Christian Hauer.-
Ready Player One es una película de acción del 2018 dirigida por Steven Spielberg y protagonizada por Tye Sheridan. La cinta toma lugar en América en el 2048 cuando el mundo está en un estado de infelicidad y las personas deciden vivir jugando en un mundo de realidad virtual llamado Oasis, como una forma de escapismo. Tras la muerte del creador del juego se inicia una aventura de tres desafíos para obtener el control total de este y un joven llamado Wade Wilson, junto con sus amigos del mundo virtual, deciden unirse.
Narrativamente la película es tan entretenida como vacía. La cinta presenta dos contextos distintos, uno es el mundo real y el otro el Oasis, siendo este ultimo el que contiene algún tipo de importancia narrativa dentro de la historia.
En el mundo real destruyen todo lo que la película consigue dentro del juego, las emociones de los personajes no parecen tener ningún tipo de importancia y estos no actúan como personas.
La cinta avanza a una velocidad bastante elevada y, en general, mantiene un foco en el puro espectáculo y no en la solidez de la historia. Muchos problemas pueden pasar bajo la mesa debido a la velocidad e incluso al notarlos parecerían no tener mayor impacto en la historia, pero el mínimo conocimiento del funcionamiento de los juegos de video es nocivo para la experiencia.
El funcionamiento del setup de realidad virtual no tiene ningún sentido ni en practicidad ni en diseño de juego. Un pequeño detalle como un empleado jugando con mouse y teclado crean una duda gigante en cuanto a los villanos principales de la película, una organización que contrata a miles de empleados para que consigan ganar los desafíos y que; sin embargo, utilizan simuladores de cuerpo completo, que técnicamente generan mayores gastos, reducen la cantidad de empleados que pueden trabajar en ello desde el comienzo y causan una desventaja significativa en puntería contra un mouse.
Visualmente la película está muy bien dirigida y, sobre todo, en las secciones animadas consigue unos segmentos dignos de admiración. En el diseño de personajes se puede notar mucho el efecto del uncanney valley; es decir, la incomodidad que se siente al ver algo que es muy parecido a un humano pero que no llega a serlo, y hay enormes cantidades de referencias a películas de los 80 y 90 esparcidas a lo largo de la cinta.
Sin embargo, sirven simplemente como referencias vacías. Hay una en particular que sí llega a ser mucho más que eso y es una muy personal para Spielberg: una escena en donde los personajes entran a The Shining, película de Stanley Kubrick, y cada detalle del hotel es recreado con una impresionante fidelidad, usando una reconstrucción digital del ambiente a partir de un escaneo de alta calidad de la película original e insertando a los personajes en ella.
Dentro del juego cada usuario presenta una imagen personal customizada y muchos actúan de forma fantasiosa, como si fueran personajes de alguna película, cosa que tiene sentido en este contexto y que de hecho se ve fortalecido con los pequeños detalles humanos que muestran que en realidad son personas metidas en su papel.
Los personajes tiene sus inseguridades y de hecho se crea un romance entre el protagonista y Art3mis, Olivia Cooke, el cual presenta una temática importante que dentro del juego solamente muestran lo mejor de ellos.
Tristemente esto se desmorona en el mundo real debido a la elección de casting, pues todo el dilema de aceptar a alguien por quien es en realidad no suena tan genuino cuando la persona del otro lado de la pantalla pudiese ser modelo.
También a lo largo de la cinta se trata la historia del creador del juego y sus inseguridades, todas las secciones relacionadas a esto están muy bien implementadas y de hecho son los mejores segmentos narrativos de la película.
Se envía de forma correcta una moraleja respecto al escapismo en el que la mayor parte de ese mundo vive, pero por otra parte este mensaje después es ridiculizado cuando el protagonista lo narra al final de la película, abandonando completamente la sutileza. Esto mismo, por la forma en que es presentado causa que Wade termine siendo un personaje egoísta y arrogante.
El soundtrack fue escrito por Alan Silvestri y tiene un sonido orquestal pequeño que eventualmente se mezcla con canciones de los 80 e incluso hace referencia al tema de Back To The Future. La canción que mejor encapsula los aspectos positivos de la película es: There’s Something I Need To Do.
La cinta queda en un lugar incómodo para recomendar, muchas cosas en la escritura no funcionan; sin embargo, las cosas que hace bien son tan entretenidas que en parte solo te hacen querer dejar los errores pasar.
* Christian Hauer es estudiante de la Universidad Monteávila