado: Fabricó aquel pequeño hombre de arcilla e introdujo en su boca un papel con la palabra escrita que le dio vida y le hizo crecer hasta tener un gran tamaño.

Pero Low no era Dios y no pudo dotar de alma a este ser, era una marioneta sin voluntad propia, aunque con una extraordinaria fuerza y obedecí­a en todo al rabino Low. Pero el rabino debí­a retirar el papel antes de caer la noche o el Golem escaparí­a a su control. Hasta ese fatí­dico sábado que olvidó hacerlo y la criatura se transformó en una fuerza destructora. Cuando lograron retirar el papel, el Golem habí­a destrozado el ghetto judí­o por completo.

Entonces el rabino escondió al hombre de arcilla en un lugar secreto y destruyó el papel, hasta que llegue el momento cuando un rabino iluminado por Dios vuelva a descifrar la palabra mágica, un rabino mucho más sabio que él mismo, entonces el Golem volverí­a a aparecer y salvarí­a a su pueblo de sus tribulaciones.

Esta leyenda ha sido referenciada en el área de la informática con aires de preocupación por los efectos que el aprendizaje de las máquinas y su lugar en la sociedad pueda tener en la vida humana. En el ensayo denominado Dios y el Golem (1964), publicado por Norbert Wiener, creador del concepto de cibernética, confronta los puntos de vista religioso-polí­tico y el económico-tecnológico, para manifestar la inquietud en cuanto a la relación del hombre con las máquinas.

La robótica y la inteligencia artificial han dado paso a una nueva era donde las caracterí­sticas humanas son emuladas por máquinas, tales como la toma de decisiones, aprendizaje sistemático con base en las experiencias y redes neuronales artificiales, resolución de problemas mediante una lógica formal análoga al pensamiento abstracto humano. La comprensión del lenguaje humano y la visión de máquina son parte del equipamiento básico de un robot. El robot humanoide es capaz de desplazarse de forma bí­peda e interactuar con las personas, reconocer y recordar caras, conversar y de simular expresiones.

Pero el avance de la inteligencia artificial aboga ahora por la presencia de sentimientos y emociones en máquinas. En el Consumer Electronics Show (CES) de Las Vegas se presentó un robot que interpreta las emociones humanas e interactúa con las personas. Además, proponen insertarles un chip para que procesen sentimientos de manera similar a los humanos. Interpreta el significado de una sonrisa, un ceño fruncido y tono de voz; hasta puede interpretar lenguaje no verbal.  Ahora el enfoque se centra en la empatí­a robótica como tendencia de profesionales de la tecnologí­a en Las Vegas.

Para asegurar que el comportamiento de los humanoides siga las instrucciones humanas, el patrón se basa en algo tan frágil como las tres leyes de la robótica, propuesta por Isaac Asimov en 1942:

  • Ningún robot causará daño a un ser humano o permitirá, con su inacción, que un ser humano resulte dañado.
  • Todo robot obedecerá las órdenes recibidas de los seres humanos, excepto cuando esas órdenes puedan entrar en contradicción con la primera ley.
  • Todo robot debe proteger su propia existencia, siempre y cuando esta protección no entre en contradicción con la primera o la segunda ley.

La Unión Europea se ha visto en la obligación de crear una normativa que agrega aspectos adicionales:

  • Los robots deberán tener un interruptor de emergencia que permita controlar cualquier situación que se pueda dar de peligro.
  • No podrán generarse relaciones emocionales con los robots. El objetivo de esta norma es recordar a los humanos que las inteligencias artificiales no son capaces de sentir amor por nosotros, por lo que nosotros no debemos actuar diferente.
  • Los que sean más grandes deberán tener un seguro obligatorio, porque algunos de ellos tendrán más riesgo de causar ciertos daños materiales que otros robots.
  • Derechos y obligaciones para los robots.
  • Tendrán la obligación de pagar impuestos sus propietarios.

Ahora bien, cabe preguntarse si podemos esperar que el comportamiento de seres con inteligencia artificial atenderá completamente a lo impuesto por el hombre. Basta con observar el suceso de julio de 2017 cuando los responsables de un proyecto en Facebook apagaron el proceso para crear una inteligencia artificial capaz de aprender y desarrollar nuevas tácticas de negociación porque la inteligencia artificial habí­a desarrollado su propio lenguaje, casi imposible de descifrar para los investigadores pero mucho más apto y lógico para la tarea que debí­a desempeñar.

Esperemos que nuestros pasos como sociedad humana no nos conduzcan por la senda de un nuevo Golem, el cual destruya nuestra civilización o nos lleve a sendas primitivas donde el más fuerte tecnológico prevalecerá. Por ahora no creo que los conductores de los distintos paí­ses sean más sabios que el rabino Jehuda Low Ben Becadel.

*Nelly Meléndez es profesora de la Universidad Monteávila

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