El compromiso invaluable de la parroquia Claret

Miguel Eduardo González.- 

Ya son 127 años desde que el germen claretiano se sembró en el Valle de Caracas para atender al prójimo en sus necesidades más básicas. A lo largo de los años, este espí­ritu guiado por las enseñanzas de San Antonio Marí­a Claret se ha consolidado y en un momento tan crí­tico para la nación no se cansa de tender la mano.

La conocida parroquia Claret, ubicada en Los dos caminos, en Caracas, se fundó a finales del siglo XVII como una ermita dedicada a la Virgen del Carmen, por iniciativa del señor Agustí­n Aveledo (ingeniero y educador venezolano) para que los miembros de la comunidad  pudieran celebrar la santa misa.

Posteriormente, en el año 1953 se crea la parroquia San Antonio Marí­a Claret y se funda el colegio Claret junto a la parroquia, consolidando así­ una comunidad. Uno de sus principales precursores es el padre Aderito Garcí­a, quien llegó hace más de 50 años a Venezuela dedicado al servicio de las comunidades haciendo de esta parroquia un hogar.

Desde su creación la parroquia se ha caracterizado por su contribución a la sociedad y su preocupación por el prójimo y sus feligreses. Actualmente, a pesar de la coyuntura polí­tica, social y económica convulsionada que se vive en el paí­s, la Parroquia Claret continúa con su misión de ayudar a la comunidad, facilitándole servicios y espacios donde puedan desarrollarse como fieles creyentes de la iglesia.

En lo religioso existen Grupos de Acción Apostólica como la Legión de Marí­a, la Acción católica, los Carismáticos y más. A su vez, se realizan cursos de formación católica como: catequesis familiar y para confirmación, encuentros matrimoniales, renovación carismática, escuelas de novios y de evangelización, entre otros.

En el aspecto social se encuentran grupos de ayuda de Alcohólicos Anónimos, Narcóticos Anónimos, Comedores Compulsivos, Neuróticos Anónimos y de recreación como los Scouts Claret. En salud, está el dispensario con servicios de laboratorio clí­nico, odontologí­a, ecografí­a, nutricionistas, traumatologí­a y pediatrí­a, en los cuáles trabajan 18 médicos y  se atienden en promedio 200 personas al mes.

Con más de 100 años de historia, de labor y compromiso la parroquia siempre ha tenido un objetivo claro: educar al hombre desde las cosas más básicas hasta el plano más profundo, el plano espiritual.

*Miguel Eduardo González ([email protected]) es estudiante de la Universidad Monteávila.

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