Los pájaros rojos alzaron vuelo

En 3 y 2

Freddery Dí­az.-

En 3 y 2

Cuando Wilfredo Tovar conectó un rolling al pitcher Felipe Paulino que terminó en un doble play, finalizó una campaña accidentada, llena de complicaciones debido a la situación económica de la nación, los lamentables fallecimientos de José Castillo y Luí­s Valbuena e incluso la posibilidad de un forfeit en un juego de final tras la polémica suscitada el 23 de enero. Pero también terminó una espera de 18 años en los que Cardenales de Lara sufrió muchas decepciones y observó impotente como otros equipos obtení­an la gloria. Ahora, son los larenses los que observan a todos desde arriba.

Antes de clasificar a 3 finales consecutivas, Cardenales habí­a sido eliminado 6 veces en 7 años en temporada regular. Luí­s Sojo, Félix Fermí­n y Pedro Fuentes fueron algunos de los nombres que dirigieron a Lara sin conseguir frutos durantes esos años de dificultades. Aunque Robert Pérez, Raúl Rivero, Tom Evans y Luí­s Jiménez, hombres probados en esta liga, fueron parte de esa alineación, no lograron alcanzar el objetivo y tuvieron que conformarse con observar por televisión cómo otros lograban el campeonato.

Carlos Miguel Oropeza, hijo del presidente del equipo Humberto Oropeza y gerente deportivo, comenzó a armar una generación de relevo, entregando a sus piezas más importantes a cambio de muchachos con mucho potencial, para construir un equipo que a futuro aspirase al campeonato. Y lo logró.

Carlos Rivero, Ildemaro Vargas, Williams Pérez, José Castillo, Francisco Arcia, David Martí­nez, Felipe Paulino y Alexis Rivero llegaron de otros conjuntos, y junto a otros noveles firmados por el equipo como Néstor Molina, Juniel Querecuto (hijo del recordado receptor de Lara Juan Querecuto), Luí­s Valbuena y Elvis Escobar transformaron a Cardenales en un conjunto ganador. Los aportes de importados como Rangel Ravelo, Alejandro de Aza, Paulo Orlando, Jorge Martí­nez y Ryan Nelly blindaron aun más a los crepusculares.

Los dos primeros meses de la campaña fueron de dominio y tranquilidad para Lara, pero diciembre fue una época de dificultad, debido al descenso de su ofensiva y la perdida de Castillo y Valbuena, pero el colchón que traí­an les permitió avanzar a la postemporada en el segundo lugar, con 35-28.

Para la primera serie de los playoffs, se reforzaron con Herlis Rodrí­guez y Alí­ Castillo, para añadir más a su bateo. El truco funcionó ya que superaron a los Bravos de Margarita en cinco juegos. En la semifinal añadieron a Henry Rodrí­guez, y aunque batearon muy poco, su cuerpo de lanzadores superó con creces a los bateadores de los Navegantes de Magallanes, para ganar la serie 4-2.

Pero fue en la final ante los Leones del Caracas que se combinaron todos los factores para alcanzar la gloria. Su ofensiva, reforzada con Willians Astudillo, estalló y masacró al cuerpo de lanzadores de los melenudos, mientras que los pitchers hicieron lucir muy mal a los bateadores rivales. Lara anotó 40 carreras en los cinco juegos de la final, mientras que Leones apenas hizo 14.

Cardenales de Lara alcanza así­ su quinto titulo en la liga, cuarto ante los capitalinos, además del primero en 18 años. ¿Ahora que viene? Aunque la Serie del Caribe ya no se hará en Barquisimeto, Lara tiene la responsabilidad de acabar con otra sequí­a, una de 10 años en la que equipos venezolanos no se coronan en el caribe.

Lo bueno: Todo en el equipo. El absoluto dominio que les permitió coronarse por quinta vez

Lo malo: La Serie del Caribe ya no se realizará en Barquisimeto.

Lo feo: el fallecimiento de José Castillo y Luí­s Valbuena el 7 de diciembre.

 *Freddery Dí­az es estudiante de la Universidad Monteávila

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