Economí­a para la gente | Inflación: Lo visible vs. lo invisible (XIX)

Bancos Inflación

Rafael J. Avila D.

En Venezuela hasta 1941 habí­a rasgos de un sistema de banca libre. Foto: Banca y Negocios

En el artí­culo anterior, luego de haber culminado la revisión de las consecuencias causadas por las formas en que el gobierno trata de resolver la inflación-un corregir errores con errores-, lo que podemos llamar efectos colaterales de la inflación, y que no son muy evidentes; y luego de haber hecho reflexiones en cuanto al tema inflacionario, continuamos planteando las que podrí­an ser algunas soluciones al tema. En este artí­culo, continuaremos planteando otra.

Ya comentamos sobre amarrar las manos al gobierno ví­a cláusulas legales, sobre la responsabilidad que se requiere del estamento polí­tico, sobre medidas o reglas monetarias como el Patrón Oro, competencia de monedas, dolarización, sobre instaurar una Caja de Conversión, sobre la regla del NGDP Targeting, sobre una estrategia integral para des-indexar la economí­a, sobre la NRI Rule, sobre la Regla de Taylor, sobre la Regla Monetarista o de Friedman, y sobre la Regla de Hayek.

Continuemos revisando lo que podrí­an ser algunas soluciones a la inflación, trabajando sus causas, y así­ evitar sus muy nefastas consecuencias. Recordemos que para resolver el problema inflacionario, los gobiernos acuden a controles de precios, con el argumento que si la inflación es el alza de los precios, entonces la solución es sencilla: controla el precio.Y ya hemos reflexionado en artí­culos anteriores, que esa terapia no sólo no resuelve el problema de fondo, sino que además empeora la situación con terribles consecuencias.

Hemos hecho un diagnóstico en muchas aristas del problema, y espero haber logrado transmitir la idea de lo importante que serí­a para nuestras sociedades el control de la inflación.

Lo primero es recordar el origen del problema y enfocar al responsable: el gobierno. Entonces, si la raí­z de todos los problemas enunciados a lo largo de esta serie de artí­culos está en la inflación, y esta sólo la puede generar el gobierno, pareciera que lo que hay que hacer es evitar la inflación, forzando a que el gobierno no la genere.

Veamos otra medida que controlarí­a la inflación, pero que requiere de un Parlamento alineado a los intereses del pueblo.

 Banca Libre:

Vale la pena iniciar comentando dos cosas. Una, que todas las reglas o medidas presentadas y descritas en las entregas anteriores de esta serie de artí­culos, asumen la presencia de un banco central. Es decir, las anteriormente presentadas son reglas monetarias para ser aplicadas por un banco central. El arreglo monetario que analizaremos en esta entrega no necesita la presencia de un banco central; es decir, el banco que hoy en dí­a funge como rector de la polí­tica monetaria (bajo propiedad del Estado, pero que podrí­a pasar a ser de propiedad mixta), bien podrí­a seguir financiando al gobierno o a los sectores de la economí­a que el gobierne considere, y en las condiciones que mejor prefiera, pero ahora competirí­a con los demás bancos privados.

Otra, recordar que esto no serí­a del todo innovador para Venezuela, pues el arreglo institucional que existí­a en nuestro paí­s, antes de la creación por decreto gubernamental del Banco Central de Venezuela (BCV), en 1939, y hasta la puesta en marcha de éste en 1941, tení­a rasgos que lo aproximan a un sistema de banca libre. Es decir, el arreglo institucional bancario que existió desde los inicios de la República (en 1830) hasta 1940, por un perí­odo nada despreciable de 110 años, tuvo caracterí­sticas que lo asemejan a lo que la teorí­a económica describe como un sistema de banca libre. Como puede verse en el loable trabajo que el profesor Asdrúbal Baptista hizo de ordenar las cuentas del BCV, presentado en su libro Bases Cuantitativas de la Economí­a Venezolana, los resultados de este sistema (de 1830 a 1940), en cuanto a estabilidad de precios, preservación del poder de compra, inflación y estabilidad del ciclo económico, fueron muy superiores a los que hasta el momento ha producido el sistema de banca centralizada en Venezuela.

