Francisco Rodríguez.-
“El aleteo de una mariposa si está en el lugar correcto puede crear el más terrible huracán”, Ray Bradbury.
La mayoría de los cambios en la vida no empezaron con grandes hazañas, si no con pequeños cambios, pequeños cambios que se van sumando entre sí hasta que se desborda el vaso y cambia todo.
Este concepto descrito por la física, la filosofía, e incluso reusado mil veces por la literatura y el cine, se ha repetido una y otra vez a lo largo de la historia.
Gerard Way era un estudiante recién graduado de la escuela de artes de Nueva York y un 11 de septiembre por cuestiones del tráfico regresó tarde de su trabajo, en una tienda de cómics, y presenció el atentado a las Torres Gemelas.
Se sintió tan impactado que creó una banda punk emo llamada My Chemical Romance, banda que inspiró con sus temas oscuros, sangrientos y tristes a la escritora de Crepúsculo, quien dedicó su obra a ellos y años más tarde una fan de esta saga de vampiros creó un fan fic llamado 50 sombras de Grey.
Sin irse a lo grandilocuente, todos tenemos ejemplos así, algún mentor que conociste de casualidad que hizo que encontraras tu carrera soñada, algún accidente en el que tenías todo para salir mal y por razones ajenas a ti no te pasó nada, o incluso alguna noticia o libro que te hizo enojar y cambiar tu forma de pensar.
Así como algo te hizo cambiar, la Revolución Francesa no surgió únicamente porque una reina ofreció pastel cuando no había pan, fue una suma de injusticias que lentamente se fueron sumando hasta que la gente no pudo más y la reacción fue más fuerte que cualquier huracán.
La reacción generó miles y luego millones de muertos, independencias, revoluciones y guerras. La ola tumbó reyes, creó presidentes, generales y emperadores.
En Venezuela las injusticias están sumadas, el vaso está lleno y aunque no vamos a matar a miles de personas (en 25 años sí han muerto cientos), ya es hora de desbordar el vaso.
Así como el aleteo de una mariposa puede crear el peor huracán, y aunque el gobierno hace cada vez más grande el vaso, con sus mentiras, sus persecuciones y con el miedo creado a base de crímenes y desilusiones, tu gota cuenta. Lo que sea que puedas hacer en este momento, no es en vano, se suma a las miles de otras gotas que están tratando de desbordar el vaso.
Así como millones de personas de cientos de sitios del mundo a lo largo de la historia han creado su ola, es hora de crear la nuestra y por fin derramar el vaso.
*Francisco Rodríguez es estudiante de la Universidad Monteávila
