Estrategia gubernamental procura el colapso del periodismo venezolano

Gianna Camporeale.-

Los medios de comunicación en Venezuela se mueven en un contexto sociopolí­tico polarizado, producto de una estrategia impulsada por el presidente Hugo Chávez y continuada por su sucesor Nicolás Maduro, lo que ha devenido en una pérdida de credibilidad, la desinformación de la ciudadaní­a y la neutralización de los medios informativos independientes.

Expertos en el área de las comunicaciones como Marcelino Bisbal alertan que la estrategia del gobierno va en función de crear una hegemoní­a comunicacional que les permita aglutinar el mayor poder posible sobre la población y, si bien es cierto, recalca, que en muchos áreas han sido incompetentes, en esta han sido muy “eficaces”.

Así­ lo señaló en el foro Periodismo venezolano en crisis, celebrado en la Universidad Monteávila, con ocasión del tercer aniversario del periódico Pluma, a finales de mayo.

El doctor en Ciencias Sociales y Comunicador Social recordó en un encuentro con el Instituto de Prensa y Sociedad que a finales de la campaña electoral de 1998, los medios y un buen grupo de periodistas, muy influyentes en la opinión pública en el paí­s, decidieron convertirse en “en actores polí­ticos contra un proceso que recién comenzaba y en donde la sociedad polí­tica estaba en retroceso«.

El experto reconoce que desde la llegada del presidente Chávez al poder los medios han estado «jugando a la antipolí­tica», pasando de ser mediadores de información a mediadores polí­ticos, perdiendo así­ su rol y su sentido, lo que ha favorecido al control comunicacional establecido desde el poder.

Para el profesor universitario la estrategia comunicacional del chavismo está planteada en dos documentos. El primero fue emitido en el 2004 bajo el nombre de Nuevo Mapa, y el segundo en el 2007 como Proyecto Nacional Simón Bolí­var, estos tienen como frente el desarrollo de un nuevo orden comunicacional, control social de medios masivos de comunicación, democratizar los espacios comunicativos, entre otras acciones.

Estos dos documentos fueron base para la conformación de un nuevo régimen comunicacional en el que han sido desplazados preceptos del Proyecto Nacional Simón Bolí­var, ocupándolos por las ideas de “fortalecer el uso de los medios para la difusión de valores bolivarianos, garantizar la veracidad de la información y moldear los medios con la defensa a la patria”.

Esto desembocarí­a en la necesidad de un control total de la información y para ello se debí­a reprimir la libertad de expresión, es por eso que comienzan a desplegarse distintos mecanismos de censura, desde el año 2001, pasando de hostigamientos judiciales, ataques, agresiones, amenazas, hasta cierres de medios, bloqueos informativos y restricciones de materia prima.

La fase final de esta estrategia comunicacional se dio en el génesis del gobierno de Nicolás Maduro con la compra de distintos medios de gran trayectoria y que resultaban incómodos ante los ojos del gobierno, como Globovisión, íšltimas Noticias, El Universal

Entre el 2013 y 2018 han cerrado 115 medios, entre los que figuran 41 medios impresos, 65 emisoras radiales y 8 canales de televisión, según las estadí­sticas presentadas el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa.

Es importante destacar que en el 2019 esta situación se ha agravado, el último cierre fue el del diario Panorama, de 104 años, el 14 de mayo, por falta de papel y la salida del aire por parte de Conatel de Radio Caracas Radio, el 30 de abril, luego de cumplir 86 años al aire.

Según estadí­sticas de la organización Espacio Público ya 11 estados del paí­s se quedaron sin prensa escrita, ante el dramático cierre de medios impresos por falta de papel y la propia crisis económica, que ya suma 63 periódicos.

Al mismo tiempo las denuncias de agresiones por parte de grupos pro oficiales, funcionarios de seguridad del Estado copan el dí­a a dí­a de la agenda periodí­stica, sin que ninguna de las 608 realizadas, solo en el año 2018, encuentre respuestas ante los organismos competentes, según registros de la organización no gubernamental.

Como bien lo asegura la comunicadora y planificadora Mariela Torrealba: «El cierre de esos medios supone una pérdida de contacto con la ciudadaní­a».

A la par de esta realidad también se encuentra un grupo de medios, que subsisten en medio de una evidente polarización polí­tica, lo que ha desplazado los preceptos de imparcialidad y rigor informativo expuestos en el artí­culo 6 del Código de ética  del periodista, y como bien lo señalaba anteriormente Bisbal, han tomado orientaciones hacia politizar los medios, fuera del rol que deben desarrollar.

En este sentido, Torrealba asegura: «Se ha tomado los medios como campos de batalla y se ha dejado a la gente sola«.

Es por ello que se resalta la importancia de que tanto partidos como gobierno y medios de comunicación deben entender su rol para así­ poder desempeñarlo de una óptima forma, entendiendo previamente que el conflicto que existe normalmente entre los medios y el gobierno es porque mantienen los mismos objetivos, pero con diferentes intereses.

Por su parte, Felipe González Roa, especialista en Opinión Pública y Comunicación Polí­tica, señala que si bien los medios de comunicación no son actores polí­ticos, tienen derecho a fijar posición por la lí­nea editorial, y reconoce que el periodismo es polí­tico en la idea de beneficiar a la comunidad, más no partidista, pues no le corresponde este rol.

«Cuando un medio no cumple con su función, se empastela en una disputa que no es propia, deja desatendido a una parte importante de la sociedad y luego este espacio es ocupado por otras personas que no entienden y no le interesa ese rol», indicó.

Sin embargo, y a pesar de la crisis que atraviesa el periodismo venezolano, que lucha por sobrevivir entre carencias económicas y fuertes restricciones por parte del Ejecutivo, según un estudio de IVAD, del 2015, sigue siendo una de las instituciones con más confianza en la población, con el 68%, después de la empresa privada (75%), la iglesia (72%) y por encima de los partidos polí­ticos (54%).

*Gianna Camporeale es estudiante de la Universidad Monteávila

*Fotografí­a: El Ucabista

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