A continuación se presentan los rasgos de un sistema de banca libre:

  1. La emisión de moneda no está monopolizada por algún banco o institución, sea pública o privada.
  2. Cada banco tiene la libertad de emitir su propia moneda y en la cantidad que le parezca conveniente.
  • Cada banco puede regular el crédito que otorga.
  1. Cada persona puede constituir y fundar un banco, ajustado a las leyes mercantiles vigentes, y ofrecer servicios financieros.
  2. Competencia con otros bancos por la preferencia de los consumidores o clientes.
  3. Competencia entre monedas de las instituciones financieras. Puede decirse que en un sistema de banca libre se da la competencia de monedas, pero no de fiatmoney sino de emisión privada.
  • Cada banco puede decidir qué requisitos deben completar los ciudadanos para ser sus clientes, y para recibir créditos por parte del banco.
  • No hay monopolio de emisión de moneda.
  1. No hay un banco rector de la polí­tica monetaria.
  2. No hay lender of last resort (prestamista de última instancia).
  3. No existe banco central.
  • No hay moneda de curso legal o forzoso: cada banco emite sus propios billetes y notas.
  • Puede haber una moneda de respaldo (p.e. oro): el billete puede ser canjeado por oro a solicitud del portador.
  • La reserva puede ser fraccionaria. Si no, no podrí­an prestar los depósitos a la vista (coeficiente de 100% de reservas).
  1. No se exige un mismo coeficiente de reservas bancarias para todos los bancos; cada institución define su propio coeficiente a mantener (auto-regulación).
  • Existe cámara de compensación. Pueden auxiliar a los bancos afiliados en momentos de estrecha liquidez (mercado “overnight”).
  • Los bancos pueden desarrollar redes de agencias.
  • Las notas y billetes de cada banco son aceptados a un valor que tiende a ser a la par.
  • No hay control de tasas de interés, y la libre competencia entre bancos las «regula».
  1. El ciudadano de a pie tiene libertad para elegir la moneda de su preferencia.

El sistema de banca libre somete la producción de moneda y la actividad bancaria a sus reglas generales y al mercado. Para Hayek, en un entorno de libertad monetaria los bancos emisores producirí­an una moneda tipo fiat, y la competencia los obligarí­a a regular su cantidad a fin de asegurar la estabilidad de su poder adquisitivo. Si la moneda no fuera estable el público la rechazarí­a y el banco perderí­a su negocio. Según Hayek, esta moneda, debido a su estabilidad, terminarí­a resultando más atractiva que el oro o el dinero bancario convertible. Se han formulado diversas crí­ticas a la posibilidad de la «moneda hayekiana».

La mencionada Norma de Productividad se da mejor en un mercado libre de intervenciones, en la presencia de banca libre, y esta dinámica es el resultado espontáneo y no intencionado de los bancos emisores bajo competencia. La Norma de Productividad es un fenómeno de mercado cuyo entendimiento contribuye a comprender cómo la polí­tica monetaria genera ineficiencias en el mercado.

No hay duda que un banco central posee lí­mites que la banca libre no sufre, pero el menor de los males siempre es preferible a uno mayor.

En banca libre el dinero base suele ser un commodity, oro, plata, etc. En el caso en que hubiese bancos de emisión privada, pero respaldando en dólares estadounidenses, por ejemplo, las notas privadas (billetes) serí­an convertibles a dinero fiat emitido por un monopolio estatal (un banco central). Es decir, mientras hay una estructura en apariencia de banca libre, la misma no se desarrolla bajo reglas de libre mercado y competencia. Teóricamente, un sistema de banca libre puede funcionar tanto con más de un dinero base (por ejemplo oro y plata), como sobre dinero fiat.

Los beneficios legales de los bancos centrales (curso forzoso y falta de competencia) y las presiones polí­ticas a las que ellos deben responder, hacen de su potencial comportamiento errático un problema no menor al de los shocks bajo patrón oro (problema que no se ha materializado a lo largo de la historia del patrón oro, pero que sí­ han sufrido los diversos bancos centrales). La estabilidad del sistema depende de la estabilidad del dinero base; incluso los mejores bancos centrales del mundo no han podido superar el performance de las instituciones monetarias predecesoras.

Los beneficios del dinero privado van más allá de la estabilidad monetaria, también representan un negocio con importantes beneficios para el sector y la economí­a en general.

Los casos que frecuentemente se emplean para ilustrar el sistema de banca libre, como más emblemáticos, son los de Hong Kong, Escocia e Irlanda del Norte. Otros estudios muestran que también hubo perí­odos de banca libre en Canadá, Suecia, Suiza, Chile, Australia, Colombia, China y Francia.

Esta afirmación de Mises en La Acción Humana (1949) es reveladora:

“Se interfirió la banca precisamente porque los gobernantes sabí­an que la libertad bancaria limita y restringe la expansión crediticia.”

Bueno amigos, dejémoslo en este punto por los momentos. En el próximo artí­culo continuaremos desarrollando la propuesta del sistema de banca libre, un arreglo monetario institucional distinto al que rige actualmente.

Entender la economí­a polí­tica de la inflación y de los controles, identificar ganadores y perdedores, nos permite entender por qué es difí­cil cambiar el statu quo.

 *Rafael J. Avila D. es Decano de la Faculta de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad Monteávila

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