M Carreño / G Suárez.-
La educación humanizante es el eje transversal que debe sostener estructuralmente a la sociedad para contribuir al bienestar de la población en la construcción del ciudadano que se aspira tener.
En este sentido, la educación humanizante se refiere a la adquisición, práctica y evolución de los conocimientos para el desarrollo humano integralmente; es un compromiso con la paz y la justicia social, en consecuencia, este tipo de formación se sostiene y preserva a través de la educación.
En este contexto, el accionar humano contemplado en el diseño curricular actual se direcciona a desarrollar aptitudes en el estudiante para que en el futuro forme parte de la sociedad que se aspira tener; por lo cual, amerita que sea un adulto responsable, útil tanto consigo mismo como para los demás miembros de su contexto social y comunitario.
La forma de enseñar, las estrategias y los contenidos de las áreas académicas están direccionados hacia la formación humanizante de los educandos, considerando todas sus dimensiones: corporal, espiritual, psicológica, intelectiva, responsable de sus acciones, practicantes de valores morales y éticos, preparados para dialogar, razonar coherentemente, reflexionar, opinar; con iniciativa para crear, argumentar, explicar, preguntar, expresar ideas, pensamientos, entre otros; además le permitirá proyectar sus propias emociones de forma asertiva, lo que conlleva a la facilitación de contenidos acordes con el desarrollo del país, en el entendido de que a través de ese tipo de educación, se podrán formar ciudadanos seguros de sí mismos, capaces de dar aportes a la construcción de una sociedad más armónica y solidaria.
Del mismo, la educación humanizante ayuda al estudiante para que se conozca, decida lo que desea ser, se transforme, aporte cambios en su contexto, respete las individualidades considerándolas como experiencias complementarias de su aprendizaje y crecimiento personal. Asimismo, consiste en una educación por modelaje, inclusiva, democrática, centrada primordialmente en el ejemplo, consustanciada con una relación dialéctica entre el docente – familia – estudiante, para propiciar la motivación de aprender responsable y conscientemente en su proceso formativo integral. De allí radica la importancia de que el docente se apropie de la educación humanizante, capte sus inquietudes y le inspire.
Es decir, el ser humano para aprender algo de forma significativa requiere tener un ¿para qué? y un ¿por qué?, por tal motivo, se puede decir que no existen dos aprendizajes iguales, por cuanto la dinámica social y los intereses son cambiantes a nivel personal y colectivo, aun cuando se pueda trabajar por equipos de intereses comunes, cada quien tiene un objetivo y una meta a alcanzar, sin que ello afecte a los otros en su entorno más cercano.
En consecuencia, para que el aprendizaje se desarrolle armónicamente bajo una visión humanizante, amerita el esfuerzo individual y colectivo así como la concatenación de todos los factores internos y externos que repercuten en la dinámica educativa; la familia, la escuela y el docente, ameritan acciones e iniciativas educativas que procuren transformar la realidad actual de cómo es concebida al deber ser , estimulando la participación e integración de sus miembros al entorno a través del aprendizaje constructivista y por ende humanizante.
Por otra parte, es de suma importancia que las instituciones educativas motiven y apoyen al docente en su formación, desempeño profesional y velen para que se cumpla lo establecido en los programas, adaptándolos a las características del contexto educativo, promoviendo un clima organizacional ameno y de altura en los procesos pedagógicos y administrativos de la educación, preservando la formación humanizante, respetuosa e incluyente de la diversidad de pensamientos e intereses de cada estudiante.
Del mismo modo, la familia está comprometida e involucrada y tiene la responsabilidad desde el hogar de canalizar la formación de un ciudadano apto para la sociedad que se aspira tener, procurando acoplar los elementos morales, emocionales y cognitivos, favoreciendo el equilibrio y desarrollo integral de cada miembro en un mundo lleno de incertidumbres.
En este mismo orden de ideas, es a través del trabajo en equipo de todos los entes involucrados en el proceso educativo, donde se armonizan los elementos para el alcance de los objetivos de la formación integral del ser humano, ya que somos corresponsables de la educación humanizante y de la construcción de la pedagogía transformadora del ser, aspirando tener ciudadanos idóneos, comprometidos y responsables para formar parte de la comunidad circundante.
M Carreño / G Suárez.-
Buenos dÃas el ser humano que se forma debe tener una caracterÃstica particular partiendo de la humildad y sentido de pertenencia. Muchas Gracias por este aporte tan importante.
Excelente artÃculo, vale la pena difundirlo!