Miguel Teixeira.-
En el año 2015 se registraron más de 65,3 millones de personas refugiadas y desplazadas de sus países, una cifra record que representa un aumento del 9.7% con respecto al 2014, según las estadísticas anuales que recopila el Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). En Venezuela esta organización vio luz por primera vez en 1991 y al sol de hoy protege aproximadamente a 200 mil personas, de las cuales más del 95% son colombianas.
El documento principal que rige las acciones de ACNUR es la Convención de 1951, que estipula las características de las personas que pueden ser catalogadas como refugiados y cuáles deben ser rechazadas. “No podemos aceptar gente que sean delincuentes comunes, combatientes de grupos armados que justamente hayan cometido crímenes en contra de la humanidad, aquellos que hayan usado las armas para desestabilizar un estado o para someter a una población. Estas personas nunca pueden ser considerados refugiados”, apunta Julio Meier, representante del organismo en Venezuela.
En América Latina la causa más común por la cual se pide refugio es por la actuación de grupos armados ilegales, como las maras y pandillas, que son, según las palabras de Meier, “agentes de muerte, de persecución, de tortura, de trata de bancas, de prostitución y de desplazamiento”. La presencia perenne de dichos grupos en Colombia, más precisamente en las localidades cercanas a la frontera, es la causa principal de la gran cantidad de neogranadinos refugiados en Venezuela.
En el caso de nuestro país las personas que busquen refugio internacional deben pedir a las autoridades, de manera verbal, una solicitud de apoyo. Luego se procesa un acta legal que debe ser aprobada por la Comisión Nacional de Refugiados (constituida por los ministerios de Defensa, de Relaciones Exteriores e Interior y Justicia) y debe ser revisada por el organismo cada tres meses a través de una reunión con el refugiado.
En Venezuela es particularmente difícil manejar la situación de los refugiados debido a que la mayoría de los procesos legales requiere de una identificación, la cual en muchos casos de refugiados no se posee. Esto complica la inclusión de los afectados en los sistemas públicos de salud y seguridad.
“Los que tienen la responsabilidad de la protección de aquellos que buscan asilo son los gobiernos. El ACNUR y la sociedad civil estamos para apoyar los sistemas de gobiernos y hacer una incidencia en la política pública para que se ajuste y responda a las necesidades de los solicitantes de asilo”, aclara Meier.
Una vez las personas refugiadas pueden ser repatriadas, comienza un proceso llamado “la transición” entre el refugio y el restablecimiento. ACNUR entonces se convierte, durante los primeros meses, en un moderador que asegura que tantos las agencias de la ONU, el gobierno del país y la sociedad civil ayude a esas personas a reintegrarse en la sociedad a través del apoyo psicosocial y estudios sobre cuáles son las condiciones necesarias para recibir a estas personas.
Las organizaciones que ofrecen apoyo dependen del caso con el cual se trabaje. Meier expone que “las emergencias son tratadas por ACNUR y luego son delegadas al PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). En el caso de la infancia UNIFCEF toma su parte; y con respecto a la salud la Organización Panamericana de la Salud en el caso de Latinoamérica y la Organización Mundial de la Salud en el resto del mundo”.
Con respecto al auge de refugiados que ha experimentado el globo, su causa se le atribuye a los enfrentamientos en el Medio Oriente, sobre todo en países como Siria y Afganistán, así como a los conflictos aislados que no han podido ser solucionados. Pero tal vez la causa más profunda es la carencia de apoyo que han recibido estos refugiados por parte de los gobiernos.
“En un momento en donde tendrían que estar (los gobiernos) mucho más abiertos y solidarios, pero hemos estado viendo que no es así. Muchos países están cerrando las puertas a los refugiados, a los solicitantes de asilo. Tenemos gente que muere de hambre, que se ahoga y que son las víctimas preferidas por ser tan vulnerables. Los gobiernos, aunque están haciendo algo, no hacen lo suficiente”, sostiene el representante de ACNUR.
La solución, a su juicio, se divisa en la divulgación de los problemas que existen con respecto a los refugiados y desplazados y la sensibilización de la sociedad civil al respecto de ello. “Muchas personas y países ven a los refugiados como una carga”, lamenta.
Meier recuerda el caso del físico Albert Einstein, quien fue un refugiado durante la guerra. “Yo no se qué carga habrá sido el señor Einstein para Estados Unidos. La potencialidad que pueden traer los refugiados a una sociedad es enorme, la diversidad de conocimiento y cultura puede ser muy rica y depende de cada gobierno y de cada persona si sabemos aprovechar eso o lo subestimamos. En la medida de que podamos aprovecharlo ganamos todos”, subraya.
* Miguel Teixeira es estudiante de Comunicación Social.
* Luis Rodrigues es estudiante de Comunicación Social